RAMÓN GAYA, EN VALLADOLID
La Sala Municipal de Exposiciones del Museo de Pasión de Valladolid, presenta desde hoy viernes día 20 de enero y hasta el 18 de marzo, la exposición ’Ramon Gaya. Pintura, Verso y Prosa’.
De formación autodidacta, Ramón Gaya (Murcia, 1910 – Valencia, 2005), es una de las figuras esenciales del arte español, que curiosamente abandonó la escuela para dedicarse a la pintura.
Nacido en una familia donde la cultura era un pilar fundamental, con un padre de profesión litógrafo, parecía evidente que el joven Gaya se decantará por una carrera artística que le marcaría el trazo a seguir durante su vida. Creció rodeado de los amigos artistas de su padre y de los grandes libros que inundaban la biblioteca de los Gaya.
El azar y Juan Guerrero le llevó a conocer y a entablar amistades con las figuras más importantes de la Generación del 27. La llegada de Jorge Guillén a Murcia y la creación de la revista Verso y Prosa, le permitieron colaborar con ilustraciones y escritos junto a Lorca, Alberti, Aleixandre, Altolaguirre o Cernuda, entre otros.
En la década de los veinte, viaja por primera vez a París y expone en una de las galerías más importantes del momento junto a otros artistas españoles. Desencantado por lo que interpreta como una falsa modernidad de las vanguardias toma a los grandes maestros como referentes pictóricos a su vuelta a España.
La fatalidad vendría de la mano de la Guerra Civil que sacudió a nuestro país y que llevó a Gaya a exiliarse en Francia tras haber apoyado fervientemente al bando republicano. La tragedia hizo que, además, sufriera la muerte de su mujer en un bombardeo, cuando se encontraban en Figueras a punto de coger un tren para salir del país.
En el año 1952, se embarca en el Sinaia para viajar a México. Lejos de su patria, su sensibilidad le acerca a otros artistas exiliados y a algunos locales, como el gran escritor y Premio Nobel Octavio Paz. Su admiración por Tiziano, Rembrandt o Murillo late más fuerte que nunca y es capaz de reinventarlos. En su obra destacan especialmente sus d’après sobre la iconografía de Velázquez, consiguiendo en sus interpretaciones una admirable frescura, espontaneidad y síntesis sobre los temas del maestro sevillano.
Siguiendo con los caprichos del destino en 1956 regresa a Europa, concretamente a Italia. En Roma se encuentra con su gran amiga María Zambrano y se relaciona con otros pintores y escultores como el italiano Giacomo Manzù.
Desde allí le resulta más fácil poder viajar a su país natal y desde los sesenta lo hace constantemente. Finalmente, en el año 1974 se instala en Valencia y retoma, intensamente, su vida tanto laboral como personal, contrayendo de nuevo matrimonio.
Ramón Gaya tuvo una fuerte personalidad que le permitió no tener que beber de las fuentes de sus contemporáneos para lograr crear su propio mundo artístico. Las modas no influyeron en él y pudo escapar de los ismos que parecían acaparar el arte del siglo XX. El artista fue capaz de tomar distancia de todos esos dictados y con su desarraigo abrió una brecha única en la Historia del arte de nuestro país.
Sumergido en los juegos de luces y de colores su obra posee la esencia única del intimismo. El alma como leit motiv de su obra, así mismo lo definió él: “Pintura no es hacer: es sacrificio, es quitar, desnudar, y trazo a trazo, el alma irá acudiendo sin trabajo.”
El destino lo agració con el reconocimiento de sus esfuerzos y sacrificios y pudo disfrutar en vida de grandes reconocimientos y galardones como el Premio Nacional de Artes Plásticas, concedido en 1997, la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes madrileño o el Premio Velázquez en 2002. Autor de más de 2.500 cuadros, repartidos en colecciones privadas y públicas de Europa y América, Gaya publicó además, entre otros libros, Diario de un pintor, 1952-1953, El sentimiento de la pintura, Huerto y vida, y su fundamental Velázquez, pájaro solitario. Con su muerte en 2005, desapareció el último pintor de la Generación del 27.
En esta ocasión se rinde homenaje a uno de los artistas españoles más importantes del siglo pasado. Una vez más el Ayuntamiento de Valladolid brinda a los vallisoletanos la oportunidad de gozar de una exposición única gracias al Museo Ramón Gaya de Murcia.
*Esta información es la nota de prensa.
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