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Antón Castro

ESTEL JULIÀ: CINCO POEMAS

ESTEL JULIÀ: CINCO POEMAS

 

La poeta y traductora Estel Julià acaba de terminar un nuevo poemario, ‘Zapatos imposibles’. Me manda una pequeña selección de textos, que se abre con una ‘Poética’. Dice Estel con humor: “Son una buena muestra para saber de qué trata el poemario, cómo son esos zapatos y cuál debe de ser el príncipe que algún día los calce”. Su foto, la primera, la realizó Toni Balanzà. Las demás son de la británica Kirsty Mitchell.

 

 

POÉTICA IMPOSIBLE

 

Se abren las palabras en el papel

como se abre un camino

que se anda con zapatos imposibles

y conduce al poder de las palabras.

Dejar la puerta abierta, entrar,

o quedarse al otro lado.

Solo un hilo conductor

entre mis dedos y tus oídos.

Andar por el cable de acero

o salir corriendo descalzos

porque las palabras queman,

los sonidos queman,

queman las imágenes.

 

 

 

UNA MUJER DESCALZA

 

Flor desconocida

bifurcada, herida, temblorosa

como sacada de un cuadro,

pintada del natural,

apareció casi imperceptible a los ojos.

Escondida, pequeña, muy niña,

anidó en un lugar olvidado

en el cuerpo de la madre.

Y se elevó, quiso tocar el cielo,

el techo de las hojas,

beber el agua inaccesible,

pero sólo lamió el viento de la memoria

mientras los otros desconocían

el secreto de su lengua.

Como abandonada

fue descubrirla

en un pequeño hueco de la tierra.

 

 

CIUDAD EMBRUJADA

 

Los tulipanes están cerca de las ventanas

puedo verlos a través de los visillos.

Se respira la nostalgia de otros tiempos,

se cuela por las chimeneas

como Embrujada sin zapatos

que llega a una ciudad de cielo tenebroso.

Y todo se ilumina a través de los cristales

con las manos de pintores antiguos

que dibujan las calles de mi cuerpo

y las huellas que han dejado mis pies

en la tibia blancura de la noche.

 

 

ABRIL, 14

 

El día parece

que se prorroga y sobrevive

al recuerdo de los pétalos

arrancados a una fotografía.

Sobrevive también a peces que bailan

al compás del agua que interpreta

el tempo de las horas

(a sabiendas

que sonarán domingo

las siete campanadas)

No quiero que me coja

por sorpresa el día

y me apresuro a guardar

los zapatos de cenicienta.

 

 

SERÉ VIDA

 

Me vestiré de hiedra

germinaré en ti

naufragaré en tus campos

sin que aprecies la leve brisa.

Me enredaré en tu vientre,

por ti, seré primavera

de algas y verde trigo

y cuando el otoño llegue

me anunciaré con luna

de henchida vela

y en el mar de firmamento

nacerá la vida.

 

2 comentarios

Andrea -

Tus poemas me han emocionado mucho.
Le doy las gracias a la vida por tener sentidos para disfrutar de cosas así.Como las palabras transformadas en utopía,la sangre congelada en el tiempo viene a mí y yo la recibo con los brazos abiertos.¿Soportar pasivamente la muerte?No.Meditar sobre los cimientos del tiempo.Yo también soy poeta.Una suerte de Alicia.Gracias.

Ana Genovés Badenes -

Una pincelada perfecta de sentimientos y sentidos.

La selección es exquisita, y las palabras, perlas truncadas repletas de amor.

Si tuviera que elegir... Escogería a la mujer descalza que salida de un óleo deambula sin apenas ser vista.

Ann@ Genovés