Blogia
Antón Castro

'LA FOTÓGRAFA': RUTH ORKIN

 

 

[Este es un texto de mi libro 'El paseo en bicicleta' (Olifante, 2011), dedicada a una fotógrafa fugaz, aunque las dos fotos son de la fotógrafa Ruth Orkin, una estupenda profesional conocida por su reportaje a una turista norteamericana en Italia en 19511.]

 

LA FOTÓGRAFA

 

Siempre lo digo: me gusta conducir. El interior del coche me conecta con el mundo: oigo mis canciones favoritas y pruebo los nuevos discos, escucho la radio y miro las calles. Soy un observador clandestino que ha encontrado al volante su refugio. Miro las calles con sus edificios y sus hoteles, las plazas, los peatones, los árboles, las pálidas luces de la noche que llega. Ayer salí del garaje, puse a Manolo García y me adentré en la medianoche. Un reloj marcó las 00.01. Avancé unos metros mientras sonaba ‘Niña Candela’, y llegué a la altura del Coso. En ese instante el semáforo se puso rojo. Una joven se detuvo ante el aparcamiento de las bicicletas. Llevaba una espléndida cámara fotográfica en la mano: se detuvo y empezó a repasar en la pantalla todas las fotos que había hecho. Ella misma parecía intrigada: para adelante, para atrás, o eso imaginaba yo, esbozaba una sonrisa, se concentraba, sonreía de nuevo. Su rostro era un inventario de emociones atropelladas. Yo la miraba con absoluta fascinación. En apenas treinta segundos la contemplé embelesado: el pantalón vaquero, oscuro y ajustado, el pelo más bien largo, la elegancia de las manos, la franqueza inagotable de su sonrisa. Tuve la sensación de que era como una aparición o un regalo inesperado para alguien que compone y dispara fotos ilusorias a cualquier hora como yo. El semáforo se puso en verde. Qué rabia. Qué desconsuelo. Y a la vez, pensé, qué felicidad. Siempre lo pienso: cuánto amo a las mujeres repentinas que pasan. ¡Cómo imagino sus vidas y la mía con ellas, al menos por unas horas o durante meses! Aceleré con una pregunta en la lengua y toda la curiosidad del mundo. ¿A quién, o qué, habría fotografiado aquella joven? Por el retrovisor alcancé a ver que se subía a una bicicleta...

 

 

0 comentarios