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Antón Castro

AUTORES, LIBROS, FÁBULAS

LA CULTURA NECESARIA

 

Anuncia Mario Vargas Llosa que la cultura ha muerto, como otros anunciaron antes la muerte de la novela o de la pintura. Los recortes evidencian que no son buenos tiempos para nada ni para casi nadie, y ahí está el cierre inesperado de los Renoir. Pese a todo, el lunes 23 de abril, Día de Aragón y Día del Libro, fue una jornada particular: la gente salió a la calle en manadas numerosísimas, como habría dicho Julio Antonio Gómez. Salió, oteó, conversó con los autores y adquirió libros de todos los autores. Algunos, como Alberto Gamón, no pararon de firmar las melodías de sus cinco músicos, Klimt y su gato. Y como él muchos. El sello Jekyll & Jill ganaba el premio al libro mejor editado con ‘Un día me esperaba a mí mismo’ de Miguel Ángel Ortiz Albero, una novela poética y epistolar sobre Apollinaire; Ildefonso-Manuel Gil y José Hierro, que fueron consuegros, coincidían en efemérides: Ildefonso habría cumplido un siglo, y puede releerse su ‘Poesía’ (IFC, 2010) y el madrileño-cántabro falleció hace una década, y ahora se publica uno de esos libros preciosos de su poesía ilustrada por él, en Nórdica, con varios autorretratos de leñador turco y dado a los licores fuertes. Moncada resucitaba desde su otra condición en Prames: la de dibujante y pintor capaz de dialogar con los surrealistas, con Francis Bacon o con la pintura metafísica. Y sobre los estantes, junto a los manifiestos de lava de Ángel Guinda, otros muertos inolvidables: Ana María Navales, Félix Romeo y Labordeta. Con su magisterio, ellos tutelaban ese día para la esperanza y para burlar los malos augurios. Y tutelaron, con Conget, la entrega del premio de las Letras Aragonesas a Martínez de Pisón, ese zaragozano de ida y vuelta.

 

 

*Este texto apareció ayer en mi sección 'Cuentos de domingo' de Heraldo de Aragón. En la foto superior, José Hierro.

 

2 comentarios

Paula Español -

Me enteré de lo de los Renoir hace unos días (cierran también los de Palma de Mallorca). Una pena.
La cosa se va poniendo difícil. Pero no imposible.

Un abrazo.

Jekyll&Jill Editores -

Gracias, Antón