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Antón Castro

ANGEL CRISTOBAL: MEMORIAS DE UN POLEMISTA

ANGEL CRISTOBAL: MEMORIAS DE UN POLEMISTA

 

Ángel Cristóbal Montes es un animal político. “Yo soy un polemista, un hombre al que le gusta dialogar bien”, dice. Tiene algo de tempestuosa criatura de Dostoievski que defiende la conspiración en política. ‘Fragmentos de Memorias políticas. Cinco guerras’ (Mira) ya lo casi lo anticipa en el título. El volumen es el ajuste de cuentas de un pesimista en la línea de Norberto Bobbio que empezó siendo “un entusiasta, ilusionado y fogoso político”. Confiesa: “Jamás volveré a odiar políticamente a una persona como había odiado al general Franco”. Tampoco será anti nada de modo tan radical. Ángel Cristóbal cuenta su ingreso en la política, de la mano del PSOE y de Sáinz de Varanda, cuyo ‘biscuter’ empujó más de una vez. En los primeros capítulos habla de “los tiempos felices”; pronto detecta un rival, Marraco, “el astuto político montañés”, al que llama en la intimidad “el gañán del Pirineo”, que le birla la presidencia del Gobierno de Aragón. Ese hecho marcó su evolución y orientó su camino hacia el PP. Analiza su trayectoria, sus fracasos y sus enconos: con Hipólito, con Marco, con Triviño, con Lanzuela –que irrumpió “sin carisma político alguno y sin tarea cumplida de ninguna especie”- y con los actuales dirigentes del PP. Una de sus certezas es que “lo primero que hace el hombre es mentir”. El libro, que se presenta hoy en Cajalon, repasa la historia de la política aragonesa y nacional. “Antonio Piazuelo tenía un poderoso enemigo que era Antonio Piazuelo”, observa. Esa frase, a la luz de la lectura de este rescate “en los hondones de la memoria”, es perfectamente aplicable a él mismo. Es, tal vez, su mejor autorretrato.

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