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Antón Castro

FERNANDO AÍNSA: NUEVO POEMARIO

 

PODER DEL BUITRE SOBRE SUS ALAS

Fernando AÍNSA

Ediciones Olifante, 2012

[El escritor firma ejemplares estos días en la Feria de Zaragoza y en la de Huesca de su nuevo poemario, 'Poder del buitre sobre sus alas', publicado en Olifante, el sello de Trinidad Ruiz-Marcellán y Marcelo Reyes.]

 

Los dueños del cielo que me cubre

 

 

Hablaré de buitres.

 

Hablar de buitres desconcierta

  Ese volar sin batir las alas

  ese andar torpe sobre la tierra

  esa ave solitaria a veces tan gregaria

esa austera dignidad desmentida por su mala fama

siembran dudas sobre su destino de carroñero.

 

Mas creo saber de estas cosas y asumo el riesgo

Convivo con ellos en la distancia desde hace tiempo

en el aislado refugio de mi comarca.

 

Me digo que los buitres aunque han perdido su guerra contra el sol

y saben del final de aquellas alas derretidas del pretencioso Ícaro,

son los dueños del cielo que me cubre

              y con eso les basta.

 

Peinan el silencio del aire

 

Patrullan este valle

Peinan el silencio del aire

Con vueltas en espiral

se dejan caer con elegancia innata

Abiertas sus alas desvían la horizontal

hasta el ángulo con que doblan hacia su destino.

 

Sorprende el estilo circular

del vuelo devastador,

            la eficacia del timón bien gobernado

lo concéntrico del objetivo en que se ciernen

  sobre su propia sombra en la tierra.

 

Mas en ese girar sobre ellos mismos

no hay indicio de un rumbo desvariado

            sino advertencia de vida detenida para siempre

                        allí donde se agrupan

en algún rincón de este paraje.

 

Proyectan así el talle cimbreante de su silueta en la ladera

cuando advierten de la muerte su marca definitiva

la inmovilidad completa y prolongada

de aquella oveja perdida del rebaño.

Un deseo de tu fantasía

 

Tal vez el buitre no es más que un deseo de tu fantasía.

 

Crees amarlo

pero no ves en su imagen sino un obsesionado capricho revestido de plumas y un cuello pelado,

grotesca fealdad con que se aparece

en tantos sueños y pesadillas.

 

Sospechas entonces que no te buscas más que a ti mismo

De ahí la insistencia con que intentas transformar su vuelo en poesía.

 

Clavar un pico en la palabra

 

Página en blanco con buitres proyectados

  trazando sombras.

 

Quisiera ajustar mi verbo a su vuelo rápido y preciso

remontarlo en un batir de alas

hacerlo caer luego

hacia el hueco de esta pantalla

—imposible reflejo

de ese cielo tan perfecto que nos cubre—

para clavar su pico en la palabra

hasta sangrarla y hacerla suya.

 

La visita del buitre

 

Entró por mi boca

el buitre a visitarme

  y allí se quedó

Hizo en la tibia entraña nido

y de mi desazón su alimento.

 

Desde entonces, el buitre que me habita

  —Jonás memorioso de la ballena

  varada en la seca tierra de mi presente—

espera paciente la endoscopia que extraiga

sin sangrar en exceso

versos de sus garras

capaces de vivir por sí mismos

lejos de mí y de su mirada.

 

 

Esperado festín en las alturas 

 

Si la ceniza no fuera el destino de mi final ya escrito

por haberlo así decidido

antes que mi cuerpo sea morada de gusanos

quisiera que un festín de buitres procurara.

 

Cuando observo sus desplazamientos

la concentración de que son capaces

ante todo signo de la muerte

silenciosos

batiendo alas en el horizonte

sueño en convocarlos desde mi inercia yacente

  llevado a la cima, cerca de su morada.

 

Lo sé

vendrían desde lejos

Uno de ellos indicando en qué lugar los espera

  este banquete que ninguno desdeñará

  tanta es “el hambre atroz que nunca se les apaga”.

 

Feliz picotear de mis entrañas inaugurando el sacrificio

Altar de la celebración

allí estarían los buitres

Mi cuerpo desgarrado

Carniceros ávidos me repartirían entre ellos

para luego volar en sus cuerpos dividida

  mi ambición de frustrado panteísta

agnóstico resignado

creyente en la sola Naturaleza.

 

 

Estar, por fin, disuelto en otras sangres

 

Estar, por fin, disuelto en otras sangres,

y decirme

me veo multiplicado desde arriba.

 

Asimilado,

sobrevivir en ellos

convertido en carne de su carne

ese destino de un sueño de otros

  mito del eterno retorno 

reencarnado en avergonzado poeta

empeñado en volar hacia lo alto.

 

 *Todas las fotos de los poemas son de Stanley Kubrick, que fue un magnífico fotógrafo antes que director de cine.

 

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