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Antón Castro

JEANNE MOREAU: EL CINE, LA VIDA Y LUIS BUÑUEL

JEANNE MOREAU: EL CINE, LA VIDA Y LUIS BUÑUEL

Probablemente una de las mejores actrices francesas de todos los tiempos sea Jeanne Moreau, que el pasado 23 de enero cumplió 80 años. El domingo, El Semanal publica una espléndida y más bien breve entrevista con ella, que le hizo Cristina Carrillo de Albornoz. Es una conversación sin desperdicio: destaca la lucidez, la inteligencia, la sensibilidad y la precisión del discurso de esta mujer que actuó en más de 120 películas con directores de la talla de Louis Malle, Orson Welles, François Truffaut, Elia Kazan o Luis Buñuel. Todos, y otros muchos más, la vieron como una auténtica musa: luminosa, profesional y a veces con un huraño gesto de gata desdeñosa, como una de enigmáticas mujeres de cine negro. Cristina Carrillo recuerda una frase que le dedicó Marguerite Duras: “Posee una fuerza estupefaciente envuelta en una dulzura inaudita”. Siempre recordaré cuando a principios de los 80, en una matinal de los Buñuel, vi Jules et Jim de François Truffaut: me perturbó la película, me perturbó su libertad, su sensualidad, ese desenfado audaz de vivir. Dice Moreau: “…no hay diferencias entre mi vida privada y profesional: soy una mujer-artista. El cine me interesa más allá de mí. Es mi forma de vida, mi ética, mi moral, mi manera de existir plenamente. Nunca acepté cualquier cosa; siempre me guió una especie de juez interior con una gran exigencia. (…) espero que el flujo creativo del cine me atrape hasta el final”.

 

Jeanne Moreau habla de distintos directores, especialmente de Orson Welles y de Luis Buñuel, de quien se dijo y se ha escrito que estuvo enamorada. Explica:

“[Luis Buñuel] Es el padre que me habría gustado tener. Una vez se lo dije. ‘Oh, no, eso habría sido horrible –me respondió-: te habría encerrado en un armario para que nadie pudiera verte ni robarte.’ Era una persona con un enorme sentido del humor, aunque casi siempre negro. Por otra parte, para comprender sus películas, es necesario entender su ateísmo. Atacaba y satirizaba mucho al clero y la religión: era un ateo con necesidad de fe poseído por Dios, un enemigo de la iglesia educado por jesuitas y con un profundo sentido de lo ritual y de lo simbólico. Siempre estuve convencida de que negaba tan enérgicamente porque a la vez sentía una gran ansia hacia ella. Repetía que buscaba algo que nunca encontraría. Se refería al absoluto, aquello de lo que no sabemos nada. Buñuel y yo buscábamos lo mismo e íbamos los más lejos que podíamos”.

 

Sobre Orson Welles [con quien rodó en España Una historia inmortal, película basada en el cuento homónimo de Isak Dinesen], declara:

“Con él todo fue magnífico desde el primer encuentro y descubrí la intensidad del nuevo cine. Entendí también que ser una estrella no significa nada; son la humanidad y la sensibilidad lo que cuentan. Welles era poderoso y frágil a la vez, muy autodestructivo, siempre vulnerable, como un alma errante. Yo le he estado siempre muy agradecida porque cuando dije que me gustaría dirigir películas fue el único que me ayudó”.

2 comentarios

miguel angel yusta -

Vuelvo, después de siete años a releer tu texto y mi comentario, ahora que ella se ha ido. Un emocionado recuerdo a quien tanta emoción nos produjo.

may -

Hermosa semblanza para leer una soleada y solitaria mañana de un viernes de puente...Qué recuerdos me trae esta enorme actriz con su boca de dibujo inigualable y la mirada profunda, entre desafiante y temerosa...Es genial. Recuerdo en este momento su interpretación en "El Tren" con B. Lancaster, pero al recorrer su filmografía, sobre todo la de los años 60 y 70, reviven en mi memoria momentos inigualables. La adoro, junto a "mi" Deneuve, aunque sean tan distintas....Abrazos