NUEVO DISCO DE ROBERTO CIRIA
LA JOTA ADELANTA UN PASO
Roberto Ciria publica ‘A ritmo de jota’, un álbum de veintitrés temas donde mezcla lo tradicional y el magisterio de los antepasados con el mestizaje del género hacia el tango, el jazz, el flamenco o la música klezmer
No soy un experto en jota, aunque algo he escrito sobre la vida y la obra de José Oto, Jesús Gracia Tenas y Piedad Gil, Pascuala Perié, Alfonso Zapater y sus padres, o José Iranzo, ‘El pastor de Andorra’. He disfrutado en distintos grados con los trabajos de Carmen París, de Begoña García Gracia y José Luis Muñoz, con la serie de Beatriz Bernad y Nacho del Río para Prames, o con el ‘Caminico a casa’ de Yolanda Larpa. Y, tal como recuerda Mariano García, tampoco querría olvidar ese proyecto fresco y simpático que fue ‘Menuda jota’ de los niños Ánchel Pablo, David Aparicio y Olga Navarro, secundados por Sergio Aso. También me he emocionado con las constantes apuestas de ese trabajador de fondo, audaz y pugnaz, que es Miguel Ángel Berna. He observado el ‘revival’ de la jota con alguna estupefacción: hubo un momento en que pensé que la jota se había convertido en una epidemia y que estaba a punto de convertirse en uno de esos fenómenos que alejan al público por puro hartazgo. O que lo devuelven al lugar del tópico.
Sin embargo, en medio de este clima, que tiende a aniquilar el buen momento de otras músicas, he escuchado hasta cuatro veces el disco ‘A ritmo de jota’ de Roberto Ciria. Es algo más que un disco: es un homenaje valiente a la gente que marca una senda hacia la evolución: en estos tiempos de géneros imprecisos, donde la pureza ya es solo añoranza anacrónica o arqueología, este trabajo de veintitrés temas supone un paso adelante. Respaldado por muchos expertos en la jota y en otras músicas como Mariano García, José Luis Melero, Toño Julve, Evaristo Solsona, Alberto Turón, María Ángel Buesa y Luis Lles, entre otros, Roberto Ciria ha confeccionado un catálogo-libro que da la medida de su ambición y de su trabajo previo, tan meticuloso como preciso y anclado en otro disco más que meritorio: ‘Raíces de antepasados’ (2006). Esos textos compendian la historia de la jota en toda su vastedad (cantas, estilos, rondallas, joteros de leyenda...), y luego Roberto Ciria explica por qué ha elegido cada tema y qué ha querido hacer.
José Luis Melero exalta su generosidad y su talento; Luis Lles su valentía y su voz de tenor. El jotero, arropado por Juanjo Almarza Carrasco, canta veintitrés temas que se asientan en la tradición, en la variedad de los estilos y registros, en el encuentro con los grandes maestros –desde Cecilio Navarro a José Oto, desde Jesús Gracia e Iranzo a Nacho del Río o Beatriz Bernad-, y que le permiten explorar nuevas vías. En el primer tema conmueven el violín de María Carrasco y las castañuelas de Miguel Ángel: ya anuncian que estamos en un disco diferente.
En ‘L’Arbesa’, el cuarto corte, cantan en aragonés Ciria y Alicia Cortés. En ‘Bolhatanjo’ se ofrece otra renovación: la jota se funde con el tango con la ayuda de este espléndido trío que es Trivium Klezmer, que cierran el disco apoteósicamente con la ‘Ronda Klezmer’, uno de los cortes más luminosos del conjunto. Hay otras piezas espléndidas, familiares, nostálgicas, reivindicativas, de exaltación de San Lorenzo (‘Canto a mi gente’) y otros rincones oscenses como Guara.
Me he fijado especialmente en algunos temas más: ‘Dos tierras que se miran’, donde la jota se abraza en música y canto y en espíritu con el flamenco; en ‘Palomicazz’, que es un ejercicio de estilo a partir de ‘La palomica’ que integra el jazz con acierto (cuando más se escucha, más gusta), y el penúltimo corte: ‘Mi fiera’, donde Roberto Ciria revisita, a su modo, con intensidad y cariño, a José Oto. Para los más románticos hay una pieza más intemporal, aunque de reciente creación, que es ‘Rosa de invierno’, que cantan a dúo Toño Julve y Ciria. Si uno no se anda con alguna prevención, puede echarse a llorar.
No quería olvidar otro detalle muy gustoso: el sonido del chicotén de Salvador Cored en ‘No me mandes más, mañica’, que es una variación sobre un tema de José Oto. Vuelvo un instante con el ilustrado de jota Pepe Melero: él define a Roberto Ciria como “un aragonés de cuerpo entero que ha decidido dedicar su vida a algo tan hermoso, delicado y romántico como es el canto de la jota aragonesa”. El siempre moderno Luis Lles concluye así su texto: “Roberto Ciria demuestra con este disco que la jota, además de una letra del abecedario, es vida. Pura vida”. Roberto Ciria ya no necesita más elogios: solo la curiosidad del público.
A ritmo de jota. Roberto Ciria. Dirección musical: Juanjo Almarza. Textos: Roberto Ciria, Mariano García, José Luis Melero, Evaristo Solsona, Toñó Julve, Alberto Turrón, María Ángel Buesa y Luis Lles. Grabación, mezclas y masterización: Estudios Kikos. Colaboran DPH / DGA. Huesca, 2011. [La foto es de Javier Blasco de Heraldo de Aragón]
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