ANA MUÑOZ: POEMAS DE 'SÓLO PARA LA NOCHE'
Esta semana, Ana Muñoz (nacida en Cuenca, afincada desde muy niña en Teruel y estudiante ahora en Zaragoza) presenta su libro ‘Sólo para la noche’ (Lola Editorial) el próximo miércoles, día 11 de febrero, a las 20 horas en la librería Antígona, de Pepito y Julia, (C/ Pedro Cerbuna). Dice Ana: “Me acompañarán el editor, Manuel M. Forega, Ángel Gracia y Octavio Gómez Milián. Tras su intervención, Louisiana tocaremos un par de temas en acústico”. Le pido algunos poemas y aquí están estos dos. Ahora será entrevistada esta semana en Borradores por Ana Catalá Roca. La foto es de Aurelien Le Duc.
REFORMULACIÓN DE NARCISO
De ser pez en el abismo, habría
de golpear con saña la lira de mi espina
para oírme la carne, la sangre y el aliento,
Miguel Ángel Ortiz Albero, de 5.
(Escupí y el suelo se hizo lágrima,
lloré piedras y éstas atravesaron el espejo,
formando un charco de silencio abusado).
Pregunté
a quién pertenece el reflejo que recibo cada vez que me asomo a la muerte.
El éxtasis de la mentira no dura siempre. Hago del cielo mi ilusión, pero éste es incierto, por eso no quiero ser ángel, ni quiero mover mis alas en vuelo hacia la nada.
No me reconozco en lo que nado. Quisiera ahogar el trazo del miedo cuando es el miedo el que escribe. Mover, a la vez que la palabra, los brazos, y no hundirme de tan débil.
Pregunté
cómo caer dos veces por la misma lágrima, llorarlo todo dos veces para emerger del recuerdo envenenado que la amnesia deja. Cómo cruzar dos veces por el mismo río.
Y después
cómo nadar sin que el agua borre lo que ya he nadado.
En el espejo descubro el reflejo de otra muerte, en mis piernas las líneas del dolor diluido en agua, en mis rodillas los golpes de quien se postra ante la angustia.
Son violentas mis brazadas porque siento que no sé dejar atrás a la que desnuda nada, y aterida. Hasta dónde el llanto, hasta dónde mi cuerpo.
Pregunto
si voy escupiendo lágrimas, cuántas piedras dejaron de ser inertes, qué ríos han nacido desde mí. Hacia qué otras aguas me diluyo.
Como el suicida que se gira tras la palabra y regresa a la muerte, en qué nube debo bajarme.
Mientras
el agua marca surcos de sequía en mi piel, las arrugas que habrán de envejecerme de por vida.
ELISA DAY, POEMA PARA UNA HERMANA HUIDA, II
Es en este libro azul
en donde crecen las rosas salvajes,
los versos rosas.
Caen al suelo algunos de sus pétalos,
llueve el perfume olvidado,
cae el polvo que se deshace
con sólo mirarlo.
Mi hermana habita en este libro azul,
en esta rosaleda, adentro, sola,
a pesar de que marzo ha llegado
y ya marcea afuera de las sombras.
Caen al suelo nombres binomiales
y “Requiescat in pace” le parece
una oferta indeclinable:
“no me hables del renacimiento del verdor”.
Es a este libro azul
adonde me acerco pisando pétalos y palabras:
naturaleza hostil, voces que gritan,
tierra infértil.
Caen al suelo los secretos que ella guardaba.
así escupen los libros de Biología
lo que creíamos perdonado,
lo que creíamos olvidado.
Habita en este libro azul
la que se desangra en silencio.
Adentro de sí, sola de sí.
Su cuerpo como rosa salvaje
cercado por espinas.
Yo habito los espacios en blanco,
esas pausas de lectura que son aire
del aire que a ella le sobre.
Barro los pétalos, borro las palabras:
a una casa de rosa no te acerques demasiado.
Si llamo a su puerta nadie responde:
teme que robe su miseria.
Mi hermana teme quedarse
todavía más vacía.
(También de nuestro amor, como de la rosa, sólo las espinas quedan).
3 comentarios
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Entrenomadas -
adonde me acerco pisando pétalos y palabras:
naturaleza hostil, voces que gritan,
tierra infértil".
Bellos versos,
Mucha suerte, Ana
Sonia -
Un beso.