BUEN PARTIDO Y VICTORIA ANTE EL MOVERA: 5-2
Jorge Rodríguez Gascón, el número diez del Garrapinillos, el más menudo tal vez, quería comprarse unas botas de tacos de aluminio. El campo de San Lorenzo está algo resbaladizo después de ser regado y percibía que sus botas Nike 90, doradas y negras, zozobraba en exceso. Como le había sucedido en algunos encuentros a otros compañeros: recuerdo especialmente el partido contra el Zuera en el que Marcos parecía hundirse en el barro y en la imprecisión. Finalmente, tras buscar y buscar en Inter Sport y en Inter Zone, dimos con un par estupendo en Base, en Plaza. Ya de paso, casi por azar, vimos a la periodista Ana Aínsa, a su marido Francho y a sus dos hijos pequeños. La vendedora le dijo a Jorge que adquiría unas espléndidas botas, que sentaban muy bien en el pie y que eran las botas que usaban Leo Messi y David Villa. Ahí es nada.
Jorge Rodríguez Gascón ha estrenado hoy las botas. Su deseo era poder dedicarle la victoria y un gol al menos a su hermano Diego, que acudió al campo, puntual, con sus muletas.
Jugábamos contra el Movera, diezmado también tras el partido contra La Puebla de Alfindén. El Movera y nosotros nos presentamos con lo justito: ellos con once jugadores, entre ellos dos cadetes, y nosotros con doce, y el jugador número doce era Miguel ángel Gayoso, que debutó esta campaña –pese a su dedo herido- con un gol. Al margen de los expulsados y lesionados, Alex Navarro, Juan y Jaime se han ido de viaje de estudios a Niza, Venecia y Roma. Por aquello de los paralelismos, nosotros también contamos con dos jugadores cadetes: Diogo, el interior portugués que se ha incorporado al equipo hace tres o cuatro partidos, y Alex Fernández. Formamos de salida así: Stalin; Jorge David, Pirri, Alex Velilla, Aitor (que ya había cumplido sus dos partidos de sanción); Diogo, Mario Calvera, Adrián Serna, Jorge Rodríguez; Miguel y Alex Fernández. En el vestuario, el equipo se conjuró para vencer: se quería rendir un homenaje a Diego Rodríguez Gascón, el pulmón que ha sufrido rotura de peroné, y además se quería seguir ahí, mirando hacia arriba, con vistas al segundo puesto.
El campo parecía estar bien: ni duro ni resbaladizo. Con algunas calvas o pardas quemazones en el centro, pero correcto. El Garrapinillos se adueñó del partido desde el pitido inicial: el conjunto jugó con orden, presionó, y tanto Mario como Adrián Serna lanzaron el balón a las bandas. Alex Fernández estuvo especialmente incisivo, generó ocasiones, se desmarcó y tuvo varias oportunidades de gol, y casi lo mismo puede decirse de Miguel Garcés. Diogo penetró por su banda con mucha autoridad y peligro: centró bien, pero el gol no llegaba. Jorge Rodríguez adelantó un poco su posición de interior izquierda y buscó la banda izquierda y la línea de fondo con más profundidad. En una de sus penetraciones, centró con mucho peligro y el lateral de Movera marcó en propia meta. Poco después remató un centro desde la izquierda que no había acertado a cabecear Alex Fernández. Dos a cero. Poco más tarde, un poco antes de que se terminase la primera parte, el Movera realizó una estupenda jugada por la derecha, centró su interior y su ariete se adelantó muy bien a Alex Velilla y al arquero Stalin, que realizó un estupendo partido. Stalin está cada día más seguro.
En la segunda parte, ajustamos algunas líneas y seguimos. Apenas se había cumplido en primer minuto cuando Jorge Rodríguez lanzó un córner desde la derecha, cerrado y preciso, con rosca y al segundo palo, y marcó Mario Calvera, el capitán. El partido se esclarecía un poco. El Garrapinillos seguía atacando y generando ocasiones. Adrián Serna, reventado de correr y de trabajar a destajo (cuando estaba fresco puede decirse que casi hizo olvidar a Diego), pidió el cambio. Lo dejamos jugar algo más, y en una espléndida jugada dejó sentados hasta a tres rivales y chutó con la derecha ajustado al poste izquierdo: el balón golpeó en la parte interior y entró. Golazo. Adrián Serna es un jugador con carisma y con una calidad incuestionable. Poco después, salía entre aplausos y le reemplazaba Miguel Ángel Gayoso con el siete a la espalda, que ocuparía la demarcación de delantero centro con Alex Fernández. Hoy, como se ha visto en la alineación, jugamos con 1-4-4-2.
El Movera aprovechó un despiste defensivo y redujo diferencias con un disparo ajustado al palo derecho. El Garrapinillos siguió jugando con orden y con ambición, con sed de victoria. Miguel jugó un instante en el sitio de Adrián Serna, pero poco después sería Jorge quien se ubicaría en el puesto del doble pivote con Mario Calvera, que volvió a realizar un partido muy serio. Jorge lanzó otro córner desde la derecha y en medio de un barullo, donde pasó de todo (manos, empujones: el Garrapinillos cometió varias irregularidades en ese lance), Gayoso marcó el 5-2 definitivo.
El Garrapinillos jugó un buen partido. Sólido atrás, correctos todos, con momentos y salidas espectaculares de Eduardo Pirri, que trabajó a destajó y estuvo a punto de marcar. Alguien, detrás de mí, dijo que le recordaba a aquel líbero inolvidable del Real Zaragoza que se llamaba Radomir Antic en su primera temporada. Si flaqueó en algún instante en el juego defensivo Aitor en la primera mitad, llevado sobre todo por su incuestionable talante ofensivo, en la segunda parte se vino arriba y firmó un excelente partido en la zona de retaguardia. La media estuvo bien: combinó, abrió el juego a las bandas y sirvió balones en abundancia a los delanteros, que muchas veces fueron penalizados con rigurosos fueras de juego. Jorge jugó un gran partido, quizá fuese algo intermitente, pero puso finura, desborde, calidad y mucha precisión en los pases, y sobre todo en los córners. Diogo es un jugador que crece día a día: es trabajador, se atreve a desbordar y a veces es imprevisible: para los compañeros y para el rival, lo mismo centra que dispara con contundencia. Solo le falta aplicarse un poco más en tareas defensivas y no olvidar que es uno de los centrocampistas de esa empalizada de cuatro que colocamos ante el adversario cuando éste tiene el balón.
Arriba, Alex Fernández y Miguel estuvieron a buen nivel. Les faltó fortuna en el remate, fortuna, ambición, eficacia y algo más de intención, tal vez, pero el balance final es bueno. Jugaron un buen partido y abrieron huecos. Y de esos huecos y de su trabajo vinieron muchas ocasiones.
El próximo domingo nos enfrentamos al Stadium Venecia. Otro partido importante para seguir ahí, cerca del Juventud, que es segundo. Tras ese choque recuperaremos a nuestros centrales: Diego Cali, Marcos y Alfredo. (En esta foto de archivo, Pirri remata. Hoy jugó de central de nuevo y encontró huecos para irse hacia el marco contrario.)
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