HIROMI UEHARA: TALENTO Y PASIÓN POR LA MÚSICA
Antes del espléndido concierto de anoche, en la sala Multiusos, estuve con Hiromi, la pianista japonesa formada en Berklee y en la Escuela Musical Yamaha. Estuve con mi hijo Daniel, que hizo de traductor, y con Susi, una operadora de cámara de Aragón Televisión, de la productora Chip. Dentro de unos días, la pianista aparecerá en Borradores. Hiromi nos contó que se había inclinado hacia el piano porque su madre había querido ser pianista, y que ha convivido con la música desde muy pronto. Nos habló de su estancia en la Escuela Yamaha, del encuentro con Chick Corea y de su mezcla de estilos: el jazz clásico, la música clásica (dijo que le interesaba mucho porque le permitía abarcar y recorrer la complejidad de la literatura de piano), el rock, la música electrónica, nos habló de su colaboración con Corea en un disco que saldrá en breve, “Duets”, y también nos habló de su pasión por España.
Le gustan la alegría, las calles, el sol, la música, la comida. Hiromi tiene un blog donde publica fotografías de comida y de cosas que le llaman la atención. Le gusta mucho el “Concierto de Aranjuez” y la pieza “Spain”, y la ha tocado varias veces con su amigo y maestro Chick Corea. Da gusto ver cómo se miran: hablan con los ojos, hablan con un levísimo gesto y los pianos murmuran, sollozan, se encuentran en la armonía, en la belleza que se atreve a desmoronarse.
Cuando toca, dijo, encuentra el placer, la alegría, la felicidad. Escala la más alta colina de la intensidad y de la rapidez. Le apasiona la danza, el movimiento, la velocidad y por eso, nos dijo, le interesan mucho figuras como Bruce Lee, Jackie Chan o Carl Lewis, que son mitos para ella. Mitos cotidianos, como lo es Frank Zappa: le gustaría que resucitase para tocar con él. Entró en el camerino y expresó su admiración inmediata ante Mauricio Pollini o Krystian Zimmerman. Más tarde, también rendiría tributo de admiración hacia Oscar Peterson.
En su concierto, con dos guitarristas extraordinarios, uno norteamericano y otro inglés, y un batería brasileño, Hiromi impresionó al público de la sala Multiusos. Demostró que es una virtuosa absoluta, que siente la música y su electricidad, que se vuelve enérgica y energética. Cuando tocó una pieza de Gershwin, el espacio estuvo a punto de venirse abajo. Fue la ratificación de talento, de su sensibilidad, de pasión por el instrumento, de su comunión inefable con los sonidos.
Hiromi tiene algo de duende femenino y adolescente de la música, tan pícaro como sutil e incontrolable. Es una investigadora de la forma. Si se lo propone, sobre un escenario llega adonde se le antoja.
*Esta es la foto de promoción de Hiromi Uehara.
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May -
Alex Nortub -