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Antón Castro

'BOYHOOD': UNA PELÍCULA ÚNICA

'BOYHOOD': UNA PELÍCULA ÚNICA

Momentos de una vida

Aloma Rodríguez

Es muy difícil que una película de la que hemos oído hablar entusiasmados a nuestros amigos y familiares, que llevamos esperando bastante tiempo y cuyo argumento conocemos no nos decepcione, que satisfaga nuestras expectativas. Eso que sucede rara vez me ha pasado con ‘Boyhood. Momentos de una vida’, la película que Richard Linklater (Houston, 1960) ha rodado en treinta y nueve días repartidos a lo largo de doce años. Son más de dos horas de vida y emociones que siguen las peripecias de una familia a lo largo del estado de Texas (Houston, San Marcos, Austin), los matrimonios y divorcios, la vuelta de la madre a la universidad, las idas y venidas del padre desde los seis años de Mason, el protagonista, hasta que entre en la universidad.

El proyecto de Linklater es ambicioso y valiente: rodar una película a lo largo de doce años y que los actores cambien a lo largo de ese tiempo, y con ellos, el mundo: la película aborda la guerra de Irak y los errores del gobierno de Bush, la llegada de Obama, acontecimientos que han marcado los comienzos del siglo XXI, mezclados con los asuntos íntimos y con el devenir de los personajes. Un ejemplo: Mason Senior, el padre del protagonista, pasa de ser un anti-Bush que hace campaña por Obama a aceptar a sus suegros, que cuando Mason Junior cumple quince años le regalan su primera Biblia (“lo que dijo Jesús viene en rojo”, asegura ella) y un rifle del calibre 20 que esa misma tarde le enseña a disparar. Al mismo tiempo, el proyecto se acomete huyendo de las pretensiones en busca de la sencillez para lograr una naturalidad emocionante.

Richard Linklater ha elegido a un elenco espectacular: Ethan Hawke, su cómplice en muchos de sus proyectos, entre otros, la trilogía ‘Antes del amanecer’, ‘Antes del atardecer’ y ‘Before midnight’, Patricia Arquette, su hija Lorelei Linklater, que tiene una primera aparición estelar y en la que se gana para siempre mi simpatía, y Ellar Coltrane, el niño al que vemos ir en bici, mirar las fotos de las chicas en las revistas de lencería, jugar a videojuegos, cambiarse de ciudad, empezar el instituto, enamorarse, descubrir su vocación, la fotografía, y prepararse para ir a la universidad con “pánico voluptuoso”, como define una de las profesoras de su instituto. La película se acaba cuando Mason, que ha ido de excusión al Big Bend National Park con su compañero de cuarto y dos chicas, se da cuenta de que se ha hecho adulto. Las primeras notas de ‘Hero’, de Family of the Year, con la que cierra la película, constatan que acabamos de ver una película única, emocionante y que nos habla directamente. 

 

*Este artículo se publicó en Heraldo de Aragón.

 

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