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Antón Castro

SAN JUAN, 2- GARRAPINILLOS, 1 (Jesús)

SAN JUAN, 2- GARRAPINILLOS, 1 (Jesús)

EL GARRAPINILLOS PIERDE

Y PIENSA EN MARIVÍ GARCÍA CALVERA

San Juan de Mozarrigar, 2 – Garrapinillos, 1 (Jesús Ángel)

El Garrapinillos ha jugado hoy en San Juan de Mozarrifar ante un equipo que se ha colocado, poco a poco, en la parte alta de la tabla. Posee un buen campo; hoy, como el domingo pasado, soplaba un viento infernal. Teníamos un deseo: a Mariví García Calvera acaban de hacerle una operación de páncreas en Barcelona y queríamos dedicarle la victoria. Mariví es la mujer de uno de nuestros capitanes: Jorge Blasco. La operaron el sábado de urgencia y ahora está en reposo; Jorge, por ello, era una de nuestras bajas. Y a esa se sumaron otras: entre ellas, la más inesperada y dolorosa ha sido la de Enrique Romero. Hemos tenido que recurrir a otro juvenil: Jorge de Miguel, que ha jugado de central con un comportamiento ejemplar.

Durante la charla táctica hablamos de muchas cosas: de mentalidad, de trabajar mejor el robo de balón, de combinar más en el centro de campo, de la tensión defensiva, etc., y glosamos el fútbol y el talento de Cristiano Ronaldo: un deportista impresionante, ambicioso, con carisma, con voluntad ganadora y con una ciega confianza en sí mismo. Formamos así, con otra alineación absolutamente inédita: Sergio Calvo; David Mateo, Jorge de Miguel, Jorge Beltrán, Dani Pekerul; Jesús Ángel, Diego Rodríguez, Kike Alcubierre, Alberto Luna; Jorge Rodríguez y Eloy Mateo. En el banco se sentaron Luis Romero, que hoy tendría que maniobrar de delantero centro, y así lo ha hecho, y tres jugadores lesionados o con molestias: José Antonio Mochales ‘Pitu’, Javier Lacabe y Alberto Sancho; ninguno de los tres ha jugado.

El partido empezó estupendamente. El Garrapinillos, impelido por la sobriedad y por el  viento, se adueñó del partido. Al menos con mucha nitidez en la primera media hora: a lo largo de la primera parte remataron a gol Eloy, Diego, Alberto, Beltrán y Kike. El equipo dio la cara y jugó con mucha seriedad en todas las líneas: con seriedad, con entrega y con tensión. El San Juan, hoy ellos han sido los rojillos, intentaban irse hacia arriba, y profundizó con peligro por la banda derecha, en dos o tres ocasiones. Aún así, el Garrapinillos seguía buscando el gol de todos los modos: al contragolpe, de falta, de jugada elaborada, desde el córner. Y serían los locales quienes abrirían en marcador: en un despiste defensivo de marcaje, tras el saque de una falta, un adversario recibió solo en el punto de penalti, remató con la izquierda y otro compañero aprovechó el remate. La suerte se había puesto de parte de los locales.

No hemos hecho cambios. No estaba la fiesta para ello. Y en la segunda parte, a pesar del vendaval en contra, el Garrapinillos se adueñó del partido, trianguló, generó llegadas y en una de ellas, tras otro despeje fallido de la defensa local, llega el balón a Jesús, escorado hoy hacia la derecha: soltó un trallazo nítido. Era el empate.

A partir de ahí los elementos –naturales y humanos- se conjuraron contra el Garrapinillos. En una escaramuza, Eloy (el jugador que antes pierde los nervios: los rivales lo saben y él cae casi siempre, a pesar de que hoy llevaba el brazalete de capitán) es expulsado. Y en medio del intento de agresión, Jorge Rodríguez acude a poner paz. Nunca mejor dicho: paz, intentaba evitar agresiones. Y el árbitro le saca la tarjeta roja. De golpe, antes del minuto veinte el Garrapinillos se queda con nueve. No ha habido agresión alguna ni razón para la expulsión.

El San Juan se lanzó a por la victoria. Ahí el partido, disparejo, se volvió vibrante. De una hermosa intensidad. Se jugó de poder a poder todo el rato. Unos querían y no podían; otros se defendían e intentaban estirarse, y a veces se lograba con una internada de Diego o de Jesús, con un desborde de Luna... Y en esas andábamos, con más de media hora cumplida cuando David Mateo saca un balón del área pequeña en disputa con un rival: el toque de balón fue claro y limpio, un ejemplo de anticipación. El colegiado señala penalti, y uno de los jugadores del San Juan marca el 2-1.

El partido no acabó ahí. Ellos tenían superioridad numérica y la fortuna de cara. Pero el Garrapinillos trabajó hasta el final, con sus nueve jugadores; David Mateo dejó su sitio a Luis Romero, que se colocó en la vanguardia del ataque. Hubo alguna ocasión, no todo la clara que habíamos soñado. El resultado no fue excesivamente justo y las circunstancias del choque más bien escabrosas. Además, hemos perdido a Eloy para varios partidos (era nuestro máximo goleador con diez; hemos perdido  para toda la temporada ya a Óscar Cambra por rotura de ligamento cruzado), a Jorge Rodríguez, al menos por uno, y a Dani Pekerul por acumulación de tarjetas. Y quizá a alguno más, que ha decidido borrarse...

Nuestro partido, más allá del resultado y de las circunstancias del choque, ha sido extraordinario. Lo digo en serio: espléndido. Sólido, intenso, muy serio en todas las líneas. Utilizo otro adjetivo: ha sido un partido emotivo y emocionante. No hemos podido dedicarle la victoria a Mariví, pero seguro que hoy estaría muy feliz y orgullosa de sus chicos, de sus futbolistas del barrio.

Las cosas no pintan bien para nosotros. Fuimos los líderes de la primera vuelta, y en los últimos cuatro partidos solo hemos obtenido un empate: ni es normal ni se ajusta a nuestros méritos, pero las cosas vienen así. Ahora miramos, con estupor y con la sensación de que nos persigue un maleficio, a dos equipos que nos han tomado la delantera: el Anento A Mesa Puesta, más líder, y el Salvador. A ambos les ganamos a domicilio en la primera vuelta. No voy a destacar a ningún jugador especialmente: el rendimiento ha sido unánimemente bueno.

La Liga sigue y, de nuevo, la semana que viene volveremos a ensayar otra formación. [En la foto, Mariví García Calvera: la mujer que ha sido operada de páncreas en Barcelona el sábado.]

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