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Antón Castro

SARAMAGO CULMINA "EL VIAJE DEL ELEFANTE"

SARAMAGO CULMINA "EL VIAJE DEL ELEFANTE"

[No soy amigo de José Saramago, aunque lo conocí en Zaragoza cuando El Periódico de Aragón iniciaba su andadura. Conversé largo y tendido con él en el Gran Hotel, le hice una entrevista extensa que apareció en El Bosque y un artículo de fondo. En aquella ocasión, con Luis Alegre y Ramón Acín, le hicimos de anfitriones y paseamos por distintos lugares; acababa de publicar El Evangelio según Jesucristo, con la polvareda que había levantado, y paseamos por el entorno de La Seo y el Pilar. Pilar y él se hospedaron en el Gran Hotel; de noche, vino José Antonio Labordeta, al que Pilar, una dinámica y alegre periodista entonces, admiraba mucho. Saramago se retiró pronto, cansado. A la mañana siguiente tenía charlas y conferencias. Recuerdo que entonces preparaba una ópera sobre el personaje de Blimunda: estuvimos en el Museo Camón Aznar, todo le interesaba y se llevó un montón de libros sobre pintores y escultores del siglo XVII. Recuerdo que luego traduje varios textos de O ano de 1993 para la revista Turia, algún tiempo antes que Ángel Pampano hiciera su espléndida versión. Veo que el Nobel portugués acaba de concluir su última novela, y aquí traigo esta crónica que la agencia EFE ha distribuido por un montón de periódicos de todo el mundo.]

 

Crónica de Lola Cintado. EFE. El texto se ha actualizado hoy martes.

José Saramago acaba de terminar su nuevo libro. Se llama "El viaje del elefante" y cuenta una historia real, el viaje épico de un elefante asiático llamado Salomón, que en el siglo XVI viajó de Lisboa a Viena.

"Por muito incongruente que possa parecer..." (Por muy incongruente que pueda parecer...) son las primeras palabras de "El viaje del elefante", una idea que arrastra Saramago desde hace más de diez años, cuando viajó a Austria y por casualidad, entró en un restaurante de Salzburgo llamado "El elefante".

El Premio Nobel de Literatura ha respondido las preguntas de Efe a través del correo electrónico desde su casa de Lanzarote, donde ha terminado su libro, muy recuperado ya de una enfermedad respiratoria que hizo temer por su vida. Más de una vez pensó que no llegaría a terminar esta obra, de alrededor de 240 páginas que llegará en otoño a los lectores de habla española, portuguesa y catalana.

"Este cuento, prefiero llamarlo así mejor que novela, es lo que siempre pensé que debería ser. La enfermedad no ha cambiado nada", escribe Saramago, quien subraya que no quiere dramatizar "la situación del autor frustrado por algo más fuerte que su propia voluntad. Yo escribí mis tres últimos libros en la más deplorable situación de salud, nada propicia para sentimientos de alegría. Prefiero decir: si tienes que escribir, escribirás", agrega, tan severo como siempre. El proceso de escritura se vio irremediablemente interrumpido por su dolencia, y oyéndole relatar sus sensaciones cuando estaba al borde de la muerte muchos recordaron al violonchelista que protagoniza su novela "Intermitencias de la muerte", aunque él cree que la realidad no imitó a la ficción que el mismo había creado.

"’Las intermitencias de la muerte’ es una novela llena de humor e ironía, no recuerdo haber asumido la amenaza que acecha a mi violonchelista. Es cierto que ya estaba enfermo, pero logré levantar una valla entre el yo que escribía y el yo que sufría", recuerda Saramago.

Y es que el escritor portugués no sólo levanta muros entre su literatura y su vida, sino que es capaz de aislarse de todo lo que le rodea, hasta el punto de escribir en su ordenador portátil mientras en el sofá del salón varias personas mantienen una conversación.

El lo cuenta así: "Recuerdo que parte de la novela ’Todos los nombres’ la escribí con obras en casa. Mientras los albañiles hacían su ruidoso trabajo y contaban chistes unos a los otros, yo, en la habitación al lado, separados sólo por un plástico que hacía de puerta, seguía construyendo las peripecias de mi personaje don José. Nunca los mandé callar. Ellos estaban en lo suyo, yo estaba en lo mío".

Según escribe su traductora y esposa, Pilar del Río, en la web de la Fundación José Saramago, "El viaje del elefante" es un libro coral donde entran y salen personajes que figuran en los manuales de historia junto a personajes anónimos, "gente con la que los miembros de la caravana se van cruzando y con la que comparten perplejidades, esfuerzos o la armoniosa alegría de un techo".

Agrega la traductora, que también es presidenta de la Fundación Saramago, que "la compasión solidaria atraviesa la obra, la distingue y la significa". Y la ironía, el sarcasmo y el humor que el escritor emplea "para salvarse a sí mismo y para que el lector pueda penetrar el laberinto de humanidades en conflicto sin tener que abjurar de su condición indagadora de humano y de lector".

Si contiene alguna parábola es algo que han de decir los lectores, aunque sí desvela el autor que en este nuevo libro no hay personajes femeninos de la fuerza y el carácter de la Blimunda de "Memorial del convento" o la mujer del médico de "Ensayo sobre la ceguera".

El punto final a "El viaje del elefante" se lo puso este fin de semana y ahora está "en la resaca", tiempo que aprovecha para leer "Diario de un mal año" de Coetzee, otro Nobel. E inmediatamente antes, mientras escribía lo suyo, leyó "Cuando ya no importe", de Juan Carlos Onetti.

En el blog del escritor (http://blog2.josesaramago.org) se puede leer desde hoy un fragmento de su nueva obra.

 

 

NOTA DE PILAR DEL RÍO

 

Su esposa y traductora, Pilar del Río, sevillana, escribe este texto en portugués en el blog del Premio Nobel de Azinhaga, el autor de libros inolvidables como Memorial del convento o El año de la muerte de Ricardo Reis.

 

 

 

José Saramago terminou um novo livro. Chama-se A viagem do elefante.



Queridas amigas, queridos amigos,


Escrevê-lo não foi um passeio ao campo: Saramago lançou-se a esta tarefa quando estava incubando uma doença que tardou meses a deixar-se identificar e que acabou por manifestar-se com uma virulência tal que nos fez temer pela sua vida. Ele próprio, no hospital, chegou a duvidar que pudesse terminar o livro. Não obstante, sete meses depois, Saramago, restabelecido e com novas energias, pôs o ponto final numa narração que a ele não lhe parece romance, mas conto, o qual descreve a viagem, ao mesmo tempo épica, prosaica e jovial, de um elefante asiático chamado Salomão, que, no século XVI, por alguns caprichos reais e absurdos desígnios teve de percorrer mais de metade da Europa.


A viagem do elefante é um livro coral onde as personagens entram, saem e se renovam de acordo com as peculiares exigências narrativas que o autor se impôs e lhes impôs. O elefante e o seu cornaca têm nome, como outras personagens que figuram nos manuais de história, embora apareçam também pessoas anónimas, gente com quem os membros da caravana se vão cruzando e com quem partilham perplexidades, esforços, ou a harmoniosa alegria de um tecto depois de tantas noites dormidas à intempérie.
Apesar de não se tratar de um livro volumoso, andará pelas 240 páginas, poderemos reconhecer nelas a imaginação de Saramago, a compaixão solidária, esse sentimento que, sendo expressado literariamente, é sobretudo humano. Ele atravessa toda a obra, distingue-a e significa-a. Encontraremos igualmente o humor que o escritor emprega para salvar-se a si mesmo e para que o leitor possa penetrar no labirinto de humanidades em conflito sem ter de abjurar da sua condição indagadora de humano e leitor. Como sempre, encontrar-nos-emos com a ironia, o sarcasmo, a beleza em estado puro, a responsabilidade de escrever, a felicidade de ter escrito.
Saramago oferece-nos um novo livro. Que não é um livro histórico, embora trate de algo que está na história, ou, para ser mais rigoroso, na pequena história, embora intervenham personagens que tiveram vida real e que agora voltam a ter nova ocasião ao pôr-se a conviver com outras procedentes da imaginação do escritor e, todos juntos, habitar as mesmas páginas, ainda que nem sempre as mesmas peripécias. Quando lerdes o livro sabereis a que me refiro. A viagem do elefante está pontuado de acordo com as regras de Saramago, os diálogos intercalam-se na narração, um todo que o leitor tem de organizar de acordo com a sua própria respiração. O leitor, esse ser fundamental que Saramago considera e respeita e a quem continuamente interpela, seja adiantando-lhe consequências de certos actos ou recordando-lhe outros, implicando-o no texto, porque escrever, como ler, não são acções inocentes, são tentativas para forçar a inteligência a ir um pouco mais longe, mais além de Viena, de Valladolid ou de Lisboa, mais além do que éramos ao acordar de manhã e encontrar-nos com mais um dia pela frente.
Queridas amigas, queridos amigos, com estas linhas apenas pretendi dar a notícia de que vamos ter um novo livro de Saramago para incorporar na nossa vida de leitores. Não vos decepcionará, pelo contrário, ireis lê-lo, estou certa, com a mesma emoção com que foi escrito e sobrevooa cada linha, cada palavra. Não é um livro mais, é o livro que estávamos esperando e que chegou a bom porto, o leitor. Salomão, o elefante, não teve tanta sorte, mas disso não falarei, aguardemos o Outono, e então sim: aí, em vários idiomas simultaneamente, poderemos comentar páginas, aventuras, desenlaces. Os materiais da ficção, que são também os da vida.
A todos, um abraço e felicidades.

 

Pilar del Río

1 comentario

Magda -

Después de unos días que me tuvieron recluida, aquí ando de nuevo, leyéndote.

No soy admiradora de la obra de Saramago, pero la experiencia de tratarlo y entrevistarlo debió de ser muy grata. Habrá que leer "El viaje del elefante".