DINO VALLS: UN CUADRO DE 1978
Dino Valls (Zaragoza, 1959) me escribe desde Madrid, donde vive y trabaja desde finales de los años 80 con motivo de mi novela ‘Cariñena’, que transcurre en diez días de octubre de 1978. Y me envía uno de sus primeros cuadros, precisamente de ese año. Dice Dino: “El 78, una cosecha en la que también yo maduré, a mitad de mis estudios de medicina, y en los fascinantes momentos en los que empezaba a andorrear ambientes artísticos de Zaragoza, mis primeros contactos con pintores, mis primeros cuadros colgados en la Lonja, todos jóvenes inquietos llenos de ilusiones y melenas. El primer cuadro que pinté después de ese octubre, fue ya mi primera obra su(i)rreal, dejé paisajes, pueblos, naturalezas muertas, y comencé a deambular por pasadizos mentales, menos acierzados pero más fangosos. Todo nuestro porvenir que iba aquellos días encaminándose tan inciertamente, era el de toda una generación, el de una democracia que, dando traspiés, fue medrando por nosotros, junto a nosotros o a pesar de nosotros, vete a saber, pero se iba avanzando con avidez, huyendo de pasados embotados y carpetovetónicos”.
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