Blogia
Antón Castro

EL TEATRO CIRCO: EVOCACIÓN A LOS 50 AÑOS DE SU DEMOLICIÓN

EL TEATRO CIRCO: EVOCACIÓN A LOS 50 AÑOS DE SU DEMOLICIÓN

El popular Teatro Circo fue

derribado hace medio siglo

 

Alejandro Castejón Gay con sus hijos Alberto y Alejandro ante la escenografía de ’La venta de los gatos’, que tuvo gran éxito. Arriba, una joven Raquel Meller. [Las fotos son de Alberto Castejón, hijo, y de Rafael Castillejo, entre otros]

 

[Este espacio circular se había fundado en 1887 para espectáculos de fieras, fue reformado por Albiñana en 1923 y tenía 1972 butacas. Se convirtió en una sala muy popular que alternaba las variedades, el cine y el teatro, y que vio pasar por su escenario a Fleta, Raquel Meller, Imperio Argentina, Concha Piquer o Carmen de Lirio]

 

 “El Teatro Circo era una sala muy popular. Daba hasta tres funciones al día, e incluso cuatro; la más importante era la de la noche. Por allí pasaron algunos de los artistas más importantes del teatro, de la copla, del bel canto y del mundo de las variedades”, dice Alberto Castejón (Zaragoza, 1937), que se asomó por primera vez al escenario en pañales en una escena de ‘Gigantes y cabezudos’. Alberto es hijo de Alejandro Castejón Gay (1901-1960), que fue operador cinematográfico y jefe de tramoya hasta su muerte, tras un derrame cerebral que sufrió en el mismo recinto.

Allí, en aquel teatro circular, construido en 1887 para espectáculos circenses y derribado tal día como hoy en 1962, hace ahora50 años, Alberto jugaría a casi todo: a las adivinanzas de canciones con su hermano Alejandro, seis años mayor que él, a la descripción de las calles de Zaragoza, jugaba en el columpio en los trapecios, donde solía entrenar una volatinera alemana llamada Irene Margot. “Mi hermano cantaba muy bien. Cuando venía el barítono Marcos Redondo, una de las mejores voces que recuerdo, nos llamaba a su camerino y nos pedía que le cantásemos. No veíamos a los artistas como dioses o como mitos, sino como amigos”, dice Alberto.

El teatro se levantó en la calle San Miguel 12, en los baños o lavaderos de la familia Marraco, y alternaría espectáculos teatrales y de variedades con las proyecciones de cine de reestreno. En 1923, el arquitecto José Albiñana, que sería ejecutado en 1936, realizó una reforma. Al principio las butacas eran de madera y luego estarían tapizadas en azul; constaba de 1972 asientos, aunque había 380 sin apenas visión en el anfiteatro. Allí en 1925 actuó Miguel Fleta con cuatro óperas: ‘La Boheme’, ‘Aída’, ‘Rigoletto’ y ‘Carmen’, tal como se puede ver en las fotos que han cedido a lo largo de los años tanto el citado Castejón como María José Quintana, familiar de José Luis Quintana, que fue jefe de la claque hasta el cierre en junio de 1961, la familia del tramoyista Cecilio Marco, Estela Clemente y la web ‘El desván de recuerdos’ de Rafael Castillejo. Un año antes, en septiembre de 1924, se había producido el debut de Narcisín, “el más grande actor conocido, encerrado en el cuerpo más pequeño”. Este Narcisín no era otro que Narciso Ibáñez Menta.

“Allí actuaron desde Raquel Meller e Imperio Argentina hasta Juanito Navarro, que hablaba de fútbol con mi padre: había hecho el servicio militar en Zaragoza y tenía la aspiración de ser presidente del Real Madrid. Pero también estuvieron Concha Piquer, una profesional muy exigente consigo misma y con los demás. Colaboramos en una caída de telón muy laboriosa, en un mutis de una canción: salió tan bien que pidió un aplauso para mí”, recuerda Alberto Castejón.

También actuó Carmen de Lirio, “que es una de las mujeres más bonitas que he visto nunca”, en obras como ‘La noche de bodas’, con dirección del maestro Cabrera, que era tan ocurrente que “se permitió el lujo de dirigir con un salchichón de Vic en la mano”.

Las dos funciones de más éxito en la posguerra fueron ‘La blanca doble’ del maestro Jacinto Guerrero con Conchita Leonardo, José Orjas, el citado Navarro o Antonio Riquelme. Aquella función de revista superó las cien representaciones y permaneció casi dos meses en cartel. “Guerrero tenía mucho talento para las escenas de chabacanería: creó algunos números graciosos muy famosos como aquel de ‘Ay que tío’ y ‘Encaje de bolillos’, que se hicieron muy populares, y creó una especie de anticipo del karaoke actual: en uno de los telones bajaban las letras de las canciones y sonaba la música para que la gente cantase”.

Otro de los espectáculos que alcanzó un gran éxito, en 1952, fue ‘Visto y oído’, una revista que se formó con los artistas del Oasis. Actuaban, entre otros, Lolita Rivero, Paddy, Susepet y Pilar o el cantante Antonio Amaya. Otros de los personajes habituales era Gracia Imperio: una morena agitanada, con un cuerpo repleto de curvas, que encendía los ánimos, tanto que a veces, tras una de sus canciones, seguía moviéndose sensualmente y se apagaban las luces para que la censura no prohibiese la función.

El cierre del Teatro Circo se produjo en junio de 1961 y seis meses más tarde la demolición. Aquel día Alberto y su hermano Alejandro recuperaron muchas de las fotos de su padre, que había ido amontonando en una garita contigua al escenario. Allí estaba la memoria visual de casi un siglo de sueño, ocio y picardía.

 

*Este artículo se publicó ayer en ‘Heraldo de Aragón’ y contó con la generosa colaboración de Rafael Castillejo y Alberto Castejón, entre otros.

2 comentarios

Alberto Castejon Gomez -

El haber participado en la redacción de este reportaje sobre el Teatro Circo, ha sido para mí una gran satisfacción.
Me ha sorprendido la cantidad de personas que se han interesado por algunas de las fotografías y carteles que dispongo de actuaciones en este teatro y que pongo a su disposición.
Desde aquí, me permito recomendar la web de Rafael Castillejo en donde encontraran una gran cantidad de documentación, no solo de este teatro, sino del resto de escenarios zaragozanos todos ellos de una gran importancia en lírica, revista etc
Gracias Anton por haberme hecho participe en tu entrevista y lamento muchísimo la desaparición de “BORRADORES, un gran programa

Rafael Castillejo -

Colaborar fue un placer. El Teatro Circo merecía este recuerdo. Yo sólo lo recuerdo en sus dos últimos años, cuando únicamente se utilizaba como cine de reestreno, pero mucha gente mayor se habrá emocionado con tu artículo del domingo y esas fotos tan emotivas. Por lo demás, algunos jóvenes se habrán enterado de que por ese lugar de la calle de San Miguel pasaron artistas de gran prestigio. Abrazos.