DIÁLOGOS EN CAUTIVIDAD CON GAIZKA URRESTI
Gaika Urresti (Bilbao, 1967, pero es de Portugalete) es guionista, productor y director de cine. Ha dirigido, entre otros títulos, los cortos ‘Un dios que ya no ampara’, ‘Abstenerse agencias’ (Premio Goya) y ‘El trastero’, el largometraje ‘Bendita calamidad’ y varios documentales, entre ellos ‘Arizmendiarrieta, el hombre cooperativo’ y ‘Aute Retrato’, que ha sido el último.
Como ciudadano, ¿cómo define estos casi 80 días de confinamiento? ¿Cómo los ha vivido?
No quiero quejarme porque hay mucha gente que lo ha pasado mal. Yo me siento un afortunado porque nadie de mi entorno ha sufrido la enfermedad, he estado con mi mujer y nuestro hijo en una casa suficientemente amplia y tenemos trabajos que hemos podido seguir desarrollando. Como todos, si tengo incertidumbre sobre los efectos de esta crisis en los próximos años pero, si algo bueno tiene la edad, es haber pasado por otros momentos de dificultades y la lección es que siempre se sale. Nos iremos enfrentando a cada situación en su momento. Más que preocuparnos creo que debemos ocuparnos.
Si no se paró el mundo, se ralentizó todo y apareció un miedo colectivo y no sé si irracional. ¿Qué pensó, qué teorías o reflexiones se le pasaron por la cabeza?
La verdad es que no sé si por inconsciencia o por optimismo nunca he sufrido ese miedo colectivo. Si es cierto que las primeras veces que salí a la calle para ir a correos en Independencia tras 20 días, las sensaciones físicas eran extrañas, de cierta irrealidad. No obstante, la reflexión que me surge después de estos 80 días ya la sabía; que hay tantas cosas que hacer y de las que disfrutar que harían falta muchas vidas para poder hacerlas todas.
Por otra parte, ¿qué puede hacer un hombre tan público y activo como usted, enclaustrado?
Pues la verdad que no he parado. Al principio era muy optimista con el tiempo de ocio para poder disfrutar de lecturas y películas pendientes pero no he tenido tanto tiempo como me hubiera gustado. He estado montando el documental sobre Labordeta, colaborando con otras Federaciones de productores en propuestas para Hacienda y Cultura para salir de la crisis, con entrevistas con las instituciones aragonesas para que se convoquen las distintas líneas de apoyo que estaban previstas, poniendo mis películas en Amazón Prime, vendiendo por Internet la película sobre Aute y a las televisiones públicas de México y Argentina, registrando mis obras pendientes en la SGAE y EGEDA incluso he estado mirando cómo producir contenidos on line desde casa, y lo que más me ha ocupado han sido las clases de mi hijo Jon de 8 años. Tener que ejercer de profesores de nuestro hijo compaginándolo con el teletrabajo ha sido muy estresante.
¿Cómo se ha proyectado en las redes? Daba la sensación de que no ha tenido descanso…
No tengo yo esa percepción. Frente a la presencia en las redes he potenciado el contacto a distancia con Skype o teléfono de amigos y seres queridos. Por ejemplo he procurado conectarnos todos los días con mi madre en Portugalete porque ella estaba sola. Las redes solo las he utilizado para informar de actividades profesionales y sobre todo he intervenido en medios de comunicación con motivo del fallecimiento de Luis Eduardo Aute y del estreno en televisión de Aute Retrato por ese motivo.
El cuatro de abril, en plena crisis ya, moría Luis Eduardo Aute. ¿Cómo lo despedió?
Pues fue muy triste el que se nos haya ido definitivamente en estas circunstancias tan ‘apocalípticas’, sobre todo porque no ha habido la ocasión de despedirle públicamente como se merece. No obstante, las muestras de cariño y de respeto en las redes sociales fueron espectaculares. Yo aproveché la página de Facebook de la película y los medios que me ofrecieron colaborar para agradecerle a nivel personal haberle conocido y en nombre de todos por la poesía que nos ha regalado.
¿Qué le ha dado ese proyecto? ¿De qué modo entiende mejor la complejidad de España, de la creación y no sé si de la Transición?
Muchas cosas. Fue muy gratificante que muchas personas, gracias al pase de la película en Cuatro al día siguiente de su muerte, me comentaran que había sido un bálsamo al dolor por su pérdida. La película, a parte de la acogida en términos numéricos de espectadores en salas (mas de 10.000 espectadores siendo el documental español con más espectadores del año y en televisión más de 670.000 en España y 265.000 en México), en múltiples espectadores ha ocasionado muchas muestras de cariño y más que felicitarme por la película me lo han agradecido personalmente. Para mí, una película siempre es un viaje de aprendizaje y crecimiento personal. En mi documental anterior ‘El hombre cooperativo’ repasaba el viaje desde la Euskadi rural de 1915 hasta la llegada de la democracia en 1975 a través de la vida de Jose María Arizmendiarrieta. Con Aute se abordan también el tardofranquismo, los años 70 y los 80.
¿Le dolió no recibir ni el Forqué ni el Goya?
Pues si, pero especialmente el Goya por Aute. Luis Eduardo siempre quiso pertenecer al mundo del cine desde su juventud. Era académico. Estuvo nominado con “Un perro llamado dolor”, ha hecho unas películas poéticas muy personales que yo creo que no han sido suficientemente valoradas y nos ha regalado un himno como Cine, Cine, Cine. Creo que era la última oportunidad de sus compañeros de agradecérselo en vida. Yo espero tener nuevas oportunidades de estar ahí nominado pero él ya no las va a tener.-¿Qué es lo más fascinante de hacer un documental o una película? ¿La documentación, el repaso a una épcoca, el contexto?
Todo el proceso no exento, parafraseando a Almodóvar, del dolor y la gloria. Hay muchos momentos de trabajo en soledad, de dudas, de riesgo tanto económico como emocional y también de luz, de descubrimiento. En esta ocasión he podido acercarme a personas a los que en cuando era un adolescente en mi villa natal, jamás hubiera soñado conocer. Primero a el propio Aute pero luego, Víctor Manuel y Ana Belén, Sabina, Serrat, Silvio Rodríguez. Jaime Chávarri, Antonio Escohotado, etc…
¿Por qué es tan difícil hacer cine? Uno se pasa años preparando una película, trabaja, busca dinero, ultima guiones, les da cien vueltas, y luego debe rodar a toda pastilla…
El cine es algo que no puedes hacer solo en tu casa. Necesitas del concurso y el talento de mucha otra gente y de mucho tiempo. Por eso es caro y financiarlo, a pesar de las ayudas, no es nada fácil. Hay mucha gente queriendo hacer cine y pocos recursos para todos, por lo que la competencia es brutal. El rodaje es la parte en la que intervienen más personas, la más cara, por eso se debe hacer en menos tiempo. Puede parecer un tanto frustrante que después de tantos años, esa fase tan sociable y estimulante se termine en 6 o 7 semanas. Quizás el documental en ese sentido sí es más autónomo. Con un equipo de personas más pequeño si te puedes permitir estar toda una tarde con un entrevistado mas allá del tiempo de la grabación y eso es muy enriquecedor.
En España se han interrumpido 300 rodajes, dicen las crónicas. ¿Qué va a pasar?
El cine, afortunadamente tiene otras ventanas a parte de las salas de cine. Durante la pandemia la gente ha consumido más historias que nunca sin salir de su casa. Por eso, a pesar del parón en los rodajes y en las salas de cine, puede retomar su actividad con las oportunas medidas sanitarias preventivas desde ya. Si va haber un tapón en los estrenos en salas de cine. Cada fin de semana se estrenan entre ocho o diez títulos cada fin de semana y los cines llevan diez semanas cerrados. Por ello nos encontramos con 200 películas sin estrenar mas las que lleguen en otoño y además con las salas limitadas en el aforo. Esperemos que la gente le quite el miedo al ir al cine y se recupera la pantalla grande como primera ventana.
Estaba con un proyecto importante para Zaragoza, Aragón y probablemente España. ‘Labordeta. Un hombre sin más’. ¿Qué le está dando este rodaje? ¿Qué ha descubierto del personaje y de los aragoneses?
Pues de nuevo un viaje personal de conocimiento. La posibilidad de acercarme a alguien fascinante y admirado ahora que ya no está entre nosotros. Y además hacer este viaje con su familia, con su viuda Juana, sus hijas Ana, Ángela y Paula, y sus nietas Marta y Carmela, es muy emocionante. Conocer al hombre detrás de la leyenda. Yo creo que Labordeta personaliza la identidad de Aragón por su carácter “suave como la arcilla, duro de roquedal” y el humor somarda.
Estamos a punto de celebrar los cien años de Miguel Labordeta, que parece un aragonés que suena mucho y a la vez es el aragonés tapado, y que ha salado mucho en sus grabaciones. ¿Qué nos querría decir de él?
No me es tan cercano como su hermano. También por la Zaragoza en la que vivió de los 50 y los 60 que me es ajena. Siempre me ha parecido interesante por ser el referente de Jose Antonio en muchas cosas en la vida, pero, sinceramente, no soy un experto en su poesía.
¿Cómo se llega a influir tanto en una comunidad como lo hace usted? Estás muy bien conectado con el Gobierno de Aragón, con Aragón TV, con los productores ¿Es por su implicación, por su sentido de la autoestima, por pasión, porque Aragón es tierra de acogida?
La verdad que siempre me he sentido muy bien acogido en Aragón. Todos esos contactos son fruto de mi trabajo continuado. Tanto el personal como el colectivo a través de APROAR, la Asociación de Productores Independientes Aragoneses que presido. Sinceramente, creo que el trabajo asociativo y la cooperación son importantes para el desarrollo de un sector, en este caso el audiovisual. En ese sentido sí soy crítico con que Aragón es una tierra de grandes individuales pero el agruparse por un bien común cuesta algo más. Quizás es fruto de la dispersión territorial y la poca población. Por eso fueron tan emocionantes movimientos como la lucha contra el trasvase o ahora contra la despoblación.
¿Ha cumplido y cumple la Televisión Autonómica sus expectativas?
Creo que tardó en llegar pero era necesaria. Ha conseguido vertebrar el territorio, que los de Teruel sepan de los de Huesca, más que muchos departamentos de la administración pública, igual que lo hizo Jose Antonio Labordeta en los años 70 con sus canciones. Tuve la fortuna de ser de los primeros en trabajar en su creación en 2006 y 2007. Fueron años muy emocionantes. La crítica que siempre le he hecho ante todos los directores generales es la falta de cumplimiento de la ley del audiovisual por la que debería invertir el 6% de su presupuesto en producción cinematográfica. Esperemos que con la transposición de la directiva europea que se va a hacer en estos meses, el propio Estado sea mejor cumplidor de sus propias leyes.
¿Cómo se llevan el productor y el director, en qué coinciden y en qué se pelean?
El hecho de ser productor de mis propias películas permite que pueda dirigirlas por lo que, a pesar del enorme trabajo que supone producir, le tengo que estar muy agradecido a mi yo productor.
Si tuviera que mirar el sector del audiovisual en Aragón. ¿En qué vamos bien, cómo somos, de qué se puede presumir? -¿Qué nos falta y qué es apremiante resolver?
En el audiovisual aragonés somos pocos y muy pequeños pero también nos conocemos todos y creo que hay una voluntad de las administraciones y de los cineastas de remar juntos en la misma dirección de forma honesta. Quizás nos falta algo de ambición para encarar proyectos más grandes. A veces que el tema sea aragonés pesa excesivamente frente a que sea una película hecha desde Aragón. A mí me pasó con ‘Aute Retrato’ que me costó un par de años conseguir ayudas del Ayuntamiento, DGA y Aragón TV a pesar de que contaba con una televisión nacional y el Ministerio de Cultura. Luego ha sido una película que ha llegado muy lejos en premios y en públicos nacionales e internacionales y ha llevado el nombre de Aragón lejos.
¿Se puede hacer cine sin besos, ni abrazos, sin escenas de sexo?
En Bollywood lo hacen, ja ja. Dependerá de la historia pero el amor y el deseo es un gran tema del cine y hay cineastas en los que sería muy forzado no incluir escenas con contacto físico. Estoy pensando en Almodovar por ejemplo.
¿Cuál es su sueño cinematográfico? ¿Qué querría hacer y cómo desearía avanzar en su carrera?
Pues yo con seguir haciendo películas, a veces de ficción, otras documentales, incluso cortos, me siento realizado. Siempre pienso que mi siguiente película será la mejor. Aspiro a seguir aprendiendo este oficio de contar historias.
¿De qué vive un cineasta en Aragón, sin apenas hay industria?
Es cierto que en Aragón el crecimiento de la industria audiovisual ha comenzado mucho más tarde y de forma menos intensa que en otras Comunidades de nuestro entorno. No obstante, en los últimos años hemos ido dando los pasos entre todos para que sea posible hacer cine desde Aragón. Mis proyectos, además de la financiación autonómica cuentan con otras vías de fuera. Como ejemplo, mi última película ‘Aute Retrato’, antes de las ayudas de DGA y Ayuntamiento de Zaragoza y la colaboración de Aragón TV tenía el apoyo del Ministerio de Cultura y del grupo Mediaset. Gracias a ello, que aúno varios papeles como el de productor, director, guionista y a veces distribuidor, que soy austero y que el público responde a mis películas, puedo vivir de hacer cine desde Aragón.
¿Cómo salimos de aquí del coronavirus, del pesimismo?
Citando a Arizmendiarrieta. Hacer haciendo.
*La foto es de Jon Urresti Múgica.
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