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Antón Castro

JULIO LLAMAZARES: UN DIÁLOGO

JULIO LLAMAZARES: UN DIÁLOGO

JULIO LLAMAZARES. El pasado viernes, el autor leonés, nacido en Vegamián en 1955, presentaba en Los Portadores de Sueños ‘Las lágrimas de San Lorenzo’ (Alfaguara), una novela lírica de amor, memoria y paisaje

 

“Busco la felicidad, que es el argumento de la vida”

 

¿Cómo ha llegado a este libro?

Por la paternidad, en primer lugar. El tema de esta novela es el paso del tiempo, que, en el fondo es casi la obsesión de todas las personas aunque lo disimulemos. Yo empiezo a pensar en las novelas a raíz de haberlas escrito, no antes. Y dándole vueltas a las cosas, creo que lo que ha pasado es que fui padre a los 44 años. Y una noche haces algo infrecuente: vas a ver la lluvia de estrellas con el chaval en verano.

¿Debemos pensar que ‘Las lágrimas de San Lorenzo’ es una novela autobiográfica?

No he escrito una novela explícitamente autobiográfica, pero sí lo es en cuanto a que refleja mis pensamientos y mis sentimientos. Todas las novelas son autobiográficas no porque cuenten la vida del autor sino porque reflejan el alma del autor.

¿Pensó siempre que la novela sucediera solo en esa noche?

Hay dos cosas fundamentales a la hora de ponerme a escribir: una, el título del libro, al menos un título aproximativo. Si no sé de qué va el título no sé de qué va la novela. No hago guiones ni inventarios de personajes o de la acción, pero no me gusta escribir en vacío. La otra cosa fundamental es la estructura: quería que cada capítulo fuera una estrella fugaz porque esto ocurre en la realidad: tú te tumbas en una playa del Mediterráneo o en un monte del Pirineo a ver la lluvia de estrellas, y el pensamiento se te va detrás de cada estrella.

¿Por eso titula cada capítulo, otra, otra, otra...? 

Sí. Parece que las estrellas te lleven a un estado ensoñación. La estructura está guiada por la lluvia de estrellas. De hecho, las estrellas que caen son las vidas que van pasando en la noche del tiempo, en el infinito... Fijé, sí, toda la acción en la noche de San Lorenzo. Padre e hijo conversan, ajustan cuentas; el niño se queda dormido y el padre recuerda.

¿Por qué decidió que fuera un profesor universitario? Usted nunca lo ha sido.

Afortunadamente para mí y para los alumnos. Las novelas, a veces, son vidas que no pudimos vivir. Yo estuve a punto de ser lector en español Bari; cuando estaba todo arreglado, de repente alguien hizo una trampa y me quedé sin la plaza... El otro tema de la novela, junto al del paso del tiempo, es el de la extranjería.

¿Qué quiere decir?

Me gusta mucho ‘El extranjero’ de Albert Camus. Pienso más en el extranjero de la realidad que de patrias concretas. Siempre me han fascinado esos personajes que en un momento de su vida decidieron emprender una aventura a Estados Unidos o a cualquier otro lugar, y a lo mejor no vuelven más. Ese desarraigo me interesa mucho. Y a este profesor, que ha vivido en muchos sitios y que tuvo una juventud feliz en Ibiza, también le sucedió algo así.

Otro asunto capital es la identificación de la literatura y la vida. ¿Por qué?

Aquí hablo de un profesor separado al que la literatura le importa mucho: para él la literatura es la vida y la vida es la literatura. En su caso, parece natural ambas estén conectadas: de ahí que el profesor recuerde o recite esos textos de Catulo, Homero o Paul Celan, poetas que, por otra parte, son muy importantes para mí. Un escritor no nace de la nada: parte de los que han escrito antes que él.

¿Qué busca este hombre en su desarraigo, asomado a la magia de la naturaleza?

Los escritores buscamos la felicidad, que es el argumento de la vida. Y yo también. El paisaje es uno de mis grandes temas. Ante ella se desatan los sentimientos, la melancolía, el sentido de evocación, la huella del amor. El paisaje es un espejo que nos refleja todos los días. Esta es una novela del alma del paisaje y del paisaje del alma.

¿Qué importancia tiene la memoria en esta novela y en su obra?

La memoria es la patria de los que renunciamos a todos los territorios. La memoria es decisiva en mi obra. De ahí que me guste mucho una frase de Antonio Lobo Antunes: “La imaginación no es más que la memoria fermentada, una hojarasca que se convierte en humus y cuando menos te lo esperas aflora”.

 

*La foto la he tomado del archivo de EFE que se puede tomar en internet.

 

 

2 comentarios

Yolanda Fernández -

Se me olvidó señalar que este año la celebración del "Día das letras galegas" fue un homenaje al escritor gallego ROBERTO VIDAL BOLAÑO.

Yolanda Fernandez -

Hola, buenos días.
Anoche estuve en el homenaje a las Letras Gallegas que se organizó en la Hermandad Gallega de Venezuela, sede Caracas.
Fue un evento que disfruté con intensidad. Una de las participaciones fue la de la Coral Aires Galegos, ellos interpretaron una adaptación del poema "A Fala" de poeta Manuel María Fernández Texeiro.
No conocía al poeta y el poema me pareció una obra maravillosa cuya letra me gustaría tener. He indagado algo en internet, pero no encuentro el texto con este poema.
¿Pueden ustedes ayudarme a encontrar la letra del poema e indicarme en cuál poemario del poeta fue publicado?
Mil gracias.