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Antón Castro

JOSÉ MALVÍS: "PREFIERO LA POESÍA EN LA CALLE"

JOSÉ MALVÍS: "PREFIERO LA POESÍA EN LA CALLE"

José Malvís: “Prefiero que la poesía esté en la calle”

 

El poeta vallisoletano, afincado en Zaragoza, publica en Olifante su nuevo libro ‘[Vatios Azul Pálido]’

 

¿Qué es el poemario ‘[Vatios Azul Pálido]’? ¿Cómo lo ha planteado, qué buscaba?

Con este libro he intentado mostrar un viaje por esas pequeñas cosas que nos arañan y nos pueden hacer grandes o diminutos. Lo he estructurado a través del vuelo y lo que significan, las sondas Voyager, cuya potencia de emisión con respecto a nosotros es de 20 vatios aproximadamente. Una de las premisas fundamentales que intento buscar con estos poemas, es el redescubrimiento, la exploración y el interrogante acerca de lo que nos encontramos en nuestras vidas. Si consigo que sonrías, dudes o te entristezcas, habré conseguido estar cerca de lo que pretendo, mucho más allá de mi posible creatividad.

 

¿Tiene algo experimental, de juego, provocación, denuncia, de indagación espacial...?

Yo más que experimental, lo llamaría sondeo. Los capítulos son dos sondas que viajan por la reformulación de los espacios, la puntuación, las imágenes y metáforas que hacen de lo tangible y sólido, algo no sustancial ni corpóreo, algo que existe y se mueve. La provocación siempre es parte de mi verso pero siempre condicionada a la observación y cierta coherencia, no todo vale, hay reglas que no son capricho ni azar.

 

¿Qué significa este poemario en su carrera, cabría decir que es su libro más importante?

Para mí es el más ambicioso desde una perspectiva madura. Hace poco (un par de años), me otorgaron el Premio Internacional Antonio Machado de Literatura en Collioure por una obra que me llevó muchos años corregir. Siempre le guardaré un cariño muy especial pero sin embargo, son poemas que tratan acerca de sentimientos y percepciones muy instintivas, muy básicas aunque lleven a cierta profundad.

¿En qué evoluciona aquí?

En ‘[20 Vatios Azul Pálido]’ hay un desarrollo, una madurez que aunque conserva la infancia entre sus páginas, sacude o pretendo que sacuda al lector con más lógica, más desarrollo. Ojo, no lo planteo como una obra pedante o rebuscada, me gusta pensar que soy claro. Desde luego, los versos de este libro son los más cercanos a la piel de este poeta, pese a que nunca publique libros siquiera parecidos, este es el que más facetas abarca de mí.

Qué es la para usted la poesía?

La destrucción del tiempo, siempre. Mi verdadero idioma. Mi hija y el humanismo que asume quiénes somos con pureza, casi con ingenuidad, para poder tender la mano y subir cualquier montaña.

 

¿Qué supone publicar en Olifante para alguien que también es editor?

Un regalo, un poema perfecto dentro de las páginas que he recorrido. Para mí significa pertenencia a la historia viva de Aragón y sus callejones, junto a Guinda, Trinidad y otros poetas inmensos. Como editor y ex autor de Zoográfico también estoy muy muy contento. Sé que la editorial Zoográfico tal vez no sea tan mediática como otras, pero si tiene una calidad muy auténtica, prácticamente insustituible. Pero ahora, tras moralmente no aceptar publicar en la editorial en la que trabajo, he tenido muchísima suerte.

¿Por qué lo dice?

Pertenecer al catálogo de Olifante me hace sentir dichoso y feliz, es un gran honor teniendo en cuenta que es poseedora inequívoca de una parte muy importante de mi vida. Y además también es auténtica y una gran maestra sobre lo que se comprende por tiempo. Por otro lado, sin Ángel Guinda, que firma el epílogo (el prólogo es de Mar Sancho), este libro no se hubiera construido. Todo son luces.

 

Usted es promotor de encuentros y de recitales. ¿Qué pasa con la poesía?

Pues una impresión que tengo, es que estaba en manos de unos pocos y ahora no es así (aunque también estoy notando como poco a poco todo vuelve a ser como antes). Se han abierto un montón de canales de difusión, lo que ha provocado que llegue a más gente. La calidad varía pero no verá en mí a alguien que se queja al respecto, porque prefiero que la poesía esté en la calle, cada vez más al alcance todos, que de unos pocos. Las probabilidades de encontrar obras buenas aumentan y/o fomentan que en el futuro las siga habiendo. Pese a nuestros gustos o criterios, hay que respetar siempre. No sabemos qué puede nacer de un tiesto o de un bosque. Nunca lo sabemos.

¿Qué le dice el binomio poesía y pandemia?

Me dice que la poesía también es una herramienta. Que la gente suele desconocer el tremendo poder que tiene y que cuando yo al fin pueda dar un beso, ese beso significará galaxias enteras con cometas y matices estelares, muchos versos revoloteando alrededor. Lo que estamos viviendo o hemos vivido nos debería de enfocar a una aceptación o empatía que todavía no tenemos. Eso no significa que no se vaya a conseguir mejorar, significa que la poesía es tan imprescindible como dar un beso o confiar. Esto no es nuevo, lo nuevo es avanzar en la dirección correcta. Como sugiero en el primer poema del libro, ‘Tecnología Avanzada’, hay que “vindicar el origen / recuperar el valor de la palabra / tener palabra / emplearla / no olvidar los matices que lleva en su sonido / ni el aire / antes magnánimo y reluciente”.

 

 *La fotografía es de Alberto Martín.

 

 

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