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Antón Castro

AUTORRETRATO DE RICARDO MENÉNDEZ SALMÓN

AUTORRETRATO DE RICARDO MENÉNDEZ SALMÓN

[Me gusta mucho la serie de autorretratos que está haciendo Fernando Valls en su blog, que se ha convertido en una bitácora exquisita, cuidadísima y de referencia. El otro día publicaba este autorretrato del escritor Ricardo Menéndez Salmón –autor de libros como La ofensa (Seix Barral, 2007) y Derrumbe (Seix Barral, 2008), y los cuentos recientes de Gritar (Lengua de Trapo, 2007)- al que he visto en dos ocasiones, la última en Zaragoza, durante una entrevista, y otra vez en Sevilla.

 

[Nacimiento: En Gijón, el 18 de febrero de 1971.

Procedencia: Menéndez, de solar asturiano; Salmón, de solar cántabro.
Estado civil: Casado con Susana Carro Fernández. Padre de una hija de ocho meses: Vera.

Obra publicada: Dos libros de relatos: Los caballos azules (Trea) y Gritar (Lengua de Trapo), y seis novelas, nouvelles o como se desee llamarlas: La filosofía en invierno, Panóptico y La noche feroz en KRK, Los arrebatados en Trea y La ofensa y Derrumbe en Seix Barral.
Pasiones: El fútbol (sufriente seguidor del Sporting de Gijón), la gastronomía (arroz y pescado, sobre todo, en cualquiera de sus formas y/o manifestaciones), el ajedrez, el mundo griego, los caballos (sólo para contemplarlos, jamás me he montado en uno), el cine de Tarkovski, un puñado de pintores (Cimabue, Piero della Francesca, Schiele, Rothko, Bacon), ciertas músicas (Bach, el jazz, Tom Waits, la electrónica alemana) y las mujeres (Nastassja Kinski, Charo López, Isabelle Adjani).

Me hubiera gustado ser: Marcello Mastroianni en La dolce vita o Jean Paul Belmondo en Al final de la escapada.

Me hubiera gustado escribir: Gran Sertón: Veredas, de João Guimaraes Rosa, o Vidas minúsculas, de Pierre Michon. Me hubiera gustado conocer: A Sócrates y a Lenin.

Un libro: Viaje al fin de la noche, de Louis Ferdinand Céline. Un verano, en Llanes, a los 18 años, entre fiesta y fiesta, de playa en playa, lo leí por puro azar, porque me agradó su título. Cuando lo acabé, había descubierto una vocación: quería dedicar el resto de mi vida a intentar escribir un libro como aquel. [En la sección “Letras para la vida” de Borradores (Aragón Televisión) Ricardo recomendó este libro con absoluto entusiasmo.]

Diez escritores (por orden cronológico): Platón, Spinoza, Marx, Dostoievski, Proust, Kafka, Faulkner, Onetti, Camus, Bernhard, DeLillo.
Una virtud que aprecio (y poseo): La generosidad.

Una virtud que aprecio (pero no poseo): La templanza.

Un defecto que tolero (y ejerzo): La ira.

Un defecto que no tolero (ni ejerzo): La frivolidad.

Un deseo universal: Un mundo más justo y en paz, donde los políticos sólo sean gestores de lo público, no su encarnación.
Un deseo literario: Poder satisfacer algún día esta frase de Blanchot: «Su vida está enteramente consagrada a la literatura y al silencio que le es propio».

Un lema vital: Este adagio latino: Nec metu, nec spe.
Un lema literario: Acercarse a la obra, como quería Miró de la pintura, desde la máxima ambición para ejecutarla con la mayor humildad.
Qué es para mí la literatura: a) Una forma privilegiada de inquisición, b) una forma privilegiada de consuelo y c) otro de los nombres de la belleza.
Cómo titularía mi autorretrato: Hombre de palabra.

*Esta foto pertenece a los archivos de El País.

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