UN DIÁLOGO CON MARIANO ANÓS
MARIANO ANÓS
«No creo que el arte esté para dar lecciones, sino para hacer alguna que otra pregunta»
«De lo que no se sabe es mejor opinar lo menos posible y confiar en quienes parecen saber»
«He escrito muy poco y no he pintado. La poesía siempre anda por ahí esperando salir»
Actor y dramaturgo, pintor y poeta, nacido en Zaragoza en 1945. En 2019 obtuvo el premio Especial del Jurado de 'Artes & Letras' a su trayectoria. No suele parar. A diario, como un antiguo rapsoda, ofrecía poemas con su característica voz. Así ha dialogado con su cautividad.
¿Tres meses de confinamiento es una realidad o una obra absurda de Ionesco o Samuel Beckett?
Más bien de Beckett: ‘Rumbo a peor’.
¿Qué han tenido de kafkiano?
La vida en general es bastante kafkiana. Algo de ‘La metamorfosis’ y algo de ‘El proceso’ pueden tener que ver con cómo esta pandemia ha extremado algunas situaciones ya existentes. Y también, cómo no, ‘En la colonia penitenciaria’.
Algunos autores como Camus, Sartre o el propio Javier Tomeo habían planteado casos paralelos. ¿Pensó en ellos?
No especialmente. Más bien, por no variar, me vienen a la cabeza clásicos como Shakespeare, Chéjov o Calderón. Sin necesidad de que el argumento remita directamente a una situación como esta, siempre hay en los grandes autores aspectos, apuntes, fragmentos que encuentran un eco, directo o indirecto pero siempre están ahí, esperando la ocasión de asaltar la memoria.
¿Cómo se enfrenta un actor a un hecho así? ¿Creía lo que estaba sucediendo?
«Y soñé que en otro estado más lisonjero me vi», claro. La vida de un actor no se diferencia especialmente de cualquier otra. Tal vez en una conciencia un poco más clara de que lo que llamamos «yo» es un personaje que imaginamos coherente. Y lo de «creerse el personaje» siempre me ha parecido una expresión poco afortunada.
¿Qué ha hecho de especial, cómo se ha mantenido en forma, cómo ha ensayado?
No soy precisamente hiperactivo, así que poca cosa, menos de lo habitual, que no es mucho. Algunos mínimos ejercicios de estiramiento y algunos paseos cuando ha sido posible. Por lo demás, algunas lecturas dispersas, series, películas… Ensayos propiamente dichos ninguno. No había empezado ningún montaje nuevo y los que se han aplazado requerirán algún reensayo cuando se concreten fechas.
¿Cómo se le ocurrió leer todos los días? ¿Cuál era el objetivo de recitar a Machado, Garcilaso, Blas de Otero y otros?
Empecé un poco casualmente, sin ningún plan. Me fui dando cuenta de que podía ser útil. Para otras personas, pero también para mí, desde luego. Un efecto de este encierro ha sido tener cierta dificultad para mantener la concentración en lecturas largas. La poesía sí que me ha permitido releer a muchos autores queridos e ir seleccionando algunos, sin ninguna pretensión de canon ni mucho menos. Solo decidí excluir traducciones de otros idiomas y excluir también a poetas actuales, más o menos amigos.
Mariano Anós es poeta y pintor, entre otras cosas. ¿Ha escrito, ha pintado?
He escrito muy poco y no he pintado nada. La pintura la había dejado aparcada ya hacía unos meses. En todo caso siempre he dejado períodos de abstinencia. La poesía anda por ahí esperando salir; quizá el tener un libro reciente le aconseja esperar, y ella es la que manda.
No ha parado… ¿Qué le han dado y qué les da a las redes sociales?
Me dan sobre todo la posibilidad de mantener un cierto contacto con personas que, sean o no propiamente amigas, me interesan y me aportan algo. También son una fuente de información que, con los filtros necesarios, permite conocer algunas cosas que quedan fuera de los medios tradicionales. ¿Lo que yo les doy? Procuro no dar mucho la tabarra, ser conciso, compartir lo que me parecen puntos de vista útiles para seguir pensando. También, naturalmente, difundir publicaciones o trabajos en los que participo. Y a veces algún chiste.
En períodos así, ¿es cuándo se ve la utilidad o la necesidad de la cultura, la importancia que tienen el arte y la creación? ¿Han dado alguna lección los artistas?
Es posible que quienes ya la valoraban la valoren más, aunque seguramente quienes vivían de espaldas seguirán haciéndolo igual. No creo que el arte esté para dar lecciones; más bien, para hacer alguna que otra pregunta.
¿En qué sentido la tuya es una profesión precaria o más precaria que las demás?
Es una profesión en la que solo un diez por ciento, como mucho, puede vivir de su trabajo. Y eso a saltos, con suerte. El mayor problema, en este país, no tanto en otros, es la falta de continuidad. No es solo un problema económico, sino también artístico, por la dificultad de trabajar en proyectos que no dependan de un resultado inmediato.
¿Qué pasa en el mundo y en las ciudades cuando se cierran los teatros, los cines, los museos?
Es una amputación dolorosa, sí. Es una vida triste.
Ha sido crítico con los críticos al Gobierno. ¿Por qué?
Sin duda hay críticas fundadas, pero el 90% al menos de las que se hacen se harían igual si las decisiones fueran totalmente diferentes. Se hacen por el hecho de quiénes están en el gobierno, no por lo que hagan o dejen de hacer. Y finalmente se trata de quién grita más.
¿Qué elogia y qué critica de la gestión de la pandemia?
Ni elogio ni critico, dado que todos mis conocimientos en materia de sanidad se reducen a ser hijo de farmacéutico. De lo que no se sabe creo que es mejor opinar lo menos posible y confiar en quienes parecen saber algo.
¿Saldremos de ésta más perturbados o con nuevos ánimos? ¿Cómo sale usted?
No tengo mucha fe en eso de la crisis como oportunidad. En cuanto a mí, por ahora diría que más perturbado, pero espero encontrar nuevos ánimos.
¿Qué le ha conmovido o qué le ha decepcionado de la reacción privada pública y política de estos 90 días?
Fueron especialmente conmovedores los primeros días de aplausos en los balcones. Creo que, además de ser los primeros, contribuían las condiciones: no había ruido de tráfico, se podía escuchar a los pájaros, a las ocho ya era de noche y la iluminación también tenía un papel. Decepciones políticas, las previsibles, aunque no tanto, no tan irresponsables.
Estaba a punto de estrenar el cortometraje ‘Solo’. ¿Qué nos puedes avanzar?
Es pura casualidad que se trate de un personaje solitario encerrado en casa. Fue un rodaje muy emotivo, en el que sin decir una palabra pasaban muchas cosas, y estoy muy agradecido a Lorenzo Montull. Lástima que haya habido que aplazar el estreno, como tantos otros.
Se ha hablado mucho de la falta de libertad. ¿Hemos redescubierto también la soledad? ¿Qué ha echado en falta?
Soy muy de abrazos y besos. Eso. La libertad nunca es total y siempre es insuficiente, pero es cuestión de aprovechar lo mejor posible la que nos toca. Con la soledad (sin abusar) nunca me he llevado demasiado mal.
«De lo que no se sabe es mejor opinar lo menos posible y confiar en quienes parecen saber»
«He escrito muy poco y no he pintado. La poesía siempre anda por ahí esperando salir»
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