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Antón Castro

MÚSICA E ICONOGRAFÍA MUSICAL. Por MILA E. FREIRE

MÚSICA E ICONOGRAFÍA MUSICAL. Por MILA E. FREIRE

         La Música y las Artes Plásticas han mantenido, en una perspectiva diacrónica, una evolución similar de los estilos artísticos, casi en paralelo aunque con la Música rezagada a la hora traducir las novedades.

         En esta relación cercana, la representación gráfica, como la pintura y los bajorrelieves, aportan la información fundamental, y a veces única, acerca de instrumentos musicales de períodos antiguos.

         Y ¿qué diríamos de la música de una época sin los objetos con que se interpretaba? Porque, curiosamente, la música instrumental se considera pura frente a la cantada. Ésta parecería más natural al ser humano, pero la contamina la palabra, otro sonido superpuesto.   

 

ICONOGRAFÍA MUSICAL Y ORGANOLOGÍA.

 

         La importancia de las imágenes musicales en la historia llega a tal punto que constituye el objeto de estudio de una disciplina, la iconografia musical y relacionada con ésta, la organología se ocupa sólo de los instrumentos.

         Así sabemos que del antiguo Egipto se conservan bajorrelieves de músicos con sencillas arpas y en la civilización griega las flautas, o aulos, y diferentes formas de cítaras o liras ilustraban muchas vasijas que han llegado a nuestros días.

         En las construcciones religiosas medievales (iglesias, claustros) la decoración contenía un fuerte fin didáctico y los instrumentos musicales reflejan pasajes bíblicos. El Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela, con sus veinticuatro ancianos citados en el Apocalipsis, probablemente resulte el ejemplo más conocido. En la época en que fueron tallados ya no eran populares las cítaras, para las alabanzas, que menciona el texto bíblico. En un acto de contemporización con los fieles, éstas se sustituyen por otros instrumentos de cuerda del momento (arpas, salterios, violas, y el gran organistrum que tocan los dos ancianos del centro del arco) y algunas calabazas a modo de maracas. En el recinto de entrada les preceden cuatro ángeles, uno en cada esquina, con trompetas que anuncian el Juicio Final.

         Este modelo de Compostela aparece tan eficaz e impresionante que se repite, prácticamente idéntico, en iglesias próximas como la de San Martín de Noya y la catedral de Orense, que aún conserva la policromía. Y aunque finalidad de estas figuras no fue la documentación, han permitido fabricar estos instrumentos actualmente, bien que con grandes dificultades técnicas para que suenen.

         Las trompetas del Apocalipsis constituyen uno de los iconos más representados desde la Edad Media, tanto en los primeros maestros conocidos, Veneziano, Leyden y Memling, como en los impresionantes frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sextina.

         Otro modelo iconográfico surgido en la Edad Media aporta gran riqueza para la organología: las capillas y oratorios con la Virgen y el concierto de los ángeles, donde se reduce el contenido didáctico en pro de la belleza que incita al fervor, como. Estos retablos o pinturas reflejan los nuevos instrumentos musicales que se crean, como La Virgen de las rosas, de Lochner, con cuatro ángeles que la rodean y tocan el órgano, laúd, arpa y mandolina; o Memling con La Virgen en el trono; Fra Angelico y El Ángel tocando el rabel; o Durero con El altar del rosario; La Natividad de Piero della Francesca o La Asunción de El Greco, entre muchos cientos.

         La dulzura de estas representaciones encierra una verdadera antología de instrumentos de la época, aunque la aplicación musicológica debe tener en cuenta las licencias que toma el pintor: puede deformar el instrumento por necesidad de la perspectiva pictórica, o, para equilibrar la composición, añade elementos sonoramente inútiles, por ejemplo.

         La tradición de los ángeles músicos continúa en el Barroco, pero acompañan la iconografía de los santos dividida en líneas opuestas. El éxtasis místico del San Francisco abrazado al crucifijo, de Ribalta, o El Tránsito de San Isidro de Juan de Roelas, de un lado; y de otro, la sensualidad de la tentación simbolizada por un monstruo que toca la mandolina, en La tentación de San Antonio de Teniers, o las mujeres con guitarra, arpa y mandolina de La tentación de San Jerónimo de Zurbarán.

         El gran avance en la construcción de instrumentos lo recoge también la pintura profana, y prima la contemporaneidad al artista, como crónica de relevante valor histórico, más que el rigor de la fábula que refleja.

         Los nuevos instrumentos musicales que evidencia el arte Clásico aportan el carácter hedonista que adquiere la música y algunas costumbres de la época. Los cuadros J.A. Watteau contribuyen a este cambio: en Mezzetin se afina un chitarrone, con una viola de gamba y una vihuela en el suelo; otra vihuela aparece en Los encantos de la vida, y la gaita adorna el ambiente ficticiamente pastoril de Las fiestas venecianas.

 

         La pintura romántica también se contagia de los instrumentos de moda en el siglo XIX, como el piano, y la guitarra, para un entorno más popular o folklorista. En el Estudio de pintor de Courbet aparece en el suelo como un objeto pictórico más, y protagoniza algunos cuadros como El Guitarrista de Anglada Camarasa y El Ciego de la guitarra de Goya, entre otros muchos. Tiempo más tarde, los cubistas otorgarán a la guitarra una nueva vida en dos dimensiones, en especial Juan Gris.

         El retorno a la Edad Media del Romanticismo crea una interesante línea iconográfica de personajes legendarios y ambientes antiguos. Algunas pinturas prerrafaelitas, en su intención de recrearlos fielmente, incluyen instrumentos sólo conocidos a través de reproducciones pictóricas, como el salterio y la mandolina en The Bower Meadow de D.G. Rossetti o la cítara de El vestido multicolor de F.M. Brown, todos supuestamente medievales.

 

         Las vanguardias del siglo XX, que en esencia deforman la realidad, no contribuirán con información organológica precisa, que en todo caso resultaría innecesaria por la conservación de instrumentos actuales. Su aporte interesa más al punto de vista sociológico y a la estética en sí misma.

 

*Este artículo lo firma Mila E. Freire, profesora de música y gran conocedora de la relación de la música con las demás artes. Muy amablemente, me envía el siguiente currículo de trabajos.

 

 

[*Mila Freire, Profesora en Secundaria, con múltiples inquietudes que refleja en su amplia experiencia docente en diferentes niveles, y públicos; y con diversos trabajos de investigación en teatro y música.

 

Nace en Llodio (Álava) y reside en Zaragoza.

Licenciada en Filología Hispánica y en Ciencias Políticas.

Titulada de Conservatorio, con estudios de Piano, y Música Antigua.

Tesis Doctoral sobre teatro clásico español y su relación con la música y la ópera.

Ejerce como Profesora de Secundaria con oposición, y Jefe del Departamento, en el I.E.S. “Avempace” de Zaragoza.

Ha impartido diferentes charlas divulgativas y cursos de formación relacionados con Literatura y sobre Historia de la Música, principalmente.

Sobre Literatura actual femenina (CAI-Caja de Ahorros de la Inmaculada); Escritores (Cálamo), Curso de formación para maestros (Forem, Zaragoza), Introducción a conciertos (Música Antigua, CAI). Creación literaria (Biblioteca Municipal Toledo, Universidad Verano Teruel), Roles femeninos en música pop (Casa Mujer), Acercamiento a los Clásicos musicales (Ibercaja), Protocolo (CC Arturo Soria).

Congresos con Comunicación-Publicaciones:

   -“Coetáneos de Calderón, J.B. Diamante”, en Calderón 2000, Ed. Reichenberger 2002”;

   -“Los Lamentos Hispanos como tópicos” V Congreso de Musicología, Revista SEdM, 2001;

   -“Diversidad de fuentes para la Música de Zarzuela” en La Ópera en España, ICCMU-SGAE, 1999.

   -“Terminología Musical en los Diccionarios Antiguos”, Murcia.

Diferentes artículos de temática Músico-Literaria:

   -24 voces de Músicos vascos, Diccionario de la Música española e Hispanoamericana, SGAE, 2003, vol. 1;

   -“Música e iconografía musical” en Laberintos, Diputación General de Aragón, 2002.

   -“Dos combates musicales en el Barroco” en Musiker, 11;

   -“Dos combates musicales” CD-Rom y Euskonews & Media, www.euskonews.com, Gaiak, nº 74. ]

*La obra es "The Bower Meadow" de Dante Gabriel Rossetti, datada en 1872.

 

 

2 comentarios

duende -

He buscado la tesis en la base de datos TESEO y no aparece.

J. Luis López de Guereñu Polán -

De gran utilidad e interés me ha parecido esta página, que tomo como referencia para una unidad didáctica que estoy preparando con vistas a alumnos de Historia del Arte de 2º de bachillerato. Gracias.