ALGÚN DÍA TODOS SEREMOS SERGIO ALGORA
Sergio Algora quería ser Sergio Algora (Zaragoza, 1969-2008), un heredero en la tierra y en la noche de Boris Vian, de Arthur Rimbaud y quizá de Jim Morrison y Leonard Cohen. Se sentía intérprete y compositor, se sentía un soñador de canciones y a la par, cada vez más, se sentía un contador de historias, de personajes, de estados de ánimo. Además de varios discos con tres grupos distintos, varios poemarios y una obra teatral, Sergio había escrito los relatos ‘A los hombres de buena voluntad’ (Xordica, 2006; que se reedita estos días). Cuando se le paró su avolcanado corazón mientras dormía el pasado mes de julio, Sergio dejaba un nuevo libro: ‘No tengo el placer’, una colección de 23 relatos sobre el amor y el sexo, las noches de alcohol y de aventura, y la música en todas sus formas y sonidos. Todos los relatos están escritos a su modo: con una gran libertad, con convicción, con imágenes inesperadas y con una mezcla de alegría, dolor, hermosura y muerte.
Su editor Chusé Raúl Usón realiza para ‘Muévete’ este retrato del músico y escritor: “Sergio Algora era un contador de historias, y eso se ve en su manera de narrar. Las historias bullían en su cabeza y le atrapaban constantemente, necesitaba del papel en blanco para poder soltarlas. Lo que más me gusta es su imaginación, su total eclecticismo. Nunca sabes cómo van a terminar sus historias. Era una persona de una gran cultura, tanto literaria como musical y eso se refleja en su obra. En sus relatos hay influencias de la literatura norteamericana, de los clásicos, de las vanguardias, de la música pop, incluso la canción italiana o la copla española. A él le servía todo y sus referentes eran muchísimos. Era un heterodoxo muy creativo, muy divertido”.
Para Usón la experiencia de editar de nuevo a Sergio Algora ha sido “agridulce: dulce porque he tenido la oportunidad de trabajar con él, de publicar sus dos libros de relatos, de conocerle, de divertirme junto a él -era un tipo muy divertido, creativo-, pero la edición de este libro póstumo hay sido dura. Creo que Sergio había optado por la literatura definitivamente, él era antes escritor que cantante o compositor de canciones. Es una pérdida irreparable para todos sus amigos y también para el mundo de las letras”. El crítico y escritor Félix Romeo señala que en este volumen hay “una inmersión en la parte sombría del mundo”. Añade: “Los cuentos de ‘No tengo el placer’ están escritos con mucha alegría, con muchas ganas (cosa difícil de encontrar, y difícil de definir). Están escritos (por primera vez, me parece) para gustar a la gente, para que los lectores disfruten: para que los lectores se rían y sean cómplices. Están escritos con urgencia, como si supiera que algo malo le estaba rondando, con una hermosa inocencia; están escritos para aquí y ahora con palabra de aquí y de ahora, con una clara intención metafísica. ¿Qué pasará? ¿Qué habrá? ¿Quién seré? Un correlato de sus preguntas del más acá: ¿Qué pasa? ¿Qué hay? ¿Quién soy?”.
Sergio escribe, desde las primeras páginas, historias inquietantes, góticas, en las que abunda la picaresca, el crimen, el desdoblamiento, el amor, la ironía y el humor. En el primer cuento, ‘Su secreto’, se cuenta la historia de un niño asesino y enamoradizo (“Me he enamorado como un tonto de Emejota”) que olvida su crimen en el río Ebro; se habla de las pesadillas del futbolista Cristiano Ronaldo, de la exagerada vida de un mago que practica el incesto y la necrofilia, o se cuenta, en una pieza futurista, que Ismael Serrano viaja a Marte en un monoplaza. O que Julio Iglesias, cansado de sí mismo y de su personaje, busca de nuevo la pureza del cariño y se enamora. Inventa biógrafas psicópatas de músicos como Vicente Alma, zombis, amantes excéntricos, historias de cine. El libro también le rinde un homenaje a más o menos irónico al alcalde Juan Alberto Belloch, y concluye con un ejercicio de metaficción autobiográfica: el escritor Sergio Algora empieza a sospechar, con algún fundamento, que “todos somos Sergio Algora”. En el fondo: somos muchos, muchísimos, los que nos identificamos con su talento canalla, seductor y visionario.
No tengo el placer. Sergio Algora. Xordica. Zaragoza, 2009. 138 páginas.
A los hombres de buena voluntad. Sergio Algora. Xordica. Zaragoza, 2009. Reedición. 160 páginas.
*Este artículo aparecía ayer en el suplemento ‘Muévete’ de Heraldo. Ana Usieto ha sido mamá de un niño y ahora lo coordinan Christian Peribáñez, el ‘Giacometti’ seductor y dulce, y Pablo Ferrer, el sabio de las músicas del mundo. Mientras cuelgo este texto, oigo a uno de mis cantantes más amados: Quique González. He oído los dos primeros temas de 'La noche americana' y en este momento suena 'Aunque tú no lo sepas', una canción dedicada al gran Enrique Urquijo. He aquí un retrato de Sergio Algora.
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