CONCHA TABUENCA: FELIZ MEMORIA DE LA CIENCIA
Hace unos días, en una de las sesiones del Club 33 que coordina Ángel Melero, conocí a Concha Tabuenca, una zaragozana nacida en 1935, que se licenció en Químicas. En realidad iba a hacer Físicas, pero vio que había más mujeres en Químicas, y cambió de especialidad. Hacia 1955 entró a trabajar en el Centro Experimental de Aula Dei, y permaneció allí alrededor de 40 años. Concha Tabuenca no se acuerda muy bien del pasado, pero sí rescata una anécdota entrañable: en la Cartuja de Aula Dei había un fraile que fue reclamado para realizar el servicio militar, y le destinaron a un hospital. Al final, los padres de Concha Tabuenca lo recogieron en su casa porque le resultaba muy incómodo retornar cada día a la Cartuja de Aula Dei; de vez en cuando la madre la pedía que le cuidase a los hijos mientras preparaba la cena. Conchita pasó muchas horas en brazos de aquel hombre afable. Años después, cuando ella ingresó en la Estación Experimental, el monje entró sin apenas resuello y dijo: “¿Dónde está la Conchita?”. Concha Tabuenca no tardaría en sacarse el carné de conducir y en adquirir un ‘dos caballos’. Algún tiempo más tarde publicó un libro de referencia: ‘La influencia del clima en los árboles frutales’, que ha sido el manual de muchos estudiantes e investigadores. En la revista del centro siguió publicando artículos. Viajó por aquí y por allá, habló de los cultivos de las manzanas, de la incompatibilidad entre el patrón y el injerto, y en 1994 se jubiló. Ahora, con dulzura y la ansiedad justa de quien desea aprender más cada día, evoca aquellos días de investigación y de luminosas mañanas en los jardines de Peñaflor.
*Este artículo corresponde a mi serie 'Cuentos de domingo'. La foto es de Harry Callahan y está fechada en 1945. Por supuesto que no es Concha Tabuenca. No entran bien las fotos.
2 comentarios
Carmen Millán -
Virginia Tabuenca -