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Antón Castro

UN POEMA DE EMILIO PEDRO GÓMEZ

UN POEMA DE EMILIO PEDRO GÓMEZ

El poeta y profesor Emilio Pedro Gómez me ha mandado este poema que nace de un viaje reciente a Etiopía.

 

Por Pedro Emilio GÓMEZ

 

Aquí es posible

saborear el corazón de la piedra

su hueso de cerezo sin aire,

las consecuencias de existir

                                      pausadamente

del primer llanto al último suspiro.

 

Mudar de casa

a un frío que interroga la estela del murciélago:

el prodigio del vuelo bajo tierra,

caminar hacia adentro

abrir la roca hasta pisar sus ángeles.

 

En la profundidad mora la luz.

 

Un atajo al silencio

un latir en lo otro

enraizado en la vida más ajena

y en la célula absorta de lo inerte.

 

Aquí lo grave es leve

como un alegre copo de dolor,

madura –sin pasar- el tiempo,

suma de cielo y roca

deshabita el espacio de fronteras.

 

Del oxidado gesto

en la ventana que perfilan líquenes amarillos

brota un zureo de abejas

que reclaman su rey.

Un fugaz sol de lluvia les responde

vuelve los adjetivos a su infancia

el color a su dicha

-belleza irracional es más belleza-

y todo asciende.

 

                        Lalibela: Bete Giorgis,  22-23 de julio-2010

 

*La foto es de Emilio Pedro Gómez.

3 comentarios

Emilio Pedro Gómez -

Efectivamente Kapuscinski dedicó un capítulo de "Ébano" a la Libela y a sus iglesias monolíticas (he visitado las 11 que se encuentran en la propia "ciudad" de Lalibela) cavadas en la roca viva entre finales del siglo XII y principios del XIII. La fotografía recoge la más conocida y espectacular externamente: Bete Giorgis o "Casa de San Jorge" (patrón de Etiopía). Actualmente los túneles abiertos que conducen de una iglesia a otra se encuentran despojados. Sólo se encuentran en ellos sacerdotes o fieles en camino a su templo.

Antonio Cardiel -

Kapuscinski, en su monumental "Ébano", habla de unas iglesias excavadas en la montaña de Etiopía y que resultan casi inaccesibles. Abajo, al menos en la década de los 60 del siglo pasado, vivían hacinados centenares de tullidos y mendigos esperando que alguien, desde arriba, les arrojara algo de comer. ¿Es la de la foto una de esas iglesias?

Antonio Serrano Cueto -

Estupendo poema entre tanta nadería veraniega. Mis felicitaciones al autor, a quien seguiré más de cerca desde ahora. Y un abrazo agradecido para ti, Antón.