EL VIAJE DE 2014 DE NICK CAVE
El viaje espiritual y sonoro por Estados Unidos
del poeta, narrador y cantante Nick Cave
El viaje espiritual y sonoro
del músico Nick Cave
Sexto Piso publica ‘La canción de la bolsa para el mareo’, la crónica en verso y prosa de una gira de 2014 por 22 ciudades
El músico australiano, nacido en 1957, Nick Cave es un creador aficionado a las máscaras, a las bromas, al cultivo de la ironía. Tiene un gran sentido del humor y no huye de la profundidad. Es compositor, cantante, se forjó en solitario y con un grupo como The Bad Sees, entre otros, y no escatima elogios a los demás: llámense Bob Dylan, Leonard Cohen, Brian Ferry o Johnny Cash.
Es, además, actor y un buen escritor. Lo ha demostrado en algunas novelas, en español se tradujo ‘Y el asno vio al ángel’ (Pre-textos, 1989), y lo demuestra con este libro, ‘La canción de la bolsa para el mareo’ (Sexto Piso. Traducción del poeta Mariano Peyrou), que es un libro de ruta, un viaje espiritual y sonoro, una indagación en el origen de las canciones y también una crónica, personal y sorprendente, de lo que puede suceder en una gira musical. En la furgoneta, en los conciertos propiamente o en los aviones. ¿Qué se piensa, qué se lee, de qué se habla? ¿Qué fantasmas azotan a los músicos, cómo llegan a las canciones esos fogonazos de surrealismo, que subyugan y desconciertan?
‘La canción de la bolsa de mareo’ se centra en una gira del contante con el grupo The Bad Seeds por Estados Unidos en 2014. Cada capítulo se titula como las 22 ciudades que visitan; Nick Cave escribe en el papel de la bolsa de mareo y lo hace con absoluta conciencia: escribe y corrige, anota frases y las acompaña de otras, a modo de apostillas o de intuiciones, de diversos colores, que subraya, etc. Utiliza el verso narrativo y la prosa poética, reconoce ecos del vate John Berryman o de ‘La Biblia’, y casi nunca elude la confidencia o el autorretrato.
Por ejemplo, en Kansas City, Missouri, dice: “Soy un sistema nervioso que se alimenta de rimas y fantasmas. / Los fantasmas aúllan a través de las palabras haciéndolas armonizar”. Es consciente del carácter onírico de su texto y de su viaje. Anota: “Mis nueves musas duermen tranquilas, sobre mi pecho, pues han concluido su trabajo de hoy (...) En mi sueño, me transportan a través de un paisaje onírico norteamericano, delicado y violeta, una panorámica de solución y resolución, donde lo mejor que podemos hacer se revela sin ningún esfuerzo”.
Nick Cave arranca el volumen con la metáfora de un niño de catorce años que quizá soñase la vida que él ha llevado hasta ahora mismo, hasta estos días amargos en los que acaba de perder a un hijo. Cave apura la lectura de ‘Tejiendo sueños’ de Patti Smith, evoca a la poeta Sharon Olds, dialoga con el espectro de Elvis y compone canciones o las repasa, como ‘La mujer del colmenero’ o ‘El oficial de reclutamiento’. En Minneapolis analiza la relación con el público. Y casi todas las noches, por teléfono o en su atribulada cabeza, habla con su mujer (“coge el teléfono”, le suplica a veces), quizá porque “el corazón siempre está en otra parte”. Otra noche, en medio de la alucinación, ella le dice: “Me están comiendo desde dentro”. Tiene sentido: al fin y al cabo, Nick Cave sospecha que habita una pesadilla y que está a punto de vomitar.
LA ANÉCDOTA
Cuando lleva a Toronto, Ontario, Nick Cave decide hacer inventario de cuánto ha viajado, de lo que ha visto, de los conciertos, etc. Escribe de su peculiar odisea y explica la imagen inicial: “El hombre que sale al escenario en el Sony Centre de Toronto no se da cuenta de que no es un hombre en absoluto. Es el sueño de un niño que está de pie, con lágrimas en los ojos, paralizado en una trepidante vía de tren. El hombre y el niño se sueñan el uno al otro”.
*De la serie 'Lecturas de Verano' de Heraldo.
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