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Antón Castro

ELIFIO FELIZ DE VARGAS: DIÁLOGO

ELIFIO FELIZ DE  VARGAS: DIÁLOGO

AVENTURAS DE VERANO / 6

 

 

“La Vaquilla es una celebración del verano”

 

 

Elifio Feliz de Vargas es veterinario y escritor turolense. Nació en Teruel y es un enamorado de sus ritos: el mudéjar, el modernismo, la calma, pero también las fiestas de la Vaquilla.

 

-1. ¿Qué hace un veterinario y escritor en verano?

Como veterinario intento quedar con compañeros de profesión a los que frecuento poco durante el año, pero no para hablar de temas profesionales, desde luego. También atiendo más a mis perras ‘Punka’ y ‘Goya’ a las que tengo bastante abandonadas durante el año, y además atiendo esas urgencias de amigos y conocidos que suelen comenzar con un “ahora que te veo...” Como escritor aprovecho para traducir en palabras las historias que se han ido pergeñando en mi mente a lo largo del año y  han conseguido superar el filtro del paso del tiempo.


-2. ¿Es de playa, mar, montaña...?

Montaña, sin duda. Pero nunca diría que no a una semana en alguna de las islas Baleares y si pudiese ser Menorca mejor que mejor.



-3. ¿Cómo vendería Teruel: la provincia y la ciudad? ¿Cuál es su encanto?

A los amigos del bullicio y el tumulto no podría engañarlos. El encanto de Teruel está en la tranquilidad y también en la diversidad de los turolenses. En esta provincia hay personajes muy interesantes en todos los campos y de todas las edades.



-4. ¿Por qué es tan importante la Vaquilla? ¿Cuál es el menú ideal de la fiesta del Ángel?

Hace años se hablaba de la Vaquilla como unos días para romper con las normas y desinhibirse. Ahora que cualquier fin de semana encontramos una excusa para la desinhibición y la protesta creo que la Vaquilla se ha convertido en una celebración del verano, en una especie de larga noche de San Juan en la que nos sentimos renacer y pueden cumplirse nuestros sueños. No en vano muchos turolenses se felicitan el año con un “feliz Año Nuevo y próspera Vaquilla”, como dos momentos fundamentales del calendario.


-5 ¿Está Teruel olvidado o postergado?

No soy nada victimista en este caso. Evidentemente hay muchas cosas mejorables, pero creo que son problemas comunes a muchas otras provincias del interior como Zamora, Soria, Guadalajara. No creo que haya una mano negra  frustrando nuestras expectativas, pero sí una falta de sensibilidad con gran parte del territorio nacional y es una pena, porque los pobres somos gente muy agradecida y con poquito que hagan por nosotros sabemos ser muy agradecidos. Claro, que si tratasen de aplicarnos el desarrollismo salvaje que se ha cargado nuestras costas estaríamos en riesgo de perder esos pequeños paraísos que podemos encontrar en el Parrizal de Beceite, el nacimiento del río Pitarque, el puerto de Orihuela o los estrechos del Ebrón.


-6. Acaba de publicar ‘Jericho souvenir’. ¿Cómo entiende el cuento y la literatura para jóvenes?

Aunque he escrito bastante para jóvenes todavía tengo dudas de que exista una literatura específicamente juvenil. EL libro de cuentos ‘Los jefes’ de Vargas Llosa sigue siendo mi volumen de relatos juveniles preferidos, pero muchos lo considerarían un género adulto. Creo que la literatura juvenil debe entretener, pero no descuidar aspectos literarios. Si los jóvenes son capaces de entender que la hija del Rey Axomal de los turumptucercos joruptumnaos esté enamorada de Ajaxpino príncipe de Tex-Mex en la constelación de la Borraja, por qué les tenemos que dar historias digeridas en forma de personajes maniqueos y relatos lineales, con narradores omniscientes que nos describen con todo lujo de detalles lo que piensa y hace el protagonista. En mi última novela juvenil, ‘Jericho souvenir’, trato de parodiar los bestsellers de acción y misterio, pero no renuncio a exigirle al lector un pequeño esfuerzo para que distinga la realidad de la ficción. Los personajes son complejos al igual que la estructura de la historia y el lector creo que se siente halagado de que el autor no le revele todos y cada uno de los entresijos de la historia, dándole la posibilidad de hacer sus propias conjeturas.



-7. ¿Cuáles son el viaje y la ciudad de su vida?

Ya dije que me atrae la montaña, por eso mis viajes preferidos siguen siendo el que hice a Eslovenia, un país con numerosos parques naturales cruzados por ríos de aguas cristalinas y, cómo olvidar el ascenso al Huayna Picchu en Perú. En cuanto a ciudades no tengo que salir de España, pero lo tendría difícil para escoger entre Salamanca, Córdoba o Cuenca. Esta última es para mí un ejemplo de lo que se puede hacer con una ciudad pequeña cuando se respeta su antigua estructura y el entorno que la rodea. El Júcar está perfectamente integrado en la ciudad, algo que no ha conseguido hacer todavía Teruel con el Turia.



-8. ¿Cuáles serían su canción y su concierto de un verano inolvidable?

 ‘El final del verano’ del Dúo dinámico, desde que tengo uso de razón creo que no ha habido año que no la haya cantado alguna tarde cuando refresca y los días acortan. ¿Un concierto? Cualquiera al aire libre, preferentemente desde una terraza y tomando una cerveza mientras uno de esos virtuosos músicos callejeros nos transporta con su violín a algún rincón de Viena.



-9. ¿Cómo recuerda la primera vez?

Los nervios y la emoción nunca me han permitido disfrutar de la primera vez en nada. Luego la memoria todo lo tergiversa y lo transforma en maravilloso.



-10. ¿Cuál ha sido el gran personaje de sus veranos?

Mis amigos. No nos hacía falta nadie más. Y Marisa, mi mujer, el año que la conocí.



-12. ¿Cómo podría contar el verano en un microcuento?
Me despertó el canto de un gallo al otro lado de la ventana. Había dormido fatal en aquella cama estrecha. Todavía cuarenta años después me pregunto cómo habría llegado aquel camastro de camarote al granero de una casa de Pajares, en Zamora.



-13. ¿Cuál es su mejor anécdota veraniega vinculada a la escritura o a la profesión?

Escribir es en sí una anécdota. En la profesión recuerdo aquella gata que durante años habían traído a la consulta para que le pusiéramos un tratamiento para que no saliese en celo. Venía envuelta en una toalla para que no se asustase y el dueño me mostraba un trocito de piel donde pincharla. Aquel verano hacía mucho calor y como el animal estaba sofocado le quitó la toalla un momento, lo suficiente para que la gata levantase el rabo y yo descubriese dos pequeños testículos muy cerca de su culito respingón.

 

 

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