EL GARRAPINILLOS: ADIÓS A TODO ESO...
El Garrapinillos de Regional Preferente jugaba hoy su último partido y su última oportunidad de salvar la categoría. Casi nada le favorecía: su posición en la tabla, las combinaciones y, aún menos, las bajas y expulsados propios. Se desplazaba a Calamocha, que posee un campo excelente para la práctica del fútbol. En el Hotel Fidalgo, en compañía de José Luis Campos, el presidente del club nos dijo que el equipo tenía 130 fichas. El césped es maravilloso, parecía de Primera División, impecable; las instalaciones me parece que dejan algo que desear: no existe una sola tribuna para días, como los de ayer, de lluvia, y todo da una cierta sensación de desaliño.
El Garrapinillos formó con Sergio; Francho, Juanda, Vallestín, Camino y Adrián Segarra; Diego, Mario Martín, Oscar; José y Adrián Pérez. Al principio, parecía que los visitantes se hacían con el ritmo del partido y que incluso generaban dos claras ocasiones de gol, a servicios de Diego. Pero en uno de esos balones cruzados al área, el Calamocha tomó ventaja. El partido desde entonces fue de toma y daca; los locales triangulaban bien, defendían bien su posición con una línea de cuatro, y el Garrapinillos zozobraba en el centro, en la zaga y se mostraba impreciso y fallón arriba. Óscar Zambra marcó desde lejos con un disparo que le botó al portero y que mereció este comentario en la grada: “El gol que le marcaron a Arconada en la Eurocopa de Francia”. Oí eso textualmente.
Cuando moría la primera parte, apareció la lluvia. Una lluvia suave que amainaría poco a poco y dejaría salir un suave sol de primavera. En la segunda parte, el Garrapinillos parecía más entonado; en los diez primeros minutos jugó a su gusto, atacó, pareció dominar la situación. De un balón perdido en la media luna rival, derivó un contragolpe largo y bien trabajando del Calamocha, tan vertiginoso como preciso, que acabó en gol. Poco después, el Calamocha (ayer los rojillos; los visitantes iban de blanco) incrementó su ventaja en dos ocasiones: se colocó 4-2. Jorge Rodríguez entró en el campo en lugar de Camino, y Quique reemplazó a Segarra; este fue el tercer choque en el que coincidió con su hermano Diego en el equipo principal de Garrapinillos. El equipo pareció mejorar: Jorge, menudo y vivaz, jugó muy bien en el corte y subiendo el balón; se alió con Mario Martín y con Óscar. Incluso fue aplaudido por el equipo y el público rival. Luego entrarían Pirri y Néstor, reduciría diferencias de nuevo Óscar, que falló otros dos ‘mano a mano’ con el arquero, y así acabó el partido. 4-2, victoria del Calamocha y descenso a Primera Regional del Garrapinillos. Diego volvió a correr metros y metros sin conocimiento en el puesto de mediocentro, estuvo mejor en la recuperación que en el pase, especialmente en la segunda parte, pero derrochó esfuerzo y, de nuevo, en su sexto o séptimo partido completo, demostró que puede jugar en el equipo, que necesita hacerse más fuerte en las disputas y que debe mejorar la conducción de balón y, sobre todo, el pase en corto y en largo. Sin duda, debe asumir más responsabilidades en la recepción del balón desde la defensa y precisar sus impactos.
Fue una lástima el descenso. Hacía muchos años que no veía un equipo tan de cerca, un equipo de Regional quiero decir –desde mis años como masajista del Penouqueira, desde mis años como jugador del Atlético de Arteixo…-, y me ha impresionado la tensión, la pelea, la desesperación, el espíritu de lucha, el afán de quedarse en la categoría. El Garrapinillos ha intentado hacer una piña con sus jugadores, han organizado cenas, encuentros, pero al final no se ha encontrado la fórmula para sobrevivir. No se han cuidado algunos detalles: demasiadas protestas, demasiados enfados contra los árbitros que rara vez rectifican, quizá también se jugó demasiado en largo y dándole muchos metros a los rivales. Han pesado mucho las expulsiones, mucho más que las lesiones. El equipo empezó con un 4-4-2, o con un 4-3-3, y acabó jugando de otro modo: con tres centrales, dos carrileros largos, dos medios y tres puntas, uno de ellos con mucha libertad, Óscar, que ha sido el goleador del equipo.
En este partido se despedían algunos jugadores y se despedía, especialmente, el entrenador Ismael ‘el Bola’, que intentó dejar el conjunto en la categoría en que logró situarlo tras la magnífica campaña anterior.
*Entre el viaje en autobús y el descanso acabé de leer el nuevo poemario de Justo Navarro, ‘La vida social’ (Pre-Textos. La cruz del Sur), un libro realmente personalísimo, cada poema es una metáfora en sí mismo, un enigma, una historia sugerida que plantea un sinfín de interrogantes. Hay poemas espléndidos al miedo, dos o tres, al padre, poemas de amor, relatos con suspense, y algunos que reflejan un extraño clima onírico y a la vez muy cotidiano de los secretos de familia.
[En la foto, el Garrapinillos de la campaña anterior que ascendió; abajo, Diego, el primero desborda, y Jorge. que marca un gol en el campo del Salvador.]
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Paloma -