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Antón Castro

ALGUNOS LIBROS INOLVIDABLES

Un puñado de libros inolvidables

 

Clásicos, rescates y nuevas traducciones, volúmenes ilustrados, monografías de música: un inventario de algunas las ediciones más perfectas y sugerentes

 

 

El libro es un objeto perfecto, uno de esos inventos que mejoran con el tiempo, que no se vuelven viejos ni siquiera con el azote de las nuevas tecnologías. El libro es capaz de armar un binomio armonioso de continente y contenido que seduce. Tiene algo de torbellino apacible de sensualidad y de antídoto contra cualquier forma de soledad. Con un libro nunca se está solo. Estiramos la mano y cogemos el sutil y oportuno ‘La navidad para un niño en Gales’ (Nórdica Libros) de Dylan Thomas, ilustrado por Pep Montserrat, abrimos las páginas de ‘Negro. Historia de un color’ (451) de Michel Pastoureau, y nos asomamos a un objeto especial, sencillo y a la vez fascinante, que es como un animal de compañía, un arsenal de conocimiento, un amigo y un puerto de paz. Vuelve uno a alargar la mano hacia ‘Cántico espiritual y otras canciones de San Juan de la Cruz’ (Vaso Roto) de Amancio Prada y percibe algo casi inefable en la conjunción de la lírica del poeta místico, en las ilustraciones de Víctor Ramírez, en la partituras de Prada y en la incorporación de un cedé con los temas.

Otra edición espléndida, idónea para estos días, es la de ‘Rebelión en la granja’ (Libros del Zorro Rojo) de George Orwell, ilustrada por Ralph Steadman: es un clásico contemporáneo, un libro joya que forma parte de la memoria de nuestros días con unas ilustraciones formidables, cosidas con humor, ingenio y desenvoltura. Así, con estos cuatro libros, empezamos un viaje por algunos libros sumamente deslumbrantes.

Si nos quedásemos en el territorio de los clásicos, podríamos elegir ‘El doctor Zhivago’ (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores) de Borís Pasternak en la que es la primera edición directa del ruso a partir del manuscrito fijado por el hijo del Premio Nobel, traducido por Marta Rebón. El libro narra una loca historia de amor en un contexto especial: la Revolución Rusa y todos los acontecimientos posteriores. Larisa provocará al médico y poeta Yuri estas palabras: “Adiós, Lara, hasta la vista en el otro mundo, adiós, belleza mía, adiós, mi alegría, insondable, infinita, eterna”. ‘El barco ebrio y otros poemas’ (Nórdica) de Arthur Rimbaud es un libro ilustrado por Alicia Martínez, en edición bilingüe, que recoge algunos de los mejores poemas del niño prodigio que abandonaría la poesía a los 20 años y que había llegado a París apenas cuatro años antes con el poema que da título al conjunto. Otro clásico ilustrado es ‘El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde’ (Nórdica), enriquecido con unos dibujos sombríos de Marta Gómez-Pintado. La novela, aparecida en 1886, narra un inquietante caso de desdoblamiento de personalidad que incluye el crimen y un misterioso brebaje que facilita la metamorfosis. Dice Stevenson: “Edward Hyde era el único representante del mal puro en todo el ámbito del género humano”. Otras dos preciosas y minúsculas joyas son ‘Poesía reunida’ (Pre-Textos) del poeta y Nobel irlandés William Butler Yeats, vertida por Antonio Rivero Taravillo, un recorrido por la mitología, la política y el esoterismo como ejes básicos de la lírica del escritor, y ‘Vidas imaginarias’ (KRK) de Marcel Schwob, en traducción de la poeta Olga Novo. Son dos libros que se pueden llevar en el bolsillo, primorosos. Schwob, muy admirado por Borges, era un maestro del retrato literario como se percibe en este volumen.

Cuando llegan las Navidades, menudean los libros de música. Los hay de todos los temas, formatos, estéticas. Elegimos algunos. Empezamos con ‘Vida. Memorias Keith Richards’ (Global Rhythm), donde él –“fumo hierba todo el tiempo”, dice- se retrata como provocador, gamberro, seductor, ladrón de novias y partidario del rock duro. Y en ‘Beatles Memorabilia. La colección de John Lennon’ (Grijalbo), preparado por Brian Southall y Julian Lennon, nos asomamos a la historia de Los Beatles –“eran un ejemplo muy duro de seguir”- con toda su riqueza: ahí aparecen fotos del grupo, discos de oro, manuscritos de canciones, cartas, carteles, autógrafos, postales, dibujos, etc. Es un universo que ya habíamos visto en buena medida, pero tiene el valor de que aquí están los objetos que había coleccionado y conservado John Lennon, asesinado ahora hace treinta años, ampliados por numerosas compras de su hijo. Dice Julian: “Crecer siendo el hijo de John Lennon fue como atravesar un desfiladero de montaña (…) Tenía un gran talento; era un hombre excepcional que apostó por la paz y el amor en el mundo, pero para mí era el padre al que amaba y al que echaba de menos en sus largas ausencias”.

Luis Eduardo Aute publica un “libro-bicho” con composiciones que son juegos de palabras y de ingenio poética: ‘No hay quinto aniMaLo’ (Siruela), que incluye además una colección de dibujos. Y ‘El cuervo’ (Alfabia) es un libro ilustrado que mezcla los textos de Lou Reed, que se inspiró en ‘El cuervo’ de Poe para hacer una especie de ópera oscura y conceptual, y los dibujos de Lorenzo Mattoti, ilustrador y dibujante de cómics, que crea aquí espléndidas imágenes en blanco y negro y en color. Dice Lou Reed: “Soy una sombra que habita las catacumbas que circundan la ilusión, junto a las oscuras llanuras del deseo”. Es un retrato de Poe, pero también podría ser un autorretrato de Lou.

En ‘El cuervo’ menudean las pesadillas, el más allá, las formas monstruosas, por eso, casi de pasada, les recomendamos otro libro soberbio: ‘Pequeña colección de insectos’ (Larousse) de Sonia Dourlot, que recoge más de 114 especies y lleva “láminas de una calidad asombrosa” que parecen fotografías de un exacerbado naturalismo. En esta línea de lo extraordinario y lo macabro damos otro pequeño salto: ‘Vampiros’ (Atalanta) es una antología de relatos y fragmentos de novelas, seleccionada y prologada por Jacobo Siruela, que incorpora dieciocho autores, entre ellos a Poe, Baudelaire, Tolstói, Polidori, Stoker y Horacio Quiroga, del que incorpora uno de sus cuentos más espeluznantes: el de un vampiro doméstico, ‘El almohadón de pluma’, que tiene un arranque premonitorio: “Su luna de miel fue un largo escalofrío”.

 

 

Pintura, fotografía y cine

Nace una escritora: Marilyn

 

La Navidad siempre es un buen momento para adquirir libros de arte. Algunos son realmente espectaculares: bellos, de perfecta reproducción, sugerentes, repletos de detalles, de erudición y de mimo y de color. Por ejemplo, para arrancar, ‘Historia de los grandes cuadros’ (Siruela) de Charlie Ayres, en el que autor analiza piezas de Botticelli, Leonardo, Velázquez, Vermeer, Gericault, Gauguin o Friedrich. Cada cuadro es un pretexto para analizar no solo sus secretos, sino la aventura vital y creativa del artista, con algunas anécdotas curiosas. Se dice: “Cuando Renoir se hizo viejo, padeció una artritis terrible. Ya no podía sujetar el pincel, de modo que hacía que se lo ataran al brazo cada vez que quería pintar” o “¡Millais fue expulsado del parvulario al tercer día por darle un mordisco en la mano a la maestra!”.

Una maravilla de gran formato es ‘Miguel Ángel. Obra completa’ (Electa), uno de esos libros que acercan y desmenuzan, línea a línea, color a color, con una carnalidad exuberante, el mundo de un artista. ‘El efecto iceberg. Dibujo e ilustración españoles entre dos fines de siglo’ (ABC / Banco de Santander) es mucho más que un catálogo: un extraordinario viaje visual, y casi a todo color, por el mundo de la ilustración en periódicos y revistas de la mano de muchos, muchísimos creadores. Eduardo Laborda ha firmado uno de los grandes libros de arte del año: ‘Bayo Marín, entre luces y sombras’ (Diputación Provincial de Teruel), donde fija la biografía del artista turolense y aporta alrededor de 500 imágenes, 300 de ellas del dibujante. El volumen traza la historia de las artes gráficas en Zaragoza hasta la guerra civil, analiza los influjos y las intuiciones del creador y prueba que fue capaz de hacerlo todo: retrato, caricatura, carteles. Bayo Marín, a la luz de esta monografía, es sin duda uno de los grandes artistas aragoneses del siglo XX.

Otro de esos libros que enamoran de inmediato es ‘Frida Kahlo. Sus fotos’ (RM) que contiene las fotos que le hizo, y se hizo, su padre (tiene algunos retratos maravillosos), las que le hicieron –y figuran grandes maestros como Nicklas Muray, Man Ray, Edward Weston, Tina Modotti o Gisèle Freund, entre otros- y las que coleccionó. El conjunto es como un particular álbum de artista que la coloca en su contexto más íntimo, en sus pasiones privadas y en su proyección pública. Absolutamente recomendable. Publio López Mondéjar le dedicó su penúltimo trabajo a ‘Santos Yubero, 1925-1975. Crónica fotográfica de medio siglo de vida española’ (Lunwerg), que ofrece la versatilidad de un profesional que era bueno en el retrato, en el reportaje, en las instantáneas de grupo, en los toros, en las trincheras; captó algunas fotos de gran fuerza en los mataderos, en los bares, en el circo, bajo la lluvia, en el ring, como la foto del aragonés Ignacio Ara. ‘Los cachorros’ (La Fábrica) es la reedición en facsímil de un volumen que mezclaba el texto de Mario Vargas Llosa, aquella historia de violencia y de descubrimiento del mundo en Perú, con las fotos de la costa mediterránea de Xavier Miserachs. El cine siempre ofrece ejemplares especiales. Uno de ellos es ‘Desayuno con diamantes’ (Electa), de Sarah Gristwood, un libro fetiche de una película fetiche del recién fallecido Blake Edwards, que lo contiene todo: los preparativos, los carteles, fragmentos del guión, dibujos, notas sobre vestuario y moda, y un sinfín de fotografías de esa sílfide seductora que era Audrey Hepburn. Y dejamos para el final un libro para cinéfilos y para enamorados: ‘Fragmentos. Poemas notas personales, cartas’ (Seix Barral) de Marilyn Monroe, donde la actriz se revela como lectora, como escritora, como alguien que lame una y otra vez la autodestrucción, y se arma de inquietudes, de curiosidad y de palabras salvadoras. Las ajenas y las suyas. Dice: “Me encantan la poesía y los poetas. Siempre estoy tratando de aclarar y redifinir mis objetivos”.

 

EL AÑO DE MIGUEL HERNÁNDEZ 

El álbum del ‘poeta necesario’

 

El año 2010 ha sido el año del centenario del nacimiento de Miguel Hernández (1910-1942). Se han sucedido las publicaciones: ediciones de su poesía, antologías, libros para niños, estudios, publicación de algunas biografías, reedición de otras, discos (entre ellos ‘Hijo de la luz y de la sombra’ de Serrat) etc. Casi resulta difícil recomendar un título en concreto. Quizá hay uno totalmente incuestionable: el estuche de ‘Miguel Hernández. La sombra vencida’ (Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales), en el que participan los grandes estudiosos del poeta oriolano, entre ellos Agustín Sánchez Vidal, editor de sus ‘Obras completas’ y de algunos títulos sueltos. Aquí está casi todo: la minuciosa iconografía que retrata y documenta la vida del poeta, su escritura y su vida familiar, la recepción de su obra y su destino final de amarga memoria. Todo ello en el primer volumen; en el segundo se recogen artículos de Octavio Paz, Rafael Alberti, Gil Albert, Alejo Carpentier, María Zambrano y, entre otros muchos, de Antonio Buero-Vallejo, que lo vio en la cárcel y lo valora así: “para mí es Miguel Hernández un poeta ‘necesario’, eso que muy pocos poetas, incluso grandes poetas, logran ser”. Como también 2010 ha sido, en buena medida, el año de Luis Buñuel, sugerimos otro álbum, ‘Un perro andaluz 80 años después’ (Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales; 30 euros), con aportaciones de los aragoneses Sánchez Vidal y Amparo Martínez, entre otros, y la restauración de la película, y un libro tan deslumbrante y meticuloso como ‘El ermitaño errante. Buñuel en Estados Unidos’ (Tres Fronteras ediciones; 18 euros) de Fernando Gabriel Martín.

 

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