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Antón Castro

SERGIO DEL MOLINO: DE 'LA HORA VIOLETA'

[El próximo martes 19, Sergio del Molino presenta en el Teatro Principal su novela ’La hora violeta’, centrada en la experiencia de la pérdida de su hijo Pablo. El niño falleció a los dos años: el libro es un viaje al dolor y al amor, es una reflexión sobre la enfermedad y la condición humana, sobre esos instantes en que todo duele y a la vez la mirada del niño despierta un torrente de felicidad. Es sin duda el mejor libro del autor, que aprovecha para reflexionar sobre el periodismo, sobre la escritura, sobre la pasión y la paternidad, y otros temas que le apasionan: la literatura, la televisión, los viajes, la música o la amistad. Así arranca el libro. Miguel Mena, a quien le ha maravillado el libro, maravillado y conmovido, presentará la novela en un acto coordinado por Los Portadores de Sueños en el Teatro Principal.]

'LA HORA VIOLETA' DE SERGIO DEL MOLINO

 

Mondadori

 

 

Este libro es un diccionario de una sola entrada, la búsqueda de una
palabra que no existe en mi idioma: la que nombra a los padres que
han visto morir a sus hijos. Los hijos que se quedan sin padres son
huérfanos, y los cónyuges que cierran los ojos del cadáver de su
pareja son viudos. Pero los padres que firmamos los papeles de los
funerales de nuestros hijos no tenemos nombre ni estado civil. Somos
padres por siempre. Padres de un fantasma que no crece, que no se
hace mayor, al que nunca vamos a recoger al colegio, que no conocerá
jamás a una chica, que no irá a la universidad y no se marchará de
casa. Un hijo que nunca nos dará un disgusto y a quien nunca
tendremos que abroncar. Un hijo que jamás leerá los libros que le
dedicamos.

 

Que nadie haya inventado una palabra para nombrarnos nos condena a vivir
siempre en una hora violeta. Nuestros relojes no están parados, pero
marcan la misma hora una y otra vez. Cuando parece que el segundero
va a forzar a la manija horaria a saltar a la siguiente hora, ésta
vuelve a la anterior. Vivimos atascados en ese no-man’s time,
en un pleonasmo de nosotros mismos, y en él evocamos aquel relato
fantástico e inverosímil, aquella tragedia barata llena de
artificios de guionista zafio, que nos encerró aquí. Yo la evoco
por escrito. Recuerdo este año de mi vida con la esperanza de fijar
su relato y no convertirlo nunca en un lugar común.

Mi hijo Pablo tenía diez meses cuando ingresó en el hospital, y estaba
a punto de cumplir dos años cuando arrojamos sus cenizas. Ese es el
tiempo que cabe en nuestra hora violeta. Ese es el tiempo que cabe en
este libro, que contiene todas las palabras que hacen falta para
nombrar mi condición.

 

*La foto de Sergio la tomo de aquí.

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-46c03b842f785e9c0f744eba6aa9a5b5.jpg



 

1 comentario

Manuel Marín -

Cuando leí en el blog de Sergio las noticias sobre la pérdida de su hijo Pablo compartí su dolor. Sabía que, tarde o temprano, lo transformaría en material literario como homenaje a su pequeño. Hoy le mando un fuerte abrazo desde tu blog y le deseo lo mejor.