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Antón Castro

CASI UN CUENTO CON FLORES

CASI UN CUENTO CON FLORES

Cuentos de domingo / Antón Castro

 

El lenguaje de las flores

 

El héroe del mar es un héroe de la muerte, dijo Gaston Bachelard. En Galicia o en esas costas escarpadas donde se le hurtan tantas riquezas al océano, algunas tan afrodisíacas como los percebes, hay una auténtica siembra de cruces de despedida. Y quizá, en ocasiones, también podría deducirse algo parejo del conductor, del viajero, de esos seres que pasan casi media vida en el coche y padecen un instante decisivo, terrible y mortal, en su interior. Las calzadas, sus señales o sus árboles, siempre tienen un detalle, un recuerdo, un homenaje, un hito. Desde hace más de un lustro me llama la atención un ramo de flores que está perfectamente atado a una señal en la rotonda que permite el acceso a Garrapinillos, al aeropuerto o Zaragoza, cerca de Miralbueno. Está siempre allí: impecable, elegante, casi cabría pensar que las flores se ajustan a cada estación del año por la intensidad de su colorido, por la disposición, por su armonía. Si un día se percibe que las plantas se marchitan, al siguiente hay un ramo nuevo, hermosísimo, fresco, en pura plenitud floral. Llaman la atención ese cariño, esa ternura, esa obsesión casi sobrehumana. Es como si no hubiera ni segundos de olvido. Allí, en una de esas tardes de inmenso agobio de tráfico, un señor maduro se puso nervioso en la espera. Quizá se sintiera presionado, quizá fuera pitado, quizá midiera mal el tiempo; al final aceleró para cruzar la calzada de doble dirección. Un camión se le echó en encima. La fatalidad puso fin a sus días en una maniobra que había repetido muchas veces. Sin contemplaciones. Con una fiereza que no necesita otras palabras. Desde el suceso, que no ha sido el único, alguien de su familia, alguien que no desfallece en la entrega, le deja su mejor recuerdo, las rosas de la ternura, la carta del náufrago al más allá. Jamás he visto colocar los ramos, que deben ser alrededor de diez o doce al año. También en eso la historia es misteriosa. Es como si le dijeran al muerto: “Siempre estás en nuestro recuerdo, tal como te gustaba: entre flores”. A menudo me pregunto qué intensa narración de amor hay detrás de la ofrenda y cómo estará de cuidada su tumba.

 

*La foto es de Ormond Gigli. Leslie Caron

 

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