CESC GAY: LOS HOMBRES PATÉTICOS
Acabo de ir a ver la película de Cesc Gay ‘Una pistola en cada mano’. Tenía un magnífico recuerdo, sobre todo, de ‘En la ciudad’: la he vuelto a ver dos veces en poco tiempo. Esta nueva película se le parece en algunas cosas: son historias urbanas que se unen al final, en una fiesta. Historias fragmentarias unidas por una idea, por un tema, por una preocupación y una mirada general. Una poética de conjunto. La película aborda la historia de ocho hombres, vinculados por lo regular por lazos de amistad, que se enfrentan a distintos problemas: uno sufre diversos problemas físicos, otro se ha ido quedando por el camino en una situación próxima al desamparo; otro intenta reconstruir su matrimonio sin saber cuántas vueltas da la vida; dos, en un parque, comparten un secreto tremendo que les atañe; otro quiere seducir a una compañera de trabajo con un resultado inesperado; otros dos viven conflictos de diversa índole (de orden amoroso y sexual), pero jamás entran en ese terreno de las confidencias necesarias.
La película, trazada con pulso seguro, precisa, con un gran sentido del humor y de la ironía, presenta a una serie de hombres demasiado humanos quizá a los que les pasan cosas bastante cotidianas y a la vez jocosas y conmovedoras. El reparto es excepcional: hacía algunos años que no veía en el cine español (o que no he tenido esa sensación tan plena) un trabajo coral tan redondo, tan extraordinario. Es difícil saber quién está mejor que quién. Trabajan Leonardo Sbaraglia y Eduard Fernández, maravillosos los dos; Javier Cámara, estupendo en su papel de hombre que quiere recuperar el norte de su vida ante una espléndida Clara Segura. Luis Tosar y Ricardo Darín se encuentran en el parque, cerca del perro Ako, y bordan su trabajo. He ahí una actuación deslumbrante, llena de contención, de matices, de ironía, de humor y de paradoja. Noriega, algo afeado y deliberadamente rígido, clava su papel ante una Candela Peña que está muy bien. Y Alberto Sanjuán y Jordi Mollá están soberbios. Sus papeles tienen instantes increíbles: el diálogo y la miradas entre Sanjuán y Leonor Watling creo que están entre lo mejor de sus carreras.
‘Una pistola en cada mano’ –frase que le dice Candela Peña a su seductor más o menos burlado, Eduardo Noriega- es una película ingeniosa, muy bien escrita, intensa, vitalista, interesante, sobre un asunto ferozmente humano: qué patéticos podemos llegar a ser los hombres. Por amor. Por cobardía. Por miedo. Por pudor. Por una mujer a la que hemos perdido por nuestra mala cabeza.
1 comentario
Ana Cristina Lapiedra -
Siempre apuesto por Cesc Gay. Voy en breve a verla. Gracias