PACO PONS: UNA ENTREVISTA
’TRECE AL SOL DE...’ PACO PONS. LIBRERO
José Francisco Pons es librero zaragozano e hijo y padre de libreros. Este año, tras mucho tiempo al frente de Librería Pons, se jubila. Responde aquí a un cuestionario veraniego, lleno de detalles y de autobiografía.
-1. ¿Qué hace un librero en verano?
-Un librero que acaba de jubilarse está asumiendo su nueva etapa vital y disfruta del clima y del paisaje del Pirineo –en Villanúa– como vengo haciendo desde hace muchos años…
-2. ¿Dónde sueles veranear?
–R: Mi mujer y yo dedicamos una parte de las vacaciones al Pirineo aragonés y otra parte a algún rinconcito tranquilo, dentro o fuera de España. Este año hemos estado recordando los paisajes de la Bretaña francesa, algo que conozco bien desde mi juventud.
-3. ¿Eres de playa, de montaña, de ciudad o de pueblo? ¿Por qué?
-R: Soy más de ritmo que de lugares. Por ello, evito sitios que estén muy concurridos, tanto si son en playa como en montaña. Por otro lado, Rosa Mari y yo preferimos la vida tranquila, aunque en algún momento pudiera parecer casi aburrida. Una especie de imitación al “Beatus ille…” de Horacio, pero en el siglo XXI, claro.
-4. ¿Qué haces diferente al resto del año?
-R: Como me acabo de jubilar, me imagino que la realidad será diferente, a partir de ahora. En los años anteriores, lo que buscaba era tranquilidad, tiempo para pensar, para leer – más todavía – para reencontrarme con rincones, paisajes y aunque suene un poco cursi, si puedo, para encontrarme conmigo mismo, que tan poco viene mal de vez en cuando el tomarse un café con uno mismo…
-5. ¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida? ¿Y la ciudad?
R: Hay varios que recuerdo con cariño: Visitar el Cabo Norte en el extremo superior de Noruega; Perderme por las calles de Venecia, sin plano ni guía durante una semana; Pasear tranquilamente por los pueblos cercanos al Cabo de Gata (Almería) o por los rincones menos conocidos del Pirineo Aragonés. En cualquier caso, mis viajes preferidos están asociados a una compañía, de mi familia claro. En cuanto a la ciudad, quizás “Dinan” – en la Bretaña francesa - sería un rincón en el que podría vivir muy a gusto. Recomiendo dedicarle unos días a esa ciudad, que sigue anclada en la Edad Moderna, aunque goce de los elementos propios de la vida actual.
6. El verano está asociado a la infancia y a la adolescencia. ¿Cómo fue esa época para ti? ¿Existe una vinculación directa con los libros, con las librerías?
R: Mi vida ha estado vinculada a los libros y a las librerías, casi desde el momento de mi nacimiento. No en vano, soy hijo de libreros, estoy casado con librera y ya soy padre y suegro de libreros. Durante mi infancia conocí el Pirineo aragonés, pues pasaba unos días en Biescas, con mis padres. En mi adolescencia, pasé los veranos en la Bretaña francesa, viviendo en una granja con una familia con la que mantengo vínculos casi fraternales cincuenta años después. Esa etapa influyó mucho y bien en mi formación.
-7. ¿Cuál es su mejor recuerdo de entonces, el que más te persigue?
-R: Recuerdo con emoción mis estancias en la granja, conviviendo con una familia de seis hijos –eran como hermanos para mí– y haciéndome partícipe de las tareas de una granja agrícola –ganadera, a pesar de ser un “urbanita” zaragozano, que tenía solamente una hermana de menor edad. Recuerdo el primer día que tuve que ir a cambiar el lugar donde se encontraba el toro semental –unos ochocientos kilos– para que pastase en otro campo de hierba. Me miró y decidí que tenía que acercarme, superando el “respetillo” que me daba su mirada. Lo hice y descubrí que hay cosas que debemos hacer, aunque nos asusten.
-8.¿Cuál sería el menú perfecto de un día ideal? ¿Qué actividades sueles hacer: caminas, paseas, escribes, trabajas, cocinas, montas en bicicleta...?
-R: Siempre me ha gustado la cocina sencilla. Además, desde hace 42 años comparto mi vida con una riojana, que ejerce de ello. Un arroz de verduras de temporada, acompañado de una buena ensalada, podría ser el menú perfecto para un día ideal. En cuanto a las actividades, leo, escucho música, veo cine –en sala grande y en la tele- , me gusta caminar por la montaña y por la ciudad, pero sin “castigar el cuerpo”, como se dice ahora. Como cocinero soy un sencillo “pinche de riojana” y la bicicleta fue mucho en mis tiempos de juventud, pero ahora la he cambiado por mis piernas.
-9. ¿Un fetiche de un verano inolvidable?
-R: Recuerdo la emoción de tocar la esfera situada en el Cabo Norte; llegar a la fachada principal de la ciudad nabatea de Petra; emocionarme en los cementerios de los soldados que cayeron en el desembarco de Normandía, durante la Segunda Guerra Mundial, sin distinguir los de los aliados de los de los alemanes, claro. La representación de un “Don Giovanni” (Mozart) en la Opera de Munich también me caló hondo…y en cuanto a momentos inolvidables, algunos que he vivido con mis hijos y mis nietos. Tampoco olvidaré mientras viva cuando a mi madre, ya muy anciana, le contaba cuentos para que se le fuese el temor a estar ingresada en el hospital. Los que he vivido con mi mujer no los comento, por timidez. En cuanto a un objeto, tengo un libro impreso por el yerno de Cristóbal Plantino –Johann Moreto– a mediados del siglo XVI (Amberes) lleno de bellísimos grabados sobre plancha de cobre, que pasó de ser el libro favorito de mi padre a darme ratos muy gratos con su belleza.
10. ¿Cuál ha sido el personaje más importante o especial de tus vacaciones?
-R: Además de mi familia, claro, el personaje más importante de mi vida ha sido el sacerdote zaragozano Don Moisés García Sanz, quien influyó muy positivamente en mi formación humanística, con sus consejos y su ejemplo. No soy el único a quien ayudó este sacerdote, pero dejo a los otros que lo comenten, si lo desean.
11. ¿En qué han cambiado los veranos con internet? ¿Y con la crisis?
-R: Internet no me ha cambiado los veranos ni el enfoque general de mi vida. Simplemente es para mi una útil herramienta, que procuro utilizar sin emocionarme y solamente cuando la necesito. En cuanto a la crisis, todos estamos afectados por ella, incluso los que no tienen problemas económicos, pues contemplar el entorno debería producirles pesar. Me apena ver y saber lo que me toca conocer.
-12. Si tuvieras que resumir el verano en un ‘tuit’, ¿qué dirías?
R: Soy muy torpe para sintetizar, pero diría algo así como: “Vive el verano de forma que haya valido la pena disfrutarlo”.
13. ¿Cuál es la mejor, la más extraña o sorprendente anécdota veraniega vinculada a tu profesión de librero?
-R: La más curiosa pudo ser el que mi mujer y yo dedicásemos nuestro primer verano de casados –en el año 1970– a visitar bibliotecas universitarias en Canadá, para abrir mercado para nuestra librería. No dio apenas frutos de negocio, pero fue una experiencia interesante.
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