JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD: TRES POEMAS
BOTTICELLIANA
De la muchacha aquella con la que me crucé una tarde
en el benigno puerto de Pollença, recuerdo sobre todo
el celeste destello hospitalario
aposentado en la mirada y el blanco óvalo terso
de su rostro emergiendo
del lustre de la mar.
Allí estaba ya el mundo
suspendido, acotado, el mundo confrontando
la estirpe inapelable de la juventud,
la significación de la belleza y sus perímetros,
el rasgo universal de la inmanencia.
¿No es el recuerdo entonces más magnánimo
que la experiencia de donde procede?
RECUENTO
Atrás se va quedando el acumulativo
refrendo de los días,
el denso, imprecisable
aluvión de memorias
donde se alternan discontinuamente
figuras, horizontes, episodios,
las ganancias y las pérdidas
que en el ámbar del tiempo se recluyen.
Vivir es ir dejando atrás la vida.
LA LLAMÉ BELLEZA
Del codicioso sur elijo
este tramo de mar que abarca
desde el fondo del mundo hasta la habitación
donde conspiro con la noche.
Allí
convergen las requisitorias de la felicidad,
los cauces secos del deseo, el mapa
de los cuerpos desnudos del pasado,
el denso material vertiginoso de la vida,
allí el solo precepto de ser libre
devuelve la esperanza a sus prisiones.
Y a esa restitución la llamé belleza.
Seix Barral publica el nuevo poemario de José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926), ‘La noche no tiene paredes’, un libro en el que habla de todo: de su identidad, de sus recuerdos, de imágenes fugaces, del paso del tiempo, de paisajes concretos, de los viajes y del amor. Es un libro que explora el sentido de la vida y la profundidad de la palabra, su capacidad infinita para abordar los sueños y la realidad y la pasión por la libertad. El libro está dedicado a Pepa Ramis.
*Esta foto de playa es de Lartigue.
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Tomás Rodríguez -