'TURIA' RECUERDA A ANA Mª NAVALES
[Nota de prensa de ’Turia’.]La escritora Ana María Navales (Zaragoza, 1939 - 2009) es la gran protagonista del amplio y sugestivo monográfico que la revista cultural TURIA ha elaborado con motivo de su 30 aniversario. Un total de trece autores, entre los que figuran los principales estudiosos de su obra, nos descubren las claves de una de nuestras más singulares autoras contemporáneas. Considerada por muchos como la “Virginia Woolf española”, Ana María Navales ha sido descrita como un ejemplo de mujer y de escritora libre, lúcida y pasional. Ahora, cuando están próximos a cumplirse cinco años de su muerte, la revista a la que estuvo tan vinculada le brinda un merecido homenaje y reivindica su lectura.
El atractivo dossier de 115 páginas que TURIA dedica a Ana María Navales constituye, sin duda, el contenido estrella de un sumario muy especial repleto de textos inéditos de grandes autores y con el que la revista conmemora sus 30 años de trayectoria. Para Jesús Ferrer Solá, filólogo y profesor de la Universidad de Barcelona, que firma el artículo introductorio del monográfico dedicado a la autora aragonesa, Ana María Navales “cultivó con parecida destreza la poesía, la narrativa breve o el ensayo”. Sin duda, “quien fuera una sobresaliente activista cultural y hábil dinamizadora de la gestión intelectual” dispone desde ahora de un valioso conjunto de textos que analizan sus diferentes facetas. Y es que, junto al estudio de su producción creativa, no falta el análisis del lado humano de la escritora, construido con evocaciones y testimonios de quienes mejor la conocieron. Una cuidada biocronología completa el nuevo y oportuno monográfico de TURIA.
El escritor Javier Cercas será el encargado de presentar el número especial 30 aniversario de TURIA. El acto se celebrará en Teruel, ciudad en la que en 1983 se fundó la revista, el próximo día 19 de noviembre.
MÁS ALLÁ DE LA ESCRITURA CONVENCIONAL
Jesús Ferrer Solá, en su artículo “Recordando a Ana María Navales. Una teoría de la novela” no tiene dudas a la hora de subrayar que su narrativa conserva muchos de los rasgos de su lírica. Su estilo posee una ascendencia poética que la sitúa lejos de la prosa convencional. De ahí que considere que “la novelística de nuestra escritora se basa en la moderna ambivalencia entre ficción y realidad”. Es decir, una “fecunda conjunción entre testimonialismo cotidiano y reflexión intimista” que convierte a sus novelas en la mejor demostración de que Ana María Navales “supo desarrollar, con sobrado rigor estético, el viejo arte de contar una historia”.
Manuel Rico, escribe en TURIA sobre “La trayectoria poética de Ana María Navales” y de ella dirá que es un camino personal y al margen dentro de la lírica española: “estamos ante una poesía en la que el lenguaje tiene un sentido unívoco: buscar el misterio y la oscuridad que vive dentro de nosotros. Sólo en el poema está la salvación, parece decirnos en cada uno de sus textos”.
Isabel Carabantes escribe sobre “La forja de una escritora rebelde: sus relatos”. Nos recuerda que el origen literario de Ana María Navales fue el periodismo y asegura que la narrativa breve fue su mejor medio de expresión: “porque a través de sus relatos se llega a las novelas, porque sus personajes son antesala de sus ensayos, porque en ellos se encierra el alma de la poeta. Es en estos textos donde mejor se puede apreciar el trabajo diario y la evolución personal y creativa de una autora que a lo largo de cincuenta años no dejó de contar con pasión”
En su artículo “Libre, lúcida y peligrosamente”, Julio José Ordovás se ocupa de la obra ensayística de Ana María Navales. Tras analizar las excelencias de la escritora en el cultivo de este género, nos dirá: “Navales fue un pájaro exótico dentro de la literatura española, y la búsqueda de otros pájaros exóticos la llevó a otras literaturas. En Bloomsbury encontró su nido”.
“La gran aventura de la vida de Navales –concluye Ordovás- fue la literatura. Ni las ironías del destino ni la muerte podrían apagar, de eso estaba segura, la vida que depositó en sus libros. Ella aspiraba a quedar llena de vida en ellos, como Virginia Woolf, como Anaïs Nin, como Clarice Lispector, como todas las escritoras en las que se miró y se reconoció. Quería que sus libros perduraran como testimonio de la libertad de su espíritu y no le importaba el precio que tuviera que pagar, o, mejor dicho, que le hicieran pagar, por ello”.
LA IDENTIFICACIÓN CON VIRGINIA WOOLF
José-Carlos Mainer participa en el monográfico con un brillante artículo titulado “Ana María Navales: espejos de la novela”. En él se nos asegura que la escritora llevó a sus narraciones extensas su querella personal contra la vulgaridad y “una concepción de la literatura como forma superior y más auténtica de la vida: un espejo muy especial”.
Con buen criterio, Mainer también considera que “Cuentos de Bloomsbury” (1991) tiene mucho de novela fragmentada en cuentos y no poco de ensayo novelado de una biografía colectiva que, por muchas razones, ha sido su obra más perdurable y una de las más originales de las publicadas en España en el decenio de los noventa”.
Y es que la identificación de Ana María Navales con Virginia Woolf fue absoluta. De ahí que en aquellas vidas del grupo de Bloomsbury, nuestra escritora encontró, como subraya Mainer, “la existencia que hubiera querido vivir: un cierto grado de bohemia corregido por el buen tono; la ambigüedad sistemática de los sentimientos, rescatada por la lealtad personal; la ociosidad divagante acompañada de la seriedad en el trabajo; la ambición cultural universal que sólo roza el esnobismo; la asombrosa facilidad de convertir unas vidas complejas en el refinado material de una imaginación literaria”.
A continuación, TURIA ofrece un valioso y plural repertorio de artículos y testimonios que permiten descubrir con detalle el universo vital y literario de Ana María Navales. Así, Raúl Carlos Maícas, fundador y director de TURIA, analiza el papel fundamental de la escritora zaragozana en la revista, una aventura cultural compartida durante varias décadas: ”fue durante años, una presencia luminosa, necesaria y constante en la tarea de conseguir que Turia mantuviera un buen nivel de contenidos”.
El escritor y periodista Juan Domínguez Lasierra, marido de Ana María Navales, escribe en TURIA unas inolvidables y emotivas “Cartas para Ana María”: “Quisiera verte como eras tú cuando te despojabas, en un descuido, de tu máscara de firmeza, de fuerza, de dominio, como aquella niña de tu fotografía en la playa de..., Dios mío, que se esfuman los nombres, aferrada a tu cubito y tu pala, bien aferrados como lo hacías con todo, porque sabes que el mundo nos roba todo lo que amamos, el cruel ladrón, que nada nos deja, que le importa un bledo desnudarnos a la intemperie, aunque el frío nos penetre hasta el tuétano y no queramos sino morirnos para que la desolación, la angustia, el horror desaparezca”.
Por su parte, Marta Agudo escribe en el artículo que publica en TURIA: “pocas personas tan autorizadas como Ana María Navales para diagnosticar el pulso literario de su época. De hecho, resulta extraordinario su conocimiento de la literatura del momento en el resto de Europa y, en especial, de la inglesa en unos años en los que no era fácil recibir noticias del extranjero y la red era algo inconcebible”.
Rosendo Tello realiza un pormenorizado análisis lleno de complicidades de la poesía completa de Navales, reunida en el libro “Travesía en el viento”, y concluye: “Yo soy Antígona”, declaró en un poema Ana María Navales. Su grandeza se mide por su rebeldía y por la desazonante verdad de su vida. Ella no ha muerto, después de su muerte física, pues sus poemas siguen resonando en el silencio de la noche para siempre”.
José María Conget también participa, con su artículo “De obsesiones y fantasmas”, en el homenaje a Navales. Desde la atalaya de sus muchos años de amistad con la escritora, Conget glosa la pasión que siempre caracterizó la labor de Ana María Navales en cuantas tareas literarias y culturales se embarcaba: “en algún momento llegué a cuestionarle si valía la pena tal derroche de adrenalina, una pregunta absurda porque resultaba obvio que la pasión era inseparable de su naturaleza”.
Completan el repertorio de artículos en homenaje a Ana María Navales: “Virginia Woolf entre nosotros”, de Cándido Pérez Gállego y “Ana en el recuerdo”, de Eugenio García Fernández. Por último, y como cierre del dossier, se difunde una pormenorizada biocronología de Ana María Navales, elaborada por Juan Antonio Tello. En definitiva, TURIA ofrece a los lectores la posibilidad de redescubrir a una escritora valerosa, apasionada y anticonvencional: Ana María Navales
La revista cultural TURIA es una publicación cuatrimestral, editada por el IET de la Diputación de Teruel, el Ayuntamiento de Teruel y el Gobierno de Aragón. Este número cuenta también con el patrocinio de la empresa Aragonesa de Servicios Públicos.
*Este dibujo lo he tomado de la página del poeta, narrador y editor Manuel Rico.
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*El segundo retrato es de Luis Grañena.
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