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Antón Castro

TRECE AL SOL DE... JAVIER SIERRA / 6

TRECE AL SOL de... JAVIER SIERRA

 

Javier Sierra (Teruel, 1971) es escritor, investigador y periodista. Con su novela ‘La cena secreta’ ha tenido un gran éxito en España, Italia y Estados Unidos. Su último libro es ‘El ángel perdido’.

 

 

“No me asusta más calor que el de Zaragoza”

 

“De niño inventaba periódicos y revistas con fotocopias y recortes”

  

 

-1. ¿Qué hace un escritor en verano?

-Le confesaré qué hago yo este verano: escribir. Aunque el estío desaconseja sentarse frente al ordenador a trabajar en un nuevo proyecto, tenía ya sobre la mesa el material de mi próximo libro pidiéndome paso y no he podido resistirme. Me llevo el ordenador, algunos libros y varios cuadernos de notas allá donde voy.


-2. ¿Dónde suele descansar?

- La idea de encadenarse a una residencia fija de vacaciones no va conmigo. Prefiero explorar, dejarme sorprender, hacer planes nuevos y descubrir destinos. En estos años uno de mis destinos recurrentes ha sido Francia (de norte a sur), la Toscana italiana o el Camino de Santiago (de Jaca a Galicia), Egipto. No me asusta más calor que el de Zaragoza.


-3. ¿Es de playa, de montaña, de ciudad o de pueblo?

-Ser “de secano” marca. Prefiero la montaña, el interior, a las playas… donde rara vez (salvo Tulum, en México, o Tarragona, o Baelo Claudia en Cádiz) encuentras una ruina que merezca la pena visitar.


-4. ¿Qué hace diferente en las vacaciones al resto del año?

-Paso más tiempo al aire libre, con todo lo que eso implica. Es la época para subir una montaña y visitar ese castillo que aún no has visto, y también la de quedar con amigos para conversar con calma y hacer planes. Momentos inolvidables de los tres últimos veranos fueron los compartidos con Iker Jiménez y Carmen Porter, en los que imaginábamos qué íbamos a hacer el resto del año. ¡Y acertamos!


-5. ¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida?

-Sin duda, el verano de 1999. Fue el verano en el que terminé mi libro sobre misterios de las antiguas civilizaciones, ‘En busca de la Edad de Oro’, durante un crucero por el Nilo. En aquel viaje conocí a la que más tarde sería mi mujer, y después fui a Francia a ver con mis propios ojos el eclipse total de Sol que predijo Nostradamus en el siglo XVI y al que llamó “el rey del terror”. Sucedió el 11 de agosto, ¡el día de mi cumpleaños! El impacto de aquella mezcla francoegipcia fue tal, que escribí de un tirón ‘Las puertas templarias’, mi novela sobre catedrales góticas.


-6. El verano está asociado a la infancia y a la adolescencia. ¿Cómo ha sido esa época?

-Muy creativa. En los veranos de mi infancia y adolescencia jugué a menudo a ser lo que hoy soy, casi como si hubiera querido entrenarme para ello. Inventaba periódicos y revistas que armaba con fotocopias y recortes. Grababa casetes con programas de radio que improvisábamos mis amigos y yo. Y hasta aprendí a dibujar cómic, que es una faceta que nunca he desarrollado profesionalmente…


-7. ¿Le marcó de manera especial la radio?

-Sin duda. El verano de 1984 lo pasé yendo y viniendo en bici desde Castralvo a la Avenida de Sagunto, en Teruel, para preparar mi primer programa de radio infantil. Aún no había cumplido trece años. Y esa responsabilidad me fascinó.


-8. ¿Qué lecturas realiza en estos días?

-Este año leeré ensayos sobre arte porque están relacionados con mi nuevo libro, y me relajaré con algunas novelas, como las de Martí Gironell, que escribe sobre Besalú, en Girona, que es un lugar que quiero visitar en estos días.


-9. ¿Qué libro, qué cuadro, qué museo, qué película, qué programa, qué canción o qué álbum están asociados a un verano inolvidable?

-Un libro, ‘Caballo de Troya’ de J. J. Benítez. En 1987, estando en Vinaròs (Castellón) me leí en nueve días los ‘Caballos’ 1, 2 y 3. No me despegué de sus páginas. Un cuadro, ‘La Última Cena’ de Leonardo. Es un mural enorme que empecé a frecuentar en el verano de 2002, preparando ya las notas para mi novela ‘La cena secreta’.  Un museo, ¡el Museo Egipcio de El Cairo! Nunca antes había tenido la impresión de estar en el almacén del ‘Arca Perdida’ como ahí. Una película… hay muchas, pero ‘La guerra de las Galaxias’ me marcó mucho. Un álbum, cualquiera de The Alan Parsons Project. Cada vez que publicaban uno, sentía un no-se-qué que ya no ha vuelto con otros grupos…


-10. ¿Cuál ha sido el gran personaje de sus veranos?

-Si he de ser justo, creo que mosén Victorino. Era un cura joven, muy activo, que organizaba unos campamentos en Albarracín a los que acudí durante seis veranos de mi infancia. Su energía y optimismo eran sinónimo de verano y de emoción.


-11. ¿Qué es lo más raro que has hecho en verano?

-Embarcarme en el rodaje de una serie de documentales que titulé ‘El arca secreta’. Fue una experiencia aterradora, y no sólo porque filmar en verano es una pesadilla, sino porque debíamos recorrer seis países y hacer como que las hordas de turistas que se movían de un lado a otro no nos afectaban. Verlos a ellos relajados y a nosotros cargando el equipo de rodaje fue muy raro. Créeme.

 
-12. ¿Cómo resumiría el espíritu del verano en un tuit de 140 caracteres?
-Es el único tiempo del año en el que las sombras esconden el Paraíso. Creo que me sobran caracteres, ¿no?


-13. ¿Cuál es la mejor, la más extraña o sorprendente anécdota veraniega vinculada a su profesión?
 

-Aquel verano de 1999 fue el único en el que he llegado tarde a un avión. Inexplicablemente, me desperté justo a la hora en la que despegaba mi vuelo a El Cairo y, aún así, contra toda lógica, decidí ir corriendo al aeropuerto… por si acaso. Acerté. Mi avión llevaba dos horas de retraso. Pude cogerlo. Y en la cola de embarque de aquel vuelo me presentaron a Eva, hoy mi mujer y la madre de mis hijos. ¡Menos mal que fui!

 

*La foto primera es de su página web y la segunda de Asís G. Ayerbe. Esta entrevista, como las demás, ha aparecido en Heraldo.es.

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