MADRES ORGULLOSAS QUE LEEN
Entre ayer y anteayer viví, o me contaron, varias historias de madres. Conmovedoras.
-1. Hablo con Toni G. Iturbe, que hace poco ocupaba la primera página completa de Cultura de ‘Heraldo de Aragón’ con motivo de la publicación de su exitosa novela ‘La bibliotecaria de Auschwitz’. De repente, tras un intenso día de trabajo, volvió a casa y se encontró con una sorpresa: su madre había mandado enmarcar la página y la había instalado bien a la vista. Los padres de Toni son de Casetas, él nació allí y pronto se marcharon a Barcelona, pero la tierra tira. Toni ha salido, a lo grande, en todos los medios; sin embargo, la página que ha conmovido especialmente a su madre es la de Heraldo. Uno de los periódicos de su tierra, uno de los periódicos de su memoria.
-2. Ayer en Los Portadores de Sueños (galardonados con el Premio Librería Cultural de 2012), y ante mucho público, se presentó el espléndido libro de Diego Navarro Bonilla, ‘Morir matando’ (Espuela de Plata), que arranca cuando un pistolero mata a Francisco Navarro, anarquista, por encargo en 1923 y acaba cuando Jesús Navarro, tras huir de Albatera, regresa a su pueblo Gurrea de Gállego para vengarse del cacique que había denunciado a su madre y a su tía, fusiladas porque no pudieron dar con él. El libro es una crónica de la España convulsa de entonces, de los orígenes del Archivo de Salamanca, del desprecio de la vida y de la confrontación brutal por las diferencias políticas, y es un libro sobre el arte de escribir un libro y un libro lleno de libros, tal como dijo Rodolfo Notivol, en una presentación equilibrada, precisa y lúcida, en la que también recordó que era un libro de espías, entre ellos Josep Pla y Agustín de Foxá, y de algunas checas terribles terribles terribles. Allí estaba la madre de Diego Navarro, feliz y radiante. Decía, con emoción: “No sabe usted cuánto, cuánto ha trabajado Diego. Cuántos desvelos le ha costado el libro”.
-3. A Luis Alegre y a mí nos convocan Elena de la Riva y Pablo Ferrer con el objetivo de conversar de las cosas que nos gustan para la revista ‘Poca Pasta’, que dirige David Rey. Luis propone: cine, literatura y mujeres (“en realidad estoy aquí por una mujer: mi madre”), pero “en orden inverso”. Hablamos de Leonor Watling, de Ingrid Bergman, de Marilyn Monroe y de las madres. En un determinado momento, fuera de grabación Luis me dice: “Mi madre está leyendo tu novela ‘Cariñena’. Lleva más de la mitad y hoy me ha dicho: ‘Pero, ¿todas esas cosas le han pasado a Antón?’”. Por la tarde, antes de pasarme un instante de ir a la presentación de Diego Navarro, Eloy Fernández Clemente, María Clau y Mariano Gistaín fueron a jugar al guiñote con Felicitas Saz y su madre Luis Alegre. Mariano se pone al teléfono y me dice: “Yo no sé jugar al guiñote y me dejan fuera. La madre de Luis me ha preguntado: ‘Mariano, pero, ¿todas esas cosas le pasaron de verdad a Antón?’”. Por la noche se lo conté a mi madre y me dijo: “Hombre, ¡si ve bien la madre de tu amigo!”.
-4. Pilar Rivas. Madre de Pepe Melero. Es una lectora constante de periódicos. Una mujer luminosa y dulce. Ayer fue también su gran día: su hijo José Luis, el autor de ‘Escritores y escrituras’, uno de los primeros lectores de ‘Morir matando’ de Diego Navarro, cumplía 56 años.
*A la derecha de su hijo Salvador, Felicitas Saz, que escribe todos los días apéndices de sus memorias, recuerdos, cosas que le suceden a lo largo del día... Cortesía de Luis Alegre.
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