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Antón Castro

RETROSPECTIVA. VILAS HABLA DE 'GRAN VILAS'

RETROSPECTIVA. VILAS HABLA DE 'GRAN VILAS'

Diálogo de 2012 con Manuel Vilas con motivo del poemario 'Gran Vilas' (Visor, 2012), que recibió el Premio Ciudad de Melilla. 

 

Gran Vilas’. ¿A qué alude el título: al poeta, a un planeta, al culto a la personalidad?

A la construcción de la identidad como un laberinto y a la vez a la liberación de nuestra propia identidad. También es llevar la célebre autoficción hasta el límite de sus posibilidades.

¿Has querido un poemario de megalomanía o hay que leerlo todo con ironía, con humor?

Es todo humanidad. Es un ofrecimiento. He escrito un evangelio un poco hippie, que en efecto usa la ironía y la provocación.

¿En qué se parece ese personaje Vilas al ciudadano y escritor Manuel Vilas?
Flaubert dijo “Madame Bovary soy yo”. Y lo era. Pessoa era Alvaro de Campos. Yo soy también Gran Vilas. La literatura nos da la libertad que la historia nos niega.

¿Es este el libro de una escisión, de una esquizofrenia, de una enfermedad misteriosa, como dirían los portugueses?

Es muy pessoano, muy Alvaro de Campos. Sí que hay algo portugués en el libro, una especia de suave desesperación.

¿Cuál es la huella real del hombre contemporáneo, kafkiano, desamparado, contradictorio, en el poemario?

El libro afirma que el Amor es el único sentido de la vida humana, que todo lo que no es Amor es alienación y sufrimiento. El libro dice que los seres humanos venimos a este mundo a amar y a ser amados. Es muy whitmaniano.

Vilas quería ser santo, Cristo, Lenin, San Pablo... ¿Has intentado crear, como Nietzsche, una idea del superhombre?

Me gusta Nietzsche, era un provocador. Necesitamos figuras históricas que rompan el rito de la usura y de la economía especulativa. Necesitamos volver a repensar el sentido de la vida colectiva. El capitalismo se está suicidando.

¿Te propones suplantar a Dios?

No, Dios me libre. Creo en la literatura, en eso sí. Dios es literatura, y de la buena, o lo fue históricamente.

Vilas está en todo, es un poco todo. ¿Cómo definiríamos el mundo Vilas?

Es una identidad que se esparce sobre la vida, sobre el mundo. Es un derramamiento generoso. Es un “darse”.

Una de las cosas que más llaman la atención es el cosmopolitismo del libro: los viajes, las ciudades, incluso la palpitante actualidad.

Las ciudades me fascinan. He sido muy feliz en ellas. Me fascina viajar, y temo viajar. Me da miedo viajar. Siempre que emprendo un viaje, pienso que no regresaré jamás. Es muy contradictorio. Me gusta que la poesía hable de política y de lo que está pasando ahora mismo. Me gusta que la poesía diga el mundo con palabras sencillas.

¿En qué medida el libro quiere ser una radiografía de la actualidad?

Ahí se habla mucho del dinero...

Del amor y del sexo, del desamor, a veces te aproximas casi a la misoginia... De la infancia y de los coches de nuevo...

Todo el mundo habla de dinero. Es el gran tema de nuestro tiempo. El sexo también. Deberíamos hablar más de sexo y menos de dinero. Es más importante el sexo que el dinero, eso sí lo afirma mi libro. Los coches, bueno, están allí. Todo el mundo quiere tener un coche. En mi poesía no hay distinción de géneros. No hay ni hombres ni mujeres. Solo hay seres humanos. Es metafísicamente imposible la misoginia en mi libro. La misoginia me ha repugnado siempre. De hecho, yo me siento mujer. Hay un poema en el que se dice que el Gran Vilas es, en realidad, una mujer.

¿Qué quieres decir cuando dices que el amor es la razón de tu escritura, la clave de tu poesía?
El Amor es el lugar donde no es posible la mentira ni la alienación. Mi poesía quiere estar allí, en ese sitio donde no se miente ni se explota a nadie.

¿Has llegado a ese punto, de extravagancia o de provocación calculadas, que todo tiene cabida en tu escritura?Intento decir lo que veo en mi escritura. A unos les gustará más, a otros menos. Yo hago lo que creo que tengo que hacer. Ya no me importa demasiado lo que se diga de mi literatura. Estoy a punto de hacer lo que hace mi amigo Antonio Orejudo: no leer las críticas de mis libros.

¿Qué escritores estarían detrás del libro: Walt Whitman, Bukowski, Gil de Biedma?

Sobre todo Whitman, que es el que más me interesa. También algo de Alvaro de Campos, y algunas cosas de Gil de Biedma y de Octavio Paz. Bukowski no me interesa demasiado, pero lo respeto.

¿Qué le pides a un poema?

Que te haga temblar de amor.

¿Cuál es el cometido de la poesía ahora? ¿Sigue siendo un arma cargada de futuro?

La poesía debe regresar a la vida pública. Mi poesía lo hace. La poesía es útil y necesaria. La poesía tiene que volver a ser social y a ser política, pero en el marco del siglo XXI. Creo que existe una nueva poesía social, que está a punto de estallar.

Me ha dado la sensación de que con este libro has llegado a un cierto límite... ¿Qué pasará ahora con el personaje poético Vilas?

Al final del libro, en un poema muy importante que se titula “The End”, Vilas muere. Se ha acabado un ciclo, sí. Ya no volveré a escribir así. Vilas se marcha de este mundo. Dice adiós aquí. Ya no lo veremos nunca más. Me da pena que se marche. Era un buen tipo. Te reías con él y siempre te pagaba una copa.

 

*Manuel Vilas, retratado por Daniel Mordzinski.

 

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