GEORGES PEREC, EN IMPEDIMENTA
Enrique Redel empezó sus pasos en la literatura como escritor, pero pronto se dio cuenta de que lo que de veras le gustaba era la edición, que es una manera de escribir, de elegir, de soñar y de confeccionar un catálogo íntimo. Primero lo hizo con Libros del Funambulista, donde trabajó en equipo, y desde hace un tiempo ha creado un nuevo y cuidadísimo sello, Impedimental, que edita un día sin otro títulos sorprendentes y muy cuidados.
Ayer me llegó uno de los últimos: Lo infraordinario de Georges Perec, traducido por Mercedes Cebrián –a la que entrevistaremos dentro de dos jueves en Borradores-, que lleva una introducción de Guadalupe Nettel, una turbadora cuentista. El libro me evoca, en algunos tramos, “Me acuerdo”.
Con ese estilo impresionista, anota Perec y envía estas postales:
-“Tiempo sublime, comida fina, gente selecta. Estamos en el hotel de Gascogne. Nos acordamos mucho de vosotros”.
-“Visitando la Manche. Mucha calma. Playas bonitas. Me quemé al sol. Besos”
-“Estamos recorriendo Grecia. Siestas adorables a la orilla del mar. Conocemos a gente muy simpática. Os recordamos a menudo”.
*Georges Perec y su gato negro.
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