ALFREDO CASTELLÓN: 'SOLO CON LO PUESTO', AFORISMOS
Alfredo Castellón Molina (Zaragoza, 1930’-Madrid, 2017) ha sido uno de los grandes personajes de la cultura de Aragón del siglo XX y XXI. Enamorado de la Comunidad y de Zaragoza, la ciudad y sus instituciones fueron rácanas con él porque casi nunca lo suficientemente conocido ni estaba situado en ninguna escudería o bando político. Fue un hombre libre y viajado, amigo de María Zambrano, que cofundó RTVE en 1956, que coesdcribió el guión de ‘San Miguel Bueno, mártir’ con Julio Alejandro de Castro y que dirigió dos largometrajes: ‘Platero y yio’ y ‘Las gallinas de Cervantes’. Se le negó cualquiera consideración municipal o la medalla Santa Isabel de Portugal, a la que fue propuesto en varias ocasiones, pero él jamás acumuló resentimiento ni pena: amaba Zaragoza con locura y no se olvidaba ni de ella o de sus calles, de sus gentes, de sus muchos amigos o de la necesidad de venir cada cierto tiempo desde Madrid: solo o con Rosa Burillo, comía en Casa Emilio, andaba por el Parque Grande, concertaba citas o, sencillamente, recorda. Fue escritor y cineasta, director de teatro y dramaturgo, un hombre memorioso y suave que se sentía atraído, sobre todo en los últimos tiempos, por dos géneros: el cuento y el microcuento, y los aforismos. Ahí están ‘El ruido de la mejoria’ (STI), relatos con un fondo de autobiografía y experiencia, y ‘Mis apólogos’, un libro delicioso y poético, en la línea quizá de Baltasar Gracián.ç
Ahora, de la mano de nuevo de su editor Javier Cinca, aparece con carácter póstumo un breviario fantástico, amable y sabio, con el título ‘Solo con lo puesto’ (STI, Sindicato de Trabajos imaginarios, colección Minimalia), donde Alfredo Castellón está a la altura de los grandes aforistas españoles de los últimos tiempos. El volumen, de bolsillo literalmente, lleva una breve introducción de la profesora de litetatura anglosajona Rosa Burillo. Dice: “Los ‘Aforismos’ seleccionados para la presenta edición mantienen el tono socarrón y kla imaginación que son una constante en su obra narrativa, porque ambos constituyen la entraña del autor, su sensibilidad característica. Pero también conservan la ternura, la poesía. Aunque son textos muy breves escritos en prosa, las palabras destilan esa carga poética que en él son esencia”. El propio Alfredo escribe: “Buena parte de los aforismos son sentencias pretenciosas, que tan solo busca la polifonía”.
¿Qué le preocupa al autor de los relatos ‘Escombros selectos’, su libro anterior? ¿De qué habla y nos habla? De todo. Del amor y del desamor, del paso del tiempo, de la memoria, de la realidad y el deseo, de lo que somos o querríamos ser, de la contradicción, de la búsqueda de certezas, del dolor, de la belleza, de las cosas que se deslíen casi inadvertidas y que dejan poso, huella, imágenes. Y habla de la pura especulación del pensamiento, al que atraviesa de perplejidad o de ironía.
‘Solo con lo puesto’ es un libro útil, de compañía, de placeres inefables, de erudición tranquila y de intuiciones constantes. Seleccionamos aquí algunos textos:
I. MEDITACIONES GENERALES
1. Escribo para saber lo que pienso.
2. La duda es el espejo del alma.
3. Las neuronas nos delatan.
4. La inseguridad conduce al exhibicionismo.
5. Conócete a ti mismo y verás lo que te duele.
II. EL ARTE DE LA PARADOJA
1. El azar es la lógica de nuestra existencia.
2. Las palabras desconciertan al ojo.
3. Era tan exquisita que en su tumba nacieron gusanos de seda.
4. Suena a paradoja pero hasta para el caos se necesita un orden.
5. No esperéis nada nuevo, el futuro ya fue.
III. EL AMOR
1. Qué bonita puesta de amor tiene el horizonte de esa persona.
2. El veneno es como el amor, mata o cura, depende de la dosis.
3. Sus manos se desunieron y se dejó morir.
4. Me gustaría quedarme en prenda tu recuerdo.
5. Si amas sus defectos, tu amor se acerca a la perfección.
IV. AUTORRETRATOS
1. Me miro en ese espejo brumoso y veo mi rostro lleno de misterios que trato de desentrañar.
2. Siento frío en la nuca. ¿Quién abrió mi pasado?
3. Me precipito por un terraplén, caigo por un abismo, y no me despierto. No era un sueño.
4. Me ilusiono, me desilusiono y así tres o cuatro veces al día. ¿Y a esa veleta quién le da viento?
5. Me acerco a la laguna seca, blanca de sal y escribo tu nombre, madre.
V. LA POESÍA
1. Se escupía en las palmas de la mano y, después de frotarlas, meditaba. Fantasías campesinas.
2. Me gusta escribir en la arena. Amo la temporalidad.
3. A las tinieblas tan sólo las ilumina el rayo.
4. Me acerco a la orilla del mar para oír el chasquido de las olas que se hacen palabras y las contesto.
5. Las lágrimas de la araña. Esa baba tenebrosa que enreda la palabra.
*Alfredo Castellón Molina (1930-2017), retratado por Guillermo Mestre, de 'Heraldo'.
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