SIRENA: UN MICRORRELATO DE PATRICIA ESTEBAN
[Me ha hecho mucha gracia encontrar, en su blog, este texto de Patricia Esteban, autora de los excelentes relatos Manderley ha vuelto (Tropo editores), gran admiradora de los relatos de Carlos Castán, Ismael Grasa y Eva Puyó, entre otros contemporáneos aragoneses. En mi próximo libro hay un cuento que narra una historia semejante: en la piscina de nuestra casa, en una de las paredes, había una gran sirena pintada. El relato, que ya ha aparecido en un libro colectivo que coordinó Cristina Gil Imaz, Casas –participaron, entre otros, Antonio Fernández Molina, Soledad Puértolas, Cristina Grande, la propia Cristina Gil, directora del Museo Pablo Gargallo- cuenta lo que sucedió con esa casa y con esa pintura…]
SIRENA
La piscina venía con sirena. Nos dimos cuenta enseguida, en realidad nada más salimos al jardín, el día de la mudanza, dispuestos a limpiar el agua de musgos desvaídos y mariposas suicidas. Allí estaba ella. Su cara de muñeca de feria nos sonreía desde el fondo de nuestra maravillosa, diminuta piscina en forma de alubia, y la estuvimos mirando un rato sin saber qué decir, mientras ejecutaba para nosotros sus ejercicios rutinarios, como una Esther Williams con sobrepeso que no se resignara a olvidar las cámaras acuáticas de antaño. Ella fue quien rompió el hielo. Leímos un burbujeante “hola” en sus labios rojo mercromina, y entonces Carmen agitó la mano torpemente, como si fuera una aleta. Yo me sentía ligeramente incómodo, igual que si la vecina de enfrente me hubiera sorprendido espiándola con mis prismáticos, así que puse la boca en forma de “o” varias veces a guisa de saludo y dejé caer disimuladamente el cazamariposas verde, junto a la escalerilla.
*La foto es de Sally Gall.
2 comentarios
Niggerman -
patricia esteban erles -