ALBERTO CALVO Y SU MUNDO
De la dulce sal marina la mano escribe entonces
la rosa pura del sol en tres columnas de fuego.
La que sabe salir de sí en su vida de colores.
Letras tiene y perfumes de manos y ojos atentos.
Madrugada la nube palabra corre en su planta de princesa.
Llega sin respirar, el último color de su mano,
llega con su cantar el bolígrafo del mar.
Velas son los ojos que respira tu cabeza de barco.
*Alberto Calvo, ‘Supermaño’, crea y se ordena la vida y el estado del corazón. Me manda esta foto de su mesa de trabajo y este poema. Él es así.
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