PATRICK MODIANO: EXTRAÑO QUE HUYE
PATRICK MODIANO: PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2014
El misterio de un extraño que huye
Patrick Modiano se ha pasado la vida ajustando cuentas con su memoria. Con los borradores del tiempo, con los recuerdos inventados, con lo que le han contado, con lo que vivió, con el dolor. Su memoria es como un mapa que se extiende lentamente o un puzle de emociones difíciles. Y es también el tamaño de una obsesión. La obsesión por el pasado, por la incertidumbre del origen, por las pérdidas, por las sombras acechantes, por la vasta soledad en la que vivió. Su literatura resulta conmovedora: es un viaje a un territorio resbaladizo, a la identidad difusa. Pide explicaciones y a veces exhibe su culpa o su necesidad de expiación. Modiano, con su escritura nítida, parece preguntarse quién fue, quién era, desasistido por sus padres –actriz ella; hombre de negocios él, turbio, como una aparición que va y viene entre tinieblas–, quién es hoy, cuando se acerca a los 70.
La infancia y la adolescencia pueblan una novela de la inquietud, del desamparado y de la confidencia como ‘Un pedigrí’ (2004), quizá su texto autobiográfico más rotundo, una ampliación del campo de batalla sentimental y anímico de ‘Libro de familia’ (1977) y de ‘Calle de las tiendas oscuras’ (1978), otra travesía hacia el fondo de la noche que redactó poco después de enterarse de la muerte de su padre, judío y un extraño en su vida, judío e hijo de judío con pasaporte español. El relato de sus padres, le ha perseguido siempre. Cuenta Modiano que vivía peligrosamente y al borde de la desesperación. Su narrativa explica qué ocurrió, cómo se comportaron sus paisanos, por qué los franceses tuvieron tanto miedo y colaboraron con el nazismo, cómo fue el régimen de Vichy. Este universo es uno de los asuntos esenciales de la ‘Trilogía de la ocupación’, compuesta por tres novelas: ‘El lugar de la estrella’ (1968), ‘La ronda nocturna’ (1969) y ‘Los paseos de circunvalación’ (1972). Pero también sintió la necesidad de entender qué había sucedido “en la caótica era de la posguerra”. Con todo, a pesar de ese barniz sociológico y crítico que incluye también la guerra de Argelia, Patrick Modiano considera que “la política es un peligro para el escritor”, dado que suele derivar hacia el esquematismo y “el escritor trabaja en la complejidad”. A este ámbito pertenece otra de sus mejores novelas: ‘Dora Bruder’ (1997), la historia de una joven judía de la que apenas se sabía nada y que acabó en Auschwitz.
Modiano usa el instinto del detective privado que indaga, que se inmiscuye, que intenta atrapar retazos de hechos, de personajes, de memoria. Con todo ello –en ese París espectral del barrio burgués de Trocadéro o de Saint Germain-des-Près– compone su peculiar friso de la búsqueda incesante que resume en una imagen y en una criatura: el misterio del joven que huye y se sienta a escribir como podría suceder en ‘El café de la juventud perdida’ (2007). El Nobel ha sido tan justo como inesperado. ‘La hierba de las noches’ (Anagrama, 2014) empieza con una frase que parece un vaticinio: “Pues no lo soñé”.
*La foto es de Olivier Roller.
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