RAFAEL MORENO IZQUIERDO: DIÁLOGO SOBRE LAS BOMBAS DE PALOMARES
'LA HISTORIA SECRETA DE LAS BOMBAS DE PALOMARES' (CRÍTICA):
DIÁLOGO CON RAFAEL MORENO IZQUIERDO
[Hoy martes se presenta en Madrid, en la FNAC de la Castellana 79, el libro ’La historia secreta de las bombas de Palomares’ de Rafael Moreno Izquierdo, que publica Crítica. Hace algunos días, el autor tuvo la gentileza de responderme a algunas cuestiones sobre este asunto, lleno de silencio, de medias verdades, de ocultación por parte del franquismo. Parte del diálogo se publicó en ’Heraldo de Aragón’. Acompañarán al autor Inocencio Arias y Felipe Sahagún.]
-¿Por qué le interesó tanto esta historia? ¿Qué pensó que podía haber detrás?
En 1996 me encontraba en Washington como corresponsal de la Agencia EFE y estaba investigando el tema de las armas nucleares estadounidenses en España y las bases cuando me encontré con documentos sobre Palomares. Solicite la desclasificación de documentos a Estados Unidos y al final me ha tomado casi 20 años concluirlo. La dificultad mayor ha sido la falta de colaboración por parte de las autoridades españoles que no han facilitado ni un solo documento oficial sobre el tema ni han colaborado.
-Si tuviera que definir la Guerra Fría, ¿Qué diría? ¿Qué aspectos le han interesado sobre la soterrada batalla nuclear?
Conocer lo cerca de estuvimos de un holocausto nuclear le pone los pelos de punta a uno. Me ha impacto saber que durante muchos años, el Pentágono mantenía volando las 24 horas del día decenas de bombarderos con armas nucleares preparados para recibir en cualquier momento la orden del presidente de EEUU para atacar a la URSS… y lo que es aún más revelador, que España era protagonista –ignorante- de esta guerra. Por eso, desgraciadamente, se produjo el accidente de Palomares que podría haberse producido en otros lugares de nuestro país.
-¿Cuál era la importancia estratégica de las tres bases americanas de España?
Las bases en suelo español fueron críticas en la planificación militar norteamericana para prevenir o defenderse en el caso de que la Unión Soviética iniciara una tercera guerra mundial. A principios de los años 50, en las bases de Zaragoza, Torrejón y Morón estuvieron destinados de forma rotatoria bombarderos B-47 que tenían como función estar preparados para lanzar en cualquier momento bombas atómicas sobre la URSS. Los B-47 operaron en territorio español hasta 1965 cuando son retirados a EEUU. A partir de entonces, las tres bases pasan a ser importante por sus unidades de aviones de reabastecimiento de combustible en vuelo porque los bombarderos con armas nucleares saldrán y regresar a EEUU sin tocar suelo. En resumen, la base aérea de Zaragoza fue clave en la planificación estadounidense de la Guerra Fría.
-Dado que estamos en Zaragoza, ¿qué peculiaridades tenía respecto al conflicto nuclear? Cuenta jugosos detalles de las naves…
Pocos saben que el B-52G que se estrelló en Palomares había pasado en su viaje de ira muy cerca de Zaragoza. Es más, desabasteció en vuelo gracias a los aviones cisternas estadounidenses KC-135 que estaban estacionados en ese momento en la base de Zaragoza. En ellos años, la base zaragozana era absolutamente crítica en estas misiones aéreas de disuasión. Los planificadores militares estadounidenses tenían señalado una zona comprendida entre León y Zaragoza para que los B-52 repostaran en vuelo en su viaje hacia la frontera entre Turquía y la Unión Soviética. Si no se hacían esos reabastecimientos, los aviones no podían completar sus patrullas. En principio, el accidente de Palomares podría haberse producido también sobre Zaragoza. El riesgo podemos decir que era muy similar.
-Vayamos con el 17 de enero de 1966. ¿Qué pasó exactamente?
En el viaje de vuelta a Estados Unidos, después de patrullar cerca de la frontera con la URSS y más de 24 horas de vuelo, un bombardero B-52 se acercó a la zona de Almería para tomar el combustible necesario para poder cruzar el Atlántico y regresar a ella. Lo previsto es que rellenara sus depósitos de gasolina gracias a un avión cisterna que había salido poco antes de la base aérea de Morón. Mientras realizaba la operación algo sucedió y el bombardero se estrelló contra el cisterna que se incendió y explotoóen vuelo. El bombardero se partió en mil piezas y las cuatro bombas termonucleares cayeron sobre varios kilómetros de los alrededores de Palomares
-Recuérdenos brevemente qué pasó en Palomares, específicamente, por qué se convirtió en una localidad universal…
El accidente de Palomares fue el suceso nuclear más importante y grave hasta el caso de Chernóbil. Por eso, se convirtió en un acontecimiento mundial. Además se generó una expectación muy grande no solo por la contaminación radiactiva que se produjo sino también porque durante más de 80 días se busco una bomba atómica que había caído en el Mediterránea y que estuvo a punto que caer a un abismo marino y perderse para siempre. En ese momento, todo lo relacionado con armas nucleares era máximo secreto y se especuló incluso con que la URSS hubiera intentando rescatar la bomba habla aprender su tecnología.
-¿Por qué se silenció tan obstinadamente el choque de aviones por el Gobierno de Franco y el Gobierno de Johnson?
El accidente aéreo fue reconocido desde el principio pero se silenció el tema de las armas nucleares para no generar polémica y problemas. En realidad, el Gobierno norteamericano quiso ser más trasparente sobre el tema pero fue el general Muñoz Grandes –el general de dirigió la División Azul y que entonces era jefe del Alto Estado Mayor- quien impuso una política censura informativa hasta el extremo de que se negó a hacer público un comunicado de prensa que le propuso el departamento de Estado y que reconocía lo más básico. Franco no quería generar problemas a Washington o poner en peligro las bases de utilización para el Pentágono. También quería evitar una oposición al programa nuclear español –civil y militar- que en ese momento estaba en pleno desarrollo.
-La sensación que se tiene al leer el libro es que estuvimos al borde de una auténtica catástrofe nuclear. ¿Fue así?
Las bombas termonucleares de Palomares eran 75 veces más potentes que las de Hiroshima y Nagasaki. Ese pudo ser el riego. Sin embargo, los sistemas de seguridad funcionarios y no se produjo una reacción en cadena. El peligro se produjo porque dos de las cuatro se rompieron y dejar expuesto el combustible radiactivo de plutonio que contenían. Esta contaminación podría haber afectado gravemente a la población local que –inconsciente de lo que estaba pasando- estuvieron jugando y visitando las bombas sin saber que podría contaminarse y morir. Gracias a Dios no se hay constancia que se produjera esta contaminación.
-¿Se sabe por qué no estallaron esas bombas, más peligrosas que las Hiroshima y Nagasaki como usted acaba de decir? Recuérdenos cómo eran, cuánto pesaban, dónde están, dónde se exhiben…
Las bombas no estallaron porque los sistemas de seguridad funcionarion pero todavía hoy es secreto cómo funcionaban estos seguros. Las bombas atómicas eran máximo secreto y hasta Palomares nunca se había fotografiado una. En realidad su forma era más parecida a un torpedo o un misil más que a una bomba de aviación, y así las describieron en un primer momento los habitantes de Palomares. Dos de las bombas se exhiben hoy en Museo de la Energía Nuclear en Nuevo México. Uno puede ir allí e incluso tocarlas. Creo que al menos una de ellas debería ser cedida o donada a Palomares para conocer y explicar toco el incidente.
-Más allá del gesto de Fraga, ¿cuál fue el comportamiento de Estados Unidos, cómo se transportó tanta y tan superficie de tierra contaminada?
Estados Unidos asume que tiene una responsabilidad directa en el tema de Palomares aunque Franco y su gobierno "se lo ponen fácil" hasta el extremo de que no solicitan compensaciones económicas y les ayudan a contentar a la población. Jurídicamente, Franco pudo incluso haberse quedado con las bombas al haber caído en suelo español. Respecto a la tierra contaminada, los representantes españoles llegaron incluso a aceptar que se enterraran en suelo español, lo que hubiera creado el primer cementerio nuclear en nuestro país. Curiosamente, la oposición al cementerio nuclear no viene por los españoles sino por el propio departamento de Estado que lo considera una locura y lo veta. Tenían claro que si lo dejaban en España, se crearía un ´monumento´ que utilizaron los anti-nucleares para criticar a EEUU y la energía nuclear.
-Llama la atención la cantidad de dificultades y secretos que envuelve este asunto y las dificultades que usted ha tenido para investigar. ¿Sería esa la gran historia periodística del libro?
Me gustaría creer que el secretismo y la falta de trasparencia no es lo más importante. Lo verdaderamente relevante es contar la verdad. Lo que pasó exactamente. De todas maneras creo que es críticamente desde todos los puntos de vista que las autoridades españolas –el Consejo de Seguridad Nuclear y el CIEMAT- no han querido aportar documento o explicar las cosas. ¿Ocultan algo? No lo sé pero su actitud no es aporta credibilidad sin todo lo contrario. Alimenta los rumores, las leyenda urbanas y la especulación.
-Hay muchos muchos muchos nombres propios. ¿Quién fue Simó Orts?
Simó Orts es un pescador de un pueblecito cercano –Águilas- que ve como cae la bomba en el Mediterráneo y ayuda a los estadounidenses a encontrarla. Por eso se le conoce como “Paco el de la bomba”. Al principio, los estadounidenses no le hacen mucho caso pero como no son capaces de encontrarla por métodos científicos y, al final, recurren a él. A pesar de no tener radar ni sofisticados equipos, Simó les lleva y les indica exactamente donde pueden encontrarla. Así ocurre. El gobierno franquista lo convierte en un héroe para demostrar que el ingenio español es tan valioso o más que la tecnología norteamericana. Tanto EEUU como España le condecoraron aunque luego él demando a Washington por entender no estar contento con la compensación económica recibida. Al final, un juez estadounidense le dio la razón pero solo le concedió una indemnización de 10.000 dólares por haber encontrado la bomba.
-¿Qué papel jugó la duquesa de Medina Sidonia?
Es un personaje muy interesante. Estamos en 1966, en plena dictadura, y una duquesa decide ponerse al lado del pueblo contra lo que considera abuso de las autoridades, tanto españolas como norteamericanas. Les asesora e incluso gasta su dinero en abogados y médicos. Incluso ayuda a organizar una protesta que llega a Madrid en defensa de sus intereses. El régimen y los estadounidense, que la denominan ´la duquesa roja´, la critican con dureza y es incluso es juzgada por el Tribunal de Orden Público que no duda en encarcelarla y mandarla a la cárcel. La condenó a un año de cárcel y una multa de 10.000 pesetas de las de entonces.
-¿De quién fue la idea de bañarse en las aguas de Palomares? Ahí se impone como clave la esposa del embajador…
Sabemos hoy que la bañarse en las aguas de Palomares para transmitir un mensaje de tranquilidad no fue de Fraga sino de la entonces esposa del embajador estadounidense que había trabajado en el departamento de marketing de la multinacional Pepsi. De acuerdo con un consejero del embajador estadounidense, aunque Fraga aceptara la idea, en realidad no tenía ninguna intención de protagonizar el happening político con el estadounidense ya que no coordinó ni la hora ni el lugar. Por ello, Duke se bañó en solitario cerca del Parador Nacional de Turismo (se ambos debían inaugurar) y luego tuvo que volverse a bañar por segunda vez con Fraga en la playa de Quitapellejos. Como no tenía bañador, tuvo que pedirle uno prestado a un buzo de la Navy que se encontraba en los alrededores. Y hubo un tercer baño. Ya que cuando terminan Fraga y Duke, apareció el teniente general de la Zona Aérea del Estrecho, Antonio Llop Lamarca, y tuvieron que meterse de nuevo en el agua que, por orden del ministro, “estaba buenísima”.
-¿Cuál ha sido el efecto negativo sobre la población de Palomares?
Las consecuencias muchas. La preocupación, el miedo a estar contaminados o que afecta a sus hijos. El no poder vender los tomates por decir que provienen de Palomares… Independiente de esto, es evidente que las consecuencias del accidente de 1966 siguen gravadas hoy en la memoria y mirada de los lugareños de la zona y sus descendientes. La Guerra Fría no tiene una lista oficial de veteranos y víctimas pero si alguien, en algún lugar del mundo y en algún momento, construyera un muro de piedra para honrarlos,, habría que esculpir en él todos los nombres de los habitantes de Palomares: los de entonces y los de hoy. A ellos no les preguntaron ni les movilizaron para ir la guerra y, al menos, de esta manera se les haría justicia por su contribución a la consecución de la paz mundial aunque fuera de forma involuntaria pero no por ello gratuita.
-¿Cuál sería su gran conclusión de este accidente?
Creo que lo importante es mirar hacia el futuro. Lo relevante es que la “segunda” limpieza de Palomares se celebre cuanto antes y se piensa en cómo hacer positiva esta historia con el objeto de pasar página lo más rápidamente. Me gusta la idea de que las tierras ahora en manos del Estado –una vez estén limpian- sean para el beneficio del pueblo y soy partidario de crear un centro de interpretación y estudio de la era atómica y sus consecuencias.
-¿A quién le va a doler su libro? ¿Ha tenido ya alguna consecuencia, amenaza, felicitación, etc.?¿Le harán hijo adoptivo de Palomares?
El libro no gustará a aquellos que no quieran transparencia. A los que tengan algo que ocultar o no tenga tranquila la conciencia. La información y el conocimiento solo contribuyes a la credibilidad y, por tanto, espero que esa sea mi aportación. He hecho todo el esfuerzo posible por contar la historia desde la equidistancia y el rigor sin especular y sin sensacionalismo. Espero haberlo logrado.
*La foto de Fraga está en el libro, pero la tomo de aquí:
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**El retrato de Rafael Moreno es cortesía de Salvador Pulido y de Crítica.
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sonia -