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Antón Castro

PRECIADO O LOS DIOSES MENORES

PRECIADO O LOS DIOSES MENORES

SEGUROLA / PRECIADO: DE LOS DIOSES MENORES

 

No sé a qué categoría de héroe pertenecía Manuel  Preciado, ese entrenador que era capaz de arrostrar la pérdida sin perder la sonrisa: decía que solo existe la vida y que tras la noche, incluso la del dolor más insoportable, viene el sol. Lo decía un hombre que había crecido con la lluvia y las tempestades, y que se haría fuerte, incomparable y humanísimo en ciudades con mar: su Santander natal, y luego en Gijón: en los chigres, en los lagares, en la casa de sus jugadores o en El Molinón. Era uno de esos seres admirables que contagian entusiasmo, creían en la fuerza de los humildes y no bajaban nunca la cabeza. Para él la victoria empezaba en la dignidad. Santiago Segurola publica ‘Héroes de nuestro tiempo. 25 años de periodismo deportivo’ (Debate. Edición de Pablo Cifuentes y Pablo Martínez-Arroyo), donde hay héroes de todos los tipos y dimensiones: desde Jesse Owens, Carl Lewis o  Merlene Ottey a El Guerruj y Usain Bolt; desde Nadal a Federer; y nadadores como Thorpe o Phelps. Contiene un sinfín de anécdotas, de instantes, de sueños rotos, de decepciones y de gestas. El Zaragoza pugna con el Español en una de las noches más brillantes e inútiles de Cani. El libro, un espléndido manual de periodismo deportivo, es una confirmación, real y metafórica, de que el hombre puede volar. Preciado voló con el afecto de esa marea roja de Mareo y del Cantábrico, a la que devolvió a Primera División. El día que se fue lloraron todos: el presidente, los aficionados, los jugadores y los vientos irritados. El deporte es un escaparate de los dioses mayores, pero ¿qué sería de él si no existiesen los dioses menores, tan mortales que pueden morirse porque se les quiebra el corazón de madrugada?

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