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Antón Castro

ÓSCAR BRIBIÁN: DOS CUENTOS

ÓSCAR BRIBIÁN: DOS CUENTOS

El boxeador

 

El boxeador permanecía en el sofá de su casa, horas después de la tunda de golpes que había recibido durante el combate. Ahora estaba más nervioso que antes de subir al ring. Aquel último golpe, ese martillazo directo en su sien que había noqueado sus esperanzas de conseguir el cinturón dorado, había variado seriamente su percepción de la realidad. Frente a él descansaba el par de guantes que no le había ayudado a vencer. La televisión estaba apagada y un periódico deportivo yacía en el suelo. Pese al silencio, el boxeador seguía nervioso, y sabía por qué; tenía miedo. La corrompida realidad lo mantenía helado de frío. No temía volver a pedir una revancha y enfrentarse a su rival. No temía la oscuridad de su salón sin ventanas. Ni siquiera se acobardaría si una panda de macarras se plantara ante él pidiéndole dinero con sus navajas.

En su realidad alterada, el boxeador sólo temía a esos guantes rojos que habían decidido matarle.

 

La hoja (un relato sobre la hipocresía y la perversión humana)

Un golpe de viento facilitó la caída de la hoja seca y ésta se precipitó al suelo asfaltado de la avenida. Consciente del peligro que corría tras haber visto durante meses el paso continuo de los vehículos, intentó rodar con la ayuda del mismo viento que la había arrebatado de su familia, allá en la copa del árbol. Buscó la manera de alcanzar la acera para sentirse segura. Rodó y rodó, esquivando con fortuna la rapidez de una motocicleta y los gruesos neumáticos de un camión. Al final, un súbito remolino la elevó en el aire y ella se desplegó como un pájaro pese a su rigidez otoñal. Consiguió llegar a la acera y se sintió feliz de su proeza. Las demás hojas de la avenida, conmocionadas por aquella heroicidad, temblaron al unísono en un imposible intento por aplaudir. Al momento llegaron unos niños que se divirtieron en pisotearla y partirla en varios pedazos. Y la hoja, triste ya, esperó a que el barrendero acabara con su sufrimiento y la distanciara de allí, lejos de las risas de sus hermanas, que todavía colgaban de los árboles.

 

*Dos textos de Óscar Bribián, autor de ‘Mentes perversas’, libro de relatos que ha publicado en el sello Mira.

1 comentario

Katerina Sirakova -

A mi me gusta mucho lo que e leido😄