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Antón Castro

GARRAPINILLOS 3-CALAMOCHA 2

GARRAPINILLOS 3-CALAMOCHA 2

El Garrapinillos de Regional Preferente ascendió esta temporada y pugna por mantener la categoría. Mi hijo Diego, 19 años, dio el salto: fue el único jugador de juveniles del conjunto de la pasada campaña con el que ha contado su entrenador, Ismael. Por ahora había jugado poco. En los dos últimos partidos no había estado convocado. Pero hoy, con su número 12 a la espalda, salió desde el inicio. Y jugó en el sitio en que se encuentra más cómodo: de medio centro con proyección al ataque. El Calamocha es un buen equipo en la categoría y venía por la victoria. El Garrapinillos anda cuarto por la cola.

Pronto se pusieron las cosas favorables para los locales de San Lorenzo: tras una jugada rápida, al contragolpe y una excelente combinación arriba, Óscar recibió un balón sobre la línea del área grande y marcó de un zurdazo ajustado. El Calamocha tardó unos minutos en empatar, creo que de una jugada de cabeza. Y cuando se moría la primera parte, el Garrapinillos volvió a adelantarse: marcó, peinando hacia atrás, otro de los medios. El operador de cámara y fotógrafo David Barreiros captó el gol en todo su desarrollo con su cámara Canon.

El Calamocha en la segunda parte azuzó lo suyo. Y, tras la expulsión del defensa Angelito, logró marcar, por bajo, en una jugada en la que Diego, cerca de su propio poste, estuvo a punto de despejar: el habilidoso delantero le sorteó y marcó. En ese instante, Diego había sido desplazado al lateral izquierdo: con espacio y con físico aún penetró por la banda y sirvió un bonito balón, elevado y a lo Laudrup, al ariete José. Las espaldas estaban en todo lo alto, y el árbitro y el linier recibían todo tipo de improperios, que se acentuaron cuando señaló un penalti que pareció claro contra el Calamocha. Marcó Jorge Blasco, que había salido en la segunda parte en el reajuste de líneas. Blasco suele ser titular y uno de los jugadores clave del equipo por su poderío físico y su envergadura en el área rival.

El Calamocha siguió trabajando. Tuvo el control del balón en varios instantes, aunque al final también se quedó con diez. Y cuando faltaban pocos minutos el Calamocha marcó un gol, que anuló el linier por falta al portero Sergio. El Garrapinillos, al final, venció por 3-2.

Fue el primer partido completo de Diego. Había jugado otro de titular, pero hasta ahora no había tenido continuidad: diez, quince, veinte minutos, algo más en ocasiones. Hizo un estupendo partido en todos los órdenes: con control de balón y pase, laborioso en la recuperación, sereno en la disputa y con ambición una y otra vez, bien posicionado. Como si fuera consciente de que era el día en que tenía que convencer al míster. Y se sintió arropado por jugadores veteranos como Caspolino, Lacabe, José, entre otros. Jugó todo lo que pudo y supo, y realmente estuvo a un buen nivel, como todo el equipo. El Garrapinillos se fajó y creyó en sí mismo. El otro rival decía una frase curiosa: “Hay que creer. Hay que creer” [en la victoria, en la remontada…]

Fue su partido más maduro. El entrenador confió en él y lo dio todo. Tiene la facultad de atreverse a jugar en cualquier puesto con honestidad y esfuerzo. Incluso de defensa izquierdo.

El partido fue intenso, vibrante, reñido, e incluso discutido: en el campo y en la banda.

 

*Esta foto es de la pasada campaña de juveniles. Diego, de rojo, pugna con un rival. Aútoría: José Antonio Melendo / Aloma Rodríguez.

2 comentarios

Fernando -

Gran jugador este Diego. Seguro que fue un partido más bonito que el de ayer,o cualquiera de los últimos dos años, en la Romareda. ¡Agapito fíchalo!
Un abrazo

viktor kaplan -

Ya se nota en la fotografía algo que me aparece ahora como esencial: es mejor tomar la iniciativa que ir a remolque de iniciativas ajenas. Pero sin duda lo mejor es tener cierta edad e ir a cualquier lado. Usted mismo, sin ir más atrás, no hubiera escrito este post treinta años atrás, no de la misma manera. La edad da una fuerza impresionante, aunque sea durante breves segundos. Con la edad uno aprende que no es necesario estar en el terreno de juego, sino que uno es su terreno de juego...

Saludos cordiales, señor.