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Antón Castro

MUNDIAL DE BERLÍN.7.

MUNDIAL DE BERLÍN.7.

Mayte Martínez ya había dicho que tenía muy poco que hacer en la carrera de 800. En realidad, se clasificó con apuros por tiempos y, en cierto modo, ya había cumplido. Aunque de su pundonor, de su explosivo final y de su gran capacidad de lucha podía esperarse todo. La de 800 fue una carrera con poca historia. Y sorprendente. Desde la salida, todo fue rapidísimo, con una velocidad de vértigo, tanta que cuando salieron a la cuerda Mayte llevaba varios metros de retraso. Alucinó, sin duda, con todas: con Jennifer Meadows, con Jepkosgei, con Piccione y sobre todo con Caster Semenya. En los segundos 400 metros, la surafricana arrolló por completo: imprimió una velocidad impresionante y ganó de calle. Mayte parecía condenada a la última posición: reaccionó levemente, rebasó a una rival y firmó el séptimo tiempo, con el mismo crono que la sexta. Semenya ganó con aplastante autoridad. Mi favorita, derrotada Jelimo en semifinales, era Jepkosgei: otra mujer alada y ligera como una gacela.

 

En 100 metros vallas, Brigitte Foster-Hylton no tuvo rival: ganó con claridad. Lo más sorprendente es que la norteamericana Dawn Harper, que había deslumbrado en la pruebas clasificatorias y que partía como la gran favorita, sólo pudo ser séptima.

 

La otra gran carrera del día, a mi juicio, fueron los 1500 metros, con un resultado extraño: ganó Kamel, hijo de Billy Conchela, fue segundo Mekonnen y tercero Bernad Lagat, que había sido campeón. Fue una carrera embarullada, muy táctica, donde destacó el estrepitoso fracaso de Medhi Baahla, el corredor francés que había realizado la mejor marca del año.

*Foto de archivo: Brigitte Foster y Dawn Harper pelean por la victoria. Hoy, arrolló la jamaicana con facilidad.

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