TRECE AL SOL DE BLANCA RESANO 9
Blanca Resano (Zaragoza, 1971) es actriz, directora teatral y profesora de la Escuela de Teatro de Zaragoza. Es cofundadora del Laboratorio de Investigación Artística (LIA). Está llena de proyectos que anota en sus cuadernos.
“Una noche un hermoso caballo blanco cruzó la carretera, mirándonos”
“El verano te saca pecho. Es libertad, sin horas de vuelta”
-1. ¿Qué hace una actriz en verano?
-Pensar. Es un tiempo bueno para formular ideas, proyectar sobre papel ingenierías artísticas. Hace unos años, era el tiempo en el que más se trabajaba, haciendo bolos; hoy la cosa es diferente. Mis últimos veranos han sido un tiempo de investigación, de estudio. Del verano surgieron proyectos teatrales, que se ensayaron incluso y se dieron a luz en otoño. Proyectos de formación, que se llevaron a cabo en verano incluso, como nuestros LIA (Laboratorio de Investigación Artística).
-2. ¿Dónde veranea?
-Afortunadamente he “veraneado” donde he tenido trabajo. Las vacaciones nos las brinda forzosamente nuestro oficio y casi nunca las planeas tú. Intento escaparme al mar, a algún sitio con playa, aunque solo sean dos o tres días.
-3.¿Qué le da la playa?
Soy mujer de sol, y me da mucha energía. Noto que me pone las pilas. La playa me vuelve loca. Me gusta muchísimo. Cojo mi pareo, mi cremita, mi libro y a la tumbona, jajaja. Soy muy feliz si tengo unos días junto al mar…
-4. ¿Qué hace que no haga el resto del año?
Tomar el sol, pasear, trasnochar... Suelo ir en moto, y sí, en verano cojo la bici, es verdad. Y beber tinto de verano. Me encanta.
-5. ¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida?
-Recuerdo muchos veranos trabajando, haciendo bolos de sitio en sitio. Si lo pienso han sido los veranos de mi vida los que me pusieron en el sitio profesionalmente en el que estoy. Trabajando mucho, muchos años, así que no te puedo hablar de un viaje maravilloso en verano. Mis viajes “bonitos” nunca han sido en verano. Algunos ejemplos: Venecia me robó el corazón, Londres me fascinó, Paris me dejó sin aliento, Grecia me presentó a mis ancestros en Epidauro y Estados Unidos tiene media vida mía, tengo a una hermana allí hace años y a mis sobrinos
-6. El verano está asociado a la infancia y a la adolescencia. ¿Cómo ha sido esa época?
Inolvidable, la infancia lo mejor, en la calle todo el día, jugando, jugando todo el tiempo. Somos cuatro hermanos y mi madre suele decir que soy de sus hijos la que más ha jugado. El verano era una libertad absoluta. Una de las cosas más importantes de mi vida son mis amigos siempre lo han sido. Los conservo desde la infancia. Y en la adolescencia, el verano sí que fue una estación de amores, como dice la canción, “amores que se van marchando como las olas del mar”, amores que se fueron marchando, ja, ja. Menos mal: ¡no tendría hueco para todos ahora!
-7. ¿Cuál es el mejor recuerdo?
Recuerdo momentos felices con gente que quiero o he querido y que con el ciclorama veraniego resultaron perfectos, irrepetibles. Momentos que no volverán, porque vendrán otros supongo. El verano siempre tiene magia: las pulsiones son más poderosas.
-8. ¿Qué tipo de lecturas realiza estos días?
Leo mucho sobre teatro. Revistas especializadas, estudios, libros específicos de dirección escénica. Estudios concretos sobre la situación del sector teatral. Biografías de actrices y directoras de escena. Siempre ando buceando en la realidad de la mujer en las artes escénicas. Me gusta ver como lo hacen otras mujeres, cómo lo han hecho en otro tiempo. Y al estudiar una cosa me lleva a otra y me lío, y cuando me doy cuenta se me han pasado las horas sin enterarme. Y leo a los clásicos constantemente, especialmente a Shakespeare. Alguna novela también. Ahora leo ‘Los amores oscuros’ de Manuel Francisco Reina, sobre García Lorca y uno de sus enamorados, Juan Ramírez de Lucas...
-9. ¿Qué libro, qué cuadro, qué museo, qué película, qué canción o qué álbum están asociados a un verano inolvidable?
Cuadernos unos cuantos, todos los veranos tienen su cuaderno, donde he anotado ideas, he escrito. Libros también hay unos cuantos; es el verano el tiempo que me ha permitido leerlos. Suelen ser espectáculos teatrales, los que asocio a veranos inolvidables, como por ejemplo ‘Medea’, en el Festival de Mérida, hace unos años con Blanca Portillo. Este año ‘La vida es sueño’ en Almagro, y ‘Hamlet’ en Madrid.
-10. ¿Cuál ha sido el gran personaje de sus veranos?
Muchos, siempre ando de aquí para allá viendo teatro por todas partes. Muchos personajes, del teatro todos.
-11. ¿En qué han cambiado las vacaciones?
En que me hago mayor. En que no te vas con la maleta de bolos y regresas a finales de agosto o septiembre porque ya no se firman giras de compañías de teatro independiente de tanto tiempo como antes... En que estando ahora como están las cosas da miedo pensar en qué puede pasar en el otoño. La vida va cambiando y el verano es siempre distinto. ¿Qué pasará el próximo verano?
-12. ¿Cómo resumiría el espíritu del verano en un tuit de 140 caracteres?
Que siempre lo deseo. Que siempre espero que vuelva. Que es el mejor tiempo del año. El sol, la luz, el calor, todo me gusta. Me da energía, fuerza, positividad. Una noche de verano, como escribió Shakespeare, puede ser mágica, siempre puede ocurrir algo nuevo. Somos más divertidos todos en verano, más guapos y guapas. Es un tiempo maravilloso. Lloro cuando empieza a hacer frío y tengo que taparme los pies con los zapatos cerrados. El verano te hace hablar en la calle, llena los parques por la noche, huele a agua fresca que te moja y te da un gusto infinito. El verano te saca pecho, no te encoje de hombros y te encierra en casa. Es libertad, sin horas de vuelta. El verano es para vivirlo y disfrutar aunque sea trabajando.
-13. ¡Bueno, estos son cuatro o cinco tuits! ¿Cuál es la mejor, la más extraña o sorprendente anécdota veraniega vinculada a tu profesión?
Una vez en una gira con el Nuevo Teatro de Aragón por Andalucía, era muy tarde, habíamos terminado una función y debíamos marchar a otro sitio viajando de noche. Conducía la furgoneta Joaquín Murillo de Teatro Che y Moche y yo iba junto a él de copiloto. Los demás dormían. De repente, por una carretera secundaria perdida del sur, Joaquín frenó de repente, menos mal que íbamos despacio. Un hermoso caballo blanco cruzó la carretera, mirándonos. Joaquín y yo nos quedamos como tontos, contemplando la elegancia de aquel caballo blanquísimo, en mitad de una noche oscura y tranquila de verano. Solo lo vimos él y yo; los compañeros estaban tan cansados y dormidos que no se enteraron. Fue inmenso el instante. ¿Quién puso aquel caballo tan bonito a nuestro paso? Pareció un sueño. Tras una pausa, quietos en mitad de aquella carretera de segunda, sin nadie, continuamos la marcha hacia otro sitio a llevar las comedias. Eso sólo te pasa si eres “cómico”, ¿no crees?
*La segunda foto de Blanca Resano es de Gabriel Latorre.
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