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Antón Castro

SUSANA VACAS: SILLAS CORAZÓN

SUSANA VACAS: SILLAS CORAZÓN

LOS CUENTOS DE SUSANA VACAS

Y SUS SILLAS CORAZÓN

Recibo esta nota-cuento de Susana Vacas y sus sillas:

 

Susana Vacas desde el año 2007 ha tenido una obsesión, una entre miles, claro, una obsesión por un objeto también muy cotidiano para todos nosotros: la silla. La artista de lo mínimo se ha sentado en varios tipos de sillas, todas ellas de un tamaño adecuado a la artista, el chiquito, y con ellas ha recorrido territorios distintos, acompañada de un escultor, un diseñador y varios escritores.

Su viaje comenzó en Sicilia acompañada del escultor Federiko Martín, con quien se sentó en unas sillas sicilianas, un par de piezas escultóricas de arenisca con aplicaciones de césped y lentejuelas. Ambos contemplaron el paisaje mientras el escritor Ismael Grasa les resumía su estancia en la isla.

Pasado un tiempo, los dos artistas aparecieron sentados en dos sillas nuevas. Andaban buscando Liliput y acabaron encontrando Sakhalin y las islas Kuriles, conocidas como el Archipiélago de las Mil Islas. Todo en ellas era niebla, algas y pescado y así lo reprodujeron en estas sillas pétreas: sillas kuriles.

Por casualidades de la vida, la vida esta que nos toca en parte y en parte la que elegimos, Susana Vacas intervino en una reproducción a pequeña escala de cinco sillas del diseñador Konstantin Grcic. Con ellas formó una petit troupe de teatro y el escritor Dani Rabanaque las renombró como butacas. Serían las sillas myto.

Continuamos. Faltaban unas islas maravillosas por visitar. Esta vez el viaje tenía un objetivo: encontrar a Vaca Perezosa, propiedad del diseñador Isidro Ferrer, que de vaga que era se había ido a pacer sentada a las islas Solomon. Federiko y Susana la encontraron muy cómoda en estas sillas solomon, de alabastro, que se veían más pequeñas en la medida en que la vegetación exuberante, un idioma no conocido e incluso algún que otro caníbal las rodeaba.

Susana Vacas ha almacenado grandes experiencias en estos viajes y decidió resumirlas creando algo que conocía muy bien: otras sillas, las sillas. Sentada pensaba y dejaba volar su imaginación y reducía sus dimensiones hasta llegar elaborar una serie limitada de 50 piezas, unas sillitas (4 cms.) metálicas y personalizadas, todas distintas, a disposición de los clientes del establecimiento Soho de Zaragoza. Todavía quedan algunas, con nubes, terciopelos, tuercas, e incluso algún lindo gatito…

El  mundo de las sillas se empequeñece todavía más. Partiendo de los alambres de los tapones de las botellas de cava y añadiendo corazoncitos cojín procedentes de aquella isla corazón que la artista descubriera en el río Ebro con pierre d. la, Susana Vacas prepara once y solo once sillas corazón que evocan el lejano mundo de Oriente, el fantástico de Alicia, el urbano del plástico o el surrealista de Dalí… Se las presenta al escritor, pintor y tantas cosas José Luis Cano  y surge una cajita, una cajita-libro, titulada así, sin engañar a nadie: “silla”. 

 “Silla” se halla por nuestras librerías zaragozanas, y también a partir de ahora acompañada por las pequeñitas piezas, en la galería La Sala de la calle Las Armas de nuestra ciudad. ¿Pasáis a visitarlas? Se alegrarán de vuestra compañía…”]

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